Todos los sabemos a saciedad, o por lo menos lo creemos, que las personas confían demasiado en sus propias capacidades. De hecho, la investigación psicológica ha encontrado consistentemente que las personas tienen una autoevaluación demasiado alta cuando se trata de rasgos que consideran importantes o socialmente deseables.

Todos tendemos a pensar que somos más divertidos, mejores líderes, amigos, conductores e incluso más atractivos de lo que realmente somos. Pero en general, ¿qué piensa la gente acerca de uno de los rasgos más deseables e importantes que una persona puede tener: la inteligencia?

La afirmación de que “la mayoría de la gente piensa que es más inteligente que el promedio” es un cliché de la psicología popular, pero la evidencia científica de esto es sorprendentemente escasa. La mayoría de las investigaciones en esta área se han realizado con pequeñas muestras de personas o solo con estudiantes de secundaria, preparatoria o universitarios. El estudio más reciente que encuestó una muestra representativa de adultos estadounidenses sobre el tema fue publicado en 1965.

 

¿La gente piensa que es más inteligente que el promedio?

Nos propusimos obtener una respuesta. Trabajando con nuestro colega Daniel Simons, llevamos a cabo dos encuestas: una utilizando los métodos tradicionales de encuesta telefónica, la otra utilizando voluntarios de investigación en internet.

En total, le preguntamos a una muestra representativa combinada de dos mil 821 estadounidenses si estaban de acuerdo o en desacuerdo con la simple afirmación “Soy más inteligente que la persona promedio”. Nuestros resultados fueron publicados en la última edición de la revista PLOS One.

Descubrimos que 65% estuvo de acuerdo en que son más inteligentes que el promedio. Hubo poca diferencia entre el teléfono y la muestra de internet. Solo 23% de los encuestados no estuvo de acuerdo con que estaban por encima del promedio, y 12% restante informó que no sabían o no estaban seguros. Nuestra muestra de estadounidenses no solo confiaba demasiado en su inteligencia, sino que también tenían pocas dudas sobre su posición en relación con los demás.

Descubrimos que más de 50% de cada subgrupo de personas --jóvenes y viejos, blancos y no blancos, hombres y mujeres-- estuvo de acuerdo en que era más inteligente que el promedio. Tal vez, como era de esperar, más hombres exhibieron un exceso de confianza (71% dijo que era más inteligente que el promedio) que las mujeres (solo 59% estuvo de acuerdo).

En nuestro estudio, la confianza aumentó con la educación: 73% de las personas con un título de posgrado coincidieron en ser más inteligentes que el promedio, en comparación con 71% de los graduados universitarios, 62% de las personas con experiencia universitaria y solo 52% de las personas que nunca asistió a la universidad.

Estas son autoevaluaciones reales. Las personas que completan una educación más formal tienden a ser más inteligentes que las que no lo hacen. Después de todo, aquellos que son menos inteligentes tienen menos probabilidades de obtener títulos avanzados, por lo que recibir más educación en realidad aumenta la inteligencia de las personas.

¿En qué pensaron nuestros participantes cuando se compararon con “la persona promedio”? La palabra “promedio” tiene varias definiciones matemáticas. Puede referirse a la media (en este caso, el resultado de sumar “el cociente intelectual” de todos y dividir el resultado entre el número total de personas), la mediana (el valor de la “inteligencia” justo en el medio, donde exactamente la mitad de las personas puntúan más alto y la otra mitad puntúa más bajo) o la moda (el valor más común).

Las pruebas de cociente intelectual están diseñadas para que la media, la mediana y la moda sean esencialmente las mismas, por lo que no hay forma de que dos tercios de las personas puedan estar por arriba del promedio.

La conclusión más simple y plausible de nuestro estudio es que la mayoría de las personas realmente piensan que son bastante inteligentes. ¿Significa esto que son irracionales sobre su propia inteligencia? No necesariamente. El exceso de confianza tiene desventajas definidas: está relacionado con la toma de riesgos injustificada y malas decisiones de inversión, y aunque la arrogancia puede impresionar al principio, ésta disminuye rápidamente.

Pero expresar confianza también puede implicar beneficios, incluso si esa confianza a veces no está bien fundamentada. Se considera que las personas seguras son más competentes y que tienen un mayor estatus social que las personas humildes.

Además, la creencia de que uno es realmente capaz de manejar una gran corporación, salvar vidas en una sala de emergencias o liderar tropas en una batalla podría ser un elemento vital del liderazgo decisivo y carismático.

La manera más confiable de convencer a otras personas de que eres brillante probablemente comience con creerlo sinceramente. Nuestro estudio muestra que muchas personas piensan que son más inteligentes de lo que realmente son, pero bien pudieran no ser estúpido pensar eso.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 07/08/2018