¿Es la adicción al sexo una enfermedad real --o solo una excusa por el mal comportamiento?

La comunidad de psicoterapia no está de acuerdo en una respuesta --aun cuando recientemente una oleada de conocidos machos alfa ha salido a buscar tratamiento por su mala conducta sexual.

Para los hombres y mujeres cuyo comportamiento sexual está fuera de control, puede haber algo de consuelo en consultar a un terapeuta con el fin de obtener un diagnóstico, y comprender que hay formas de lidiar con sus acciones. Estas personas, y aquellos a quienes lastimaron, tienen muchas preguntas complicadas: ¿Cuánto es demasiado? ¿Cuándo se convierte en un problema la preocupación por el sexo? ¿Por qué una persona hace esto?

Sin embargo, muchos expertos en salud mental dicen que considerar patológico esta conducta se reduce a evitar las causas subyacentes.

La adicción al sexo no se reconoce como un trastorno en Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, que es utilizado por los profesionales de la salud mental para diagnosticar los trastornos. Los psiquiatras que trabajaron en la versión más reciente del manual, publicada en 2013, dicen que no había suficiente evidencia científica como para decir si la conducta sexual fuera de control cambia el cerebro de la misma manera en que se ha demostrado que lo hace la adicción a los estupefacientes y el alcohol.

Muchos terapeutas también creen que existe el peligro de etiquetar a alguien como adicto al sexo porque esa persona no haya encontrado el tratamiento adecuado. Esa proclama también se puede usar para excusar el comportamiento que es egoísta y evitable --o para intimidar a alguien, como cuando una esposa descubre que su esposo lo engaña y lo acusa de estar enfermo. "El hecho de que alguien sea infiel o vea pornografía no significa que sea un adicto al sexo”, dijo Paul Hokemeyer, terapeuta matrimonial y familiar que trabaja en Nueva York y Telluride, Colorado.

Sin embargo, en las últimas décadas, el término adicción al sexo ha tomado vida propia, al estar surgiendo una gran industria para tratarla, desde centros de tratamiento residenciales de alta gama hasta programas de 12 pasos, como Sexaholics Anonymous. Los expertos en este campo, que a menudo son especialistas en adicciones y no terapeutas sexuales, creen que la adicción sexual es una enfermedad cerebral, en la que ocurren cambios químicos similares a los experimentados por los que abusan de las sustancias.

En lo que todos parecen estar de acuerdo es en que el comportamiento sexual problemático --lo que los terapeutas sexuales denominan sexualidad compulsiva o hipersexualidad-- es obsesivo, gratificante y castigador, como una adicción. Éste también persiste aun cuando afecte el funcionamiento, las relaciones y la salud de la persona. Piense en el hombre que no puede dejar de ver pornografía, incluso en el trabajo, y es despedido, o que visita prostitutas varias veces a la semana y no usa condón. (No hay estadísticas confiables sobre cuántas personas se comportan de manera sexualmente compulsiva, pero los terapeutas dicen que la mayoría son hombres).

Los terapeutas sexuales creen que el comportamiento sexual problemático tiene muchas causas subyacentes (y a menudo es una combinación de varias). Podría ser el síntoma de una enfermedad mental, como el trastorno bipolar, la ansiedad o el trastorno obsesivo compulsivo. O podría surgir de problemas de la personalidad, como un impulso para buscar riesgos. Una persona puede tener un trauma no resuelto de la infancia. También podría estar abordando la soledad o la falta de comunicación. “Los problemas que surgen pueden incluir: ‘Me siento impotente’. ‘Ya no me siento atractivo’. 'No me siento atraído por mi compañero(a)’. ‘No me siento como un verdadero hombre’”, dijo Marty Klein, un terapeuta matrimonial y familiar, y terapeuta sexual certificado en Palo Alto, California, y autor del libro “Inteligencia sexual”.

No hay un tratamiento estándar. Sin embargo, cualquier terapia debe comenzar con la evaluación integral del historial de dicho comportamiento (¿qué es, cuánto tiempo ha estado sucediendo y cuáles son los desencadenantes emocionales?), la salud mental de la persona (¿hay algún trastorno que genere ese comportamiento?) y lo que está sucediendo en su relación primaria. “La sexualidad humana es muy complicada”, dijo James Olsen, un consejero de salud mental que dirige una clínica en Bellevue, Washington, y que se especializa en el tratamiento de conductas sexuales problemáticas. “Se necesita examinar todo lo que está sucediendo”.

Un programa de tratamiento debe incluir terapia para cualquier problema subyacente de salud mental, como ansiedad o depresión, así como también ayuda para crear nuevas estrategias de comportamiento. (Por ejemplo, si el problema es ver pornografía de manera excesiva, un comienzo puede ser mover la computadora a la sala de estar o bloquear ciertas aplicaciones en el teléfono). Los grupos de apoyo pueden ser útiles, ya que ayudan a las personas a desarrollar la intimidad y darse cuenta que otros sufren problemas similares. Además, los programas de 12 pasos también ayudan a muchas personas por la misma razón.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 11/01/2018