Cuando Kären Haley se acerca furtivamente a su esposo en el bar, ella pide la cuenta de inmediato y verifica el tiempo que les resta mentalmente. No tienen tiempo para bromear sin fin, o disfrutar el postre y ni siquiera para hacer una parada en el tocador. Cada quien tiene que tomar su propio camino --ella a la guardería y al kínder, y el otro a la primaria-- a recoger a sus tres hijos a las 6:00 p.m.

“Tenemos tiempo para una cerveza y 30 minutos de conversación”, dijo Haley, de 39 años, una ejecutiva de una organización de beneficencia de Indianapolis. “El tiempo transcurre de manera inexorable”.

Las mini-citas son el primo más práctico de las salidas de sábado por la noche. Pero con un horario más creativo, la cita rápida ayuda a los padres a aprovechar al máximo cuando los hijos están en la escuela o en las actividades posteriores a la escuela sin necesitar que pagar extra por una cita nocturna.

Muchas de estas citas duran una hora o menos, una que otra bebida y son los suficientemente cortas como para incluir en un día de trabajo completo. Los horarios laborales flexibles y los restaurantes que abren temprano han simplificado probar este tipo de hora feliz alternativa posterior al trabajo, dijeron algunos padres.

 “Ya no salimos por las noches”, dijo Hjeidi Hageman, de 38 años, propietaria de una firma de relaciones públicas de Chicago. “Todo lo que necesitamos es un coctel y un bocadillo”.

Para Hageman y Tre Peckat, una mini-cita típica incluye una bebida y unos tacos cerca de su casa. Sin familia cercana, se sienten afortunados de tener una pareja que pueda trabajar hasta las 5:30 o 6:00 p.m. para poder tener un tiempo a solas.

Pasan la mayoría de los fines de semana cenando con su bebé o cocinando en casa. Desde que tuvieron a su hijo hace nueve meses, han trabajado para darle un nombre a las reuniones que han planeado esporádicamente cada mes: “Podríamos [llamarlas] una rapidita, pero obviamente de una manera muy cortés”, dijo Hageman.

En algunos casos, pequeños periodos de conversación pueden ayudar a evitar conflictos. Tener una cita de una hora deja menos tiempo para hablar de asuntos mundanos del hogar o de la crianza de los hijos, dijo Colin Freund, un ejecutivo de biotecnología en Hoboken, N.J. Va a citas mensuales con su esposa, Jennifer Hill. “Cuando salimos a una gran cita, la conversación se convierte en asuntos administrativos", dijo Freund. Durante una mini cita, “la conversación se vuelve un poco más espontánea”.

En los días que ambos están en la ciudad, Jennifer Hill, que con frecuencia viaja a Milwaukee, y Colin Freund, que viaja a Ámsterdam, terminan su día temprano para incluir una cita breve en su día. Programan las fechas a mediodía mediante mensajes de texto o trabajo desde el mismo espacio de oficina, por lo que es más fácil conectarse al final del día. Para Jennifer Hill, la mejor ventaja de ir a un bar cercano es regresar antes de la hora de acostarse y bañar a su hijo, de tres años, y su hija, de cinco. “No hay sentido de culpa”, dijo.

Las reuniones breves también permiten a los padres de varios niños mayores regresar a las citas después de años. “Estamos tratando de robar estos pequeños momentos siempre que podemos", dijo Steve Cook, un ejecutivo de negocios de un restaurante que tiene cuatro hijos, de cinco a 10 años. “Realmente no salimos de casa, pero ahora estamos empezando a salir un poco más”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 07/06/2018