La noción radical de la notable cinta ‘First Man’ de Damien Chazelle es la siguiente: narrar la historia de la aventura más audaz realizada por la humanidad hasta la fecha, la misión Apollo 11 que llegó a la Luna hace casi medio siglo, pero hacerlo con un héroe taciturno y emocionalmente cerrado, Neil Armstrong, el primer hombre en caminar sobre la superficie lunar.

Además de prestarle mucha atención al estado mental y espiritual de este hombre, así como al éxito espectacular de la misión; así que la historia trata por igual de lo que significa ser un ser humano de carne y hueso como el caminar por la Tierra.

La película, que fue adaptada por Josh Singer de un libro de James R. Hansen, está protagonizada por Ryan Gosling como Armstrong. Es una combinación ideal: un actor intensamente reservado que interpreta a un solucionador de problemas muy enfocado que es, antes y después de todo, un ingeniero. (Para Armstrong, la palabra “pulcro” es un elogio extravagante; él la usa para describir la física de la propulsión de cohetes.)

Los astronautas a menudo han sido lacónicos en la pantalla --Dave Bowman interpretado por Keir Dullea en “2001: A Space Odyssey” (2001: Odisea del espacio); Jim Lovell caracterizado por Tom Hanks en “Apollo 13” -- empero, este retrato encuentra humor en la sintaxis y angustia de Armstrong detrás de su inmutable fachada: la pérdida inconsolable de una hija de dos años, Karen, por complicaciones del cáncer (¿siempre fue reservado él o se ensimismó debido a la muerte de Karen?); su dolorosa incapacidad para ofrendarles a sus dos hijos pequeños un adiós sincero antes de salir de casa para participar en la histórica misión lunar. (“¿Alguien tiene alguna otra pregunta?”, les dice a sus hijos, como si estuviera en una conferencia de prensa.)

Por muy introvertido que pueda ser el héroe, la película a su alrededor se exterioriza emocionantemente, por no decir que avanza de manera incesante y asciende a las alturas de manera implacable. Por un tiempo, es difícil reconciliar ‘First Man’ con el hedonismo hasta cierto punto vanal del canto y baile de la película anterior de Chazelle, ‘La La Land’, sin embargo un director dotado lo puede todo, sea cual sea el material en turno. Lo mismo se aplica al escritor, Singer, cuyos dos guiones anteriores fueron para los célebres dramas periodísticos ‘Spotlight’ y ‘The Post’.

La acción comienza en 1961, ocho años antes del despegue del Apolo 11, con una impresionante escena: Armstrong, como piloto de pruebas, luchando por controlar su descenso de la ionosfera en un jet X-15 propulsado por un cohete después de salir, sin querer y casi catastróficamente, de la atmósfera terrestre. Existe un concepto que intriga inconmensurablemente --no solo abandonar la atmósfera sino, como señala Armstrong-- la delgadez y fragilidad de la capa atmosférica que permite prosperar la vida terrestre.

First Man’ cubre una gran cantidad de temas: la agobiante sucesión de fracasos, catástrofes y casi catástrofes que llevaron al alunizaje; la oposición doméstica al costo del programa; la competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética que convirtió una empresa científica que tenía una gran connotación política en una contienda por ganarse el prestigio internacional.

Los cineastas han sido criticados por no describir la colocación del lábaro patrio estadounidense sobre la superficie lunar, aunque la bandera es visible en una toma posterior. Una vez que se ve la película, uno entiende esa decisión en el contexto de una saga de un logro inconmensurable del ser humano que trasciende cualquier triunfo nacional. “Para la humanidad”, dijo Armstrong durante el gigantesco salto; la película se niega a contradecirlo, sin dejar duda alguna de que fueron los estadounidenses quienes lo lograron.

El costo del programa espacial no fue solamente fiscal; el precio que pagan las familias de los astronautas se dramatiza vívidamente. Claire Foy interpreta a la esposa de Armstrong, Janet, con una encantadora subestimación; Janet adora a su esposo, pero teme por él, y se desespera de llevar la vida normal a la que se inscribió cuando se casó con un ingeniero ostensiblemente estable.

First Man’, que fue filmada por Linus Sandgren, le hace justicia al clímax de la misión, desde el poder sobrenatural del lanzamiento (no puedo resistirme a decir que estuve en Cabo Cañaveral, sentado en el pasto cerca de la laguna cuando despegó el cohete), el precario alunizaje y las cuatro pisadas de bota que dejamos en la superficie lunar como huella indeleble en el tachonado satélite de nuestro planeta.

El paisaje lunar, representado principalmente en blanco y negro, aunque con relucientes reflejos de bronce en los visores de los astronautas, es un espectáculo totalmente conmovedor gracias a la pantalla grande, y de ser posible debería verse en IMAX.

En éste no hay árboles, ni hierba, ni suavidad ni dulzura, solo dos astronautas que viven en peligro constante pero vivos, contra toda probabilidad incalculable, aun cuando destinados a la gloria a su regreso a la Tierra.

La mayoría de las películas tienen como objetivo el permitirnos pasar por alto nuestra coyuntura existencial, aunque sólo sea por un momento. Ésta también lo hace, pero a extremos que rallan en lo majestuoso.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Eduardo García    

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Fecha de publicación: 06/11/2018