No hay manera de olvidar al ‘Papillon’ de 1973, incluso durante los momentos más álgidos  de la ambiciosa cinta del director Michael Noer, protagonizada por Charlie Hunnam (‘Sons of anarchy’) y Rami Malek (‘Mr. Robot’), donde hizo todo lo posible por distanciarse de la célebre película original.

Sí, la nueva película, que se estrena este fin de semana en los cines de México, retoma la historia del convicto e incorregible escapista francés Henri Charrière, autor de sus memorias, aunque de manera brutal, áspera y naturalista. Y a pesar de sus virtudes, ya que tiene varias, en lo que más destaca es en revelar el estrecho vínculo que llegamos a tener con ciertas estrellas de cine.

Steve McQueen, el Papillon original (como se conocía a Charrière, gracias a su tatuaje de mariposa), fue uno de los últimos integrantes de una especie que mereció ser objeto de culto en el Hollywood clásico, un ícono de la sobria actuación e intérprete que disfrutaba de un inefable carisma en la pantalla de plata que se traducía en una relación íntima con el público --y todo en esta broma llamada cinematografía. Con Cary Grant sucedía mismo y ahora también sucede con George Clooney.

McQueen fue lo más alejado a un actor del Método (la escuela actoral fundada por Konstantín Stanislavski). De hecho, ni siquiera fue considerado un gran actor --sus esfuerzos por obtener la celebridad a medida que envejecía, con proyectos como ‘An enemy of the people’ fueron rechazados con gentileza. (McQueen murió a los 50 años, en 1980).

Pero su particular talento que lo llevó al estrellato nos permitió disfrutar algo como ‘Papillon’, con toda su crudeza y violencia, sus constantes reveses de fortuna y la injusticia como eje del todo.

“Bienvenido a la colonia penal de la Guayana Francesa”, divaga de forma memorable el guardián que le da la bienvenida, “de quien eres prisionero, y de la que no hay escapatoria”. Con McQueen, el público sabía que esto no era una condena, sino un desafío. Y esto en parte por su destacada actuación en ‘The Great Escape’ (El Gran Escape de 1963).

No se puede decir lo mismo de la versión de ‘Papillon’ al estilo Noer, que es una película mucho más íntima, dramática y visual, y en la que el destino de sus prisioneros es genuinamente grotesco, e incluso raya en lo dantesco.

Hunnam interpreta a Papillon con cierta intensidad y arrogancia, pero su motivación es en gran parte impenetrable. Eso es una pérdida: según narra la historia, Papillon es un ladrón que es responsabilizado de cometer un asesinato que no cometió en París y que, de acuerdo con el sistema de justicia penal francés de 1933, es enviado con cientos de convictos más a la infame prisión sudamericana de su país, donde los reclusos eran forzados a pasar años como colonos mientras eran juzgados y sentenciados por sus crímenes.

Papillon se niega a aceptar esa culpabilidad, el encarcelamiento o el exilio: desde el momento en que se embarca hacia el Atlántico sur él está decidido a escapar, y su insaciable deseo de liberarse ha sido el tema de la historia desde que Charrière publicó su libro en 1969. Hunnam, sin embargo, hace inaccesible esa pulsión.

Su Papillon tiene la suerte de ser compañero de travesía del falsificador Louis Dega (Malek), cuya vida salva Papillon y cuyo dinero real sufraga sus diversos planes de escape. Malek realiza una actuación excéntrica, pero no hará que nadie olvide a Dustin Hoffman, cuyo Dega original era una cobarde entrañable, un fatalista y como tal, una obra maestra.

El ‘Papillon’ de 1973 fue una epopeya, el final de una era épica. La barbarie de los carceleros fue en gran parte caricaturesca, una sugerencia de crueldad más que algo más gráfico.

Aquí, Noer le apuesta al realismo, y el horror es, ciertamente, mucho más real, pero mucho menos subyugante.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

Copyright © 2018 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 25/09/2018