En su futuro bien podría no sólo estar su teléfono inteligente, sino también una parafernalia de dispositivos diversos. Foto de archivo.

Hace doce años, Steve Jobs subió al escenario para presentarle al mundo un nuevo y revolucionario producto: el primer iPhone de Apple.

Ese innovador dispositivo, y los competidores que le siguieron, cambiaron la forma en que se comunicaban las personas, ordenaban la cena y pedían un taxi. El mundo de la tecnología se ha reorientado en torno al teléfono inteligente, sustituyendo a la computadora personal, los reproductores MP3, la cámara digital y los mapas. Además, gracias a eso nació ‘el internet de las cosas’ y la economía móvil.

Hoy en día, parece que la era de la supremacía de los teléfonos inteligentes está empezando a menguar. Los dispositivos no desaparecerán pronto, pero el control draconiano que ejercen en el consumidor está disminuyendo. Una caída en las ventas globales y la falta de nuevos avances exitosos han subrayado una realidad dolorosa para la industria madura: los teléfonos inteligentes ya no parecen tan singularmente inteligentes.

Si bien una vez los teléfonos inteligentes fueron como una fuerza centrípeta que absorbía herramientas de docenas de dispositivos, desde linternas hasta calculadoras y consolas de videojuegos, las funciones ahora están volando de los teléfonos a otros productos que tienen sus propias conexiones inteligentes incrustadas. Los relojes de pulsera ahora pueden enviar mensajes de texto con emojis. Las televisiones pueden hablar y escuchar. Los autoparlantes activados por voz permiten ordenar pañales.

El número de dispositivos “conectados” en uso que pueden reproducir flujos de música, medir kilometraje o descargar aplicaciones se ha más que duplicado a 14 mil 200 millones en los últimos tres años, de acuerdo con el investigador de mercado Gartner. Ese total excluye los teléfonos inteligentes.

Lo que más está cambiando es el estado monolítico del teléfono inteligente como el dispositivo que las compañías de programación y las empresas necesitaban para llegar a los usuarios móviles y para que los consumidores accedan a sus servicios. Ahora el universo se ha expandido a las aplicaciones de voz, centros de información y entretenimiento para automóviles y dispositivos portátiles.

“Puede que incluso necesitemos otra palabra para lo que sea que se convertirá en el teléfono inteligente porque cuando ‘inteligente’ está en todas partes, ese término casi no tiene sentido”, dijo Wayne Lam, analista de la firma de investigación IHS Markit.

Al igual que el arco de la computadora personal, los teléfonos inteligentes, ahora más una necesidad que un derroche lujoso en el mundo moderno, están cayendo en una espiral descendente.

Los dos titanes de la industria, Apple y Samsung Electronics, corren el riesgo de que sus teléfonos de alta gama se conviertan en productos básicos, ya que los rivales chinos Huawei Technologies y Xiaomi son capaces de fabricar dispositivos similares a precios más bajos.

Doce años después del lanzamiento inicial del iPhone, más de la mitad de la población mundial posee un teléfono inteligente. Si bien eso deja a miles de millones de posibles compradores primerizos en países que van desde Indonesia hasta Brasil, estos residen en áreas más pobres y ofrecen menores ganancias.

Mientras tanto, el mercado en países más ricos como Estados Unidos se ha saturado, a medida que las mejoras en los dispositivos se hacen más incrementales y que muchos consumidores han decidido que no necesitan obtener cada una de las nuevas actualizaciones.

Escasamente en 2015, los envíos anuales de teléfonos inteligentes crecieron a un ritmo de dos dígitos. Esos días han terminado: la industria experimentó sus primeros descensos a finales de 2017 y se mantuvo negativa todo el año pasado. Un factor importante fue China, el mercado de teléfonos inteligentes más grande del mundo, donde los envíos anuales cayeron 16%, de acuerdo con datos del gobierno.

A principios de enero, Apple hizo un raro recorte a su pronóstico trimestral de ingresos, citando ventas de iPhone más bajas de lo esperado en China. Samsung lo siguió con una advertencia, diciéndoles a los inversionistas que sus ganancias operativas del cuarto trimestre disminuirían 29%. La compañía surcoreana siente la tensión del teléfono inteligente doblemente, como fabricante de teléfonos móviles y también como proveedor de componentes para muchos rivales, incluido Apple.

El jefe de Apple, Tim Cook, destacó recientemente que el flujo de productos de la empresa es sólido y promocionó el éxito que ha tenido más allá del iPhone, comercializando dispositivos portátiles como los auriculares inalámbricos AirPod y el Apple Watch.

La imagen es diferente en India, donde menos de una de cada cuatro personas posee un teléfono inteligente y su base de usuarios está creciendo más rápido que cualquier otro país. Pero el precio promedio de un teléfono inteligente es de alrededor de 160 dólares, o la mitad de lo que la mayoría del mundo suele gastar, dijo IDC.

En los mercados desarrollados, el uso de teléfonos inteligentes puede estar llegando a sus límites superiores, ya que algunos consumidores se están retirando en medio del reconocimiento de la industria tecnológica de que sus productos pueden ser adictivos, estimular la ansiedad, distraer a los conductores y provocar un fatuo silencio en la mesa familiar.

Apple y Facebook, por ejemplo, han creado sistemas que rastrean el tiempo de pantalla de los usuarios y les notifican cuando han alcanzado los límites predeterminados.

El desafío que enfrentan las empresas de la tecnología, los proveedores de servicios inalámbricos y los fabricantes de dispositivos es la próxima tecnología de cambio en la sociedad.

“Lo que no va a desaparecer es la necesidad de tener un dispositivo que esté constantemente con usted, para controlar su vida a distancia. En este momento, lo llamamos teléfono inteligente”, dijo Jaede Tan, directora regional de App Annie, que rastrea el comportamiento de los teléfonos inteligentes. “¿Se volverá más pequeño, se usará en la muñeca, o será un microcircuito en la parte posterior de su boca? Tal vez. El concepto debe permanecer constante”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

Copyright © 2019 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 18/02/2019