Por años, muchos han sugerido que los procesos electorales podrían beneficiarse de las nuevas tecnologías digitales a fin de hacer más fácil el acto de votar.

Muchos creen que con el advenimiento de internet, los electores podrían incluso sufragar desde cualquier lugar, lo que acercaría esa acción democrática al elector.

Claro que para muchos, no existen aún niveles de confianza suficientes como para poder trasladar el proceso de depositar la boleta en una urna de manera física a un voto cibernético.

Esto incluso es visto en los países en los que su población desconfía en las instituciones como algo demasiado arriesgado.

Las noticias frecuentes de hackeos, aquí y en el exterior a empresas, organizaciones gubernamentales o no gubernamentales e instituciones financieras generan dudas sobre si los procesos electorales no estarían más expuestos a fraudes bajo la tecnología digital que bajo los procesos mecánicos, físicos y presenciales actuales.

Es aquí donde entra Blockchain.

Para quienes conocen esta nueva tecnología, que por su configuración hace casi impenetrable o imposible de manipular los procesos para los que se utiliza, la digitalización electoral con ella podría estar más cerca que nunca.

Con los bloques de información digital que genera Blockchain, podría casi asegurarse que la identidad del elector que usara este método para votar y hasta su forma de voto estaría garantizada en casi 100%.

 “Cada bloque va ligado con otro a través de un número de identidad único que se transfiere de un elemento a otro; de tal manera que se puede tener la trazabilidad de esta cadena desde su inicio hasta el último bloque, esto da mucha transparencia y tranquilidad de que [la información] está generada de manera segura y que no hay un tema de vulnerabilidad a través de este proceso de generación”, dijo Carlos Mejía, director comercial de Ofi, una empresa especializada en Blockchain, en una entrevista que puede ver dando clic aquí.

Mejía así es uno de quienes hoy proponen el uso de esta tecnología para los procesos electorales, si bien tal vez no para recabar el voto mismo del elector en un inicio, sí para el traslado y almacenamiento de la información que se genera en las casillas electorales.

“Creemos que puede apoyar el proceso electoral, principalmente en la seguridad y transmisión de información y en evitar que haya modificaciones o alteraciones a la información en los diferentes momentos del proceso electoral”, agregó.

De acuerdo con Mejía, hay tres momentos en los que esta tecnología podría usarse en el proceso electoral.

El primero y más fácil de implementar, es al cierre de la elección en el momento en que las casillas envían la información de los votos al Programa de Resultados Electorales Preliminares de México (PREP), o el sistema computacional de la autoridad electoral para ir recabando la información del día de la votación.

Para él, la transferencia de esa información a través de Blockchain, garantizaría que los datos enviados serían iguales desde su origen hasta su recepción por el sistema, sin poder sufrir alteración alguna.

“Al final el PREP tendría toda la información garantizada y resguardada” sin duda en que el paquete haya sido alterado, dijo Mejía, agregando que el uso del Blockchain para este propósito podría quedar listo en dos años.

Mejía incluso sugiere poner primero a prueba este uso del Blockchain en una elección local a fin de conocer su operatividad y comprobar sus resultados antes de proceder a utilizarla en una contienda electoral nacional.

El segundo momento sería una urna electrónica en las casillas electorales.

En este caso, cada boleta electoral sería generada en esas casillas como un bloque y la información contenida sería el sufragio de un ciudadano vinculado a ese bloque único y asignado a cada elector.

De acuerdo con Carlos la creación de urnas electrónicas con Blockchain podría tardar unos cuatro años.

Finalmente, el tercer y último momento sería el registro en el sistema de la identidad misma de cada ciudadano. Hoy, cada elector o cada ciudadano cuenta con una cantidad amplia de documentos --licencia de manejar, credencial electoral, certificado de nacimiento, etcétera--.

Con Blockchain, cada ciudadano podría tener un registro único que se iría actualizando y certificando con cada uno de estos elementos. Ese registro podría imprimirse en una tarjeta con un código QR, que es una evolución del código de barras para identificar productos, procesos o individuos y cuya función es almacenar información en una matriz de puntos universal legible por cualquier computadora equipada con un lector.

Con este código QR el ciudadano tendría una referencia de su identidad oficial completa y podría utilizarla en las diferentes dependencias gubernamentales, incluso en una casilla electoral.

Este último paso sería el que, de acuerdo a Mejía, tomaría más tiempo para usarse en un proceso electoral. El tiempo estimado para hacer uso del Blockchain a este nivel es de una década o más.

Hasta ahora, pocos países son los que han comenzado a usar Blockchain en sus procesos electorales, o como tecnología para almacenar la información de sus ciudadanos.

Sin embargo, dos naciones que ya hacen un uso extensivo de esta nueva tecnología son Estonia, en Europa, y Sierra Leona, en África.

En Estonia, a través de su iniciativa e-Estonia, 99% de los servicios del Estado están disponibles en línea las 24 horas del día, los 7 días de la semana, ayudando a que sus ciudadanos se ahorren en promedio cinco días hábiles al año en sus trámites estatales, por ejemplo: la declaración anual lleva tres minutos y el historial médico de cada quién está disponible en línea gracias a Blockchain.

En el caso de, Sierra Leon, esta nación realizó hace poco un proceso electoral en el que 70% de la contabilidad de los votos se realizó usando Blockchain.

Tal vez México pueda seguir el ejemplo de estas dos naciones y así el Instituto Nacional Electoral (INE), la entidad encargada de realizar las elecciones en el país, pueda, más pronto que tarde, comenzar al menos a investigar el uso de la tecnología Blockchain para las próximas elecciones estatales.

 


Fecha de publicación: 18/06/2018