Cold Pursuit’ tiene a Liam Neeson una vez más en modo vengador; es un hecho que él está recapitulando el espíritu de ‘Taken’. El prefacio abre con un epigrama de Oscar Wilde: “Algunas personas causan felicidad a donde van; otras cuando parten”.

Esta comedia de suspenso tiene como meta causar felicidad en el público al mostrar tantos asesinatos estúpidos de gente estúpida, que la risa es la única respuesta. Pero no lo es. La infelicidad también está permitida. La estupidez carece de inteligencia en el departamento de guiones, y la broma, como es, se desvanece y luego se torna amarga.

La historia se desarrolla principalmente en una ciudad nevada cerca de Denver. Eso corresponde, a una latitud más baja, al escenario de la película noruega a partir de la cual se adaptó esta versión --‘En orden de desaparición’, o, en su título original, ‘Kraftidioten’, que significa algo así como “Idiota de campeonato” o “súper idiota”.

Sin embargo, el personaje Nels Coxman interpretado por Neeson no parece un en lo absoluto; eso es parte del problema. Es un hombre serio y decente que maneja la barredora de nieve en la ciudad. “Solo soy el tipo que mantiene abierta una franja de civilización para la gente”, dice en una ceremonia que lo honra como Ciudadano del Año.

Lo que precipita su ola de asesinatos es la pérdida de su único hijo --¿ya le encontró lo gracioso a la historia?-- en un robo de estupefacientes que salió mal. Nels persigue a los responsables, provocando así una guerra local de narcotraficantes entre un cartel dirigido por el psicópata Trevor "Viking" Calcote, interpretado por Tom Bateman, que logra a duras penas provocar algunas risas, y un grupo de pandilleros estadounidensess que se destacan principalmente por su incorrección política.

Por cierto, la incorrección política apenas comienza a describir el comentario sobre la búsqueda de una venganza racial que ha involucrado a Neeson en una controversia recientemente.

Un tipo tras otro muere de manera estridente: Nels es a la vez tanto un tirador experto como un golpeador despiadado. Y como contrapunto a estas muertes, varios matones y sus desagradables mujeres cristalizan sus fantasías de opulencia mientras dispensan bromas ridículas, aunque esto solo sea un ligero relleno entre la matanza episódica, y la teoría de que a medida que aumenta el número de muertes, también lo hará la risa.

 La película, que se convierte en una parodia de una parodia al tomar cierto tono irónico de los hermanos Coen en general y el estilo de ‘Fargo’, en particular, muestra el nombre completo de cada víctima como una especie de título en memoria de. . .  en un trasfondo negro. Eso me recordó el árbol genealógico de los caídos en ‘Kind Hearts and Coronets’ (Corazones gentiles y coronas), la comedia oscura e intemporal en la que Alec Guinness interpreta ocho roles.

Pero, ¿cuál es exactamente la broma? ¿La crueldad desnuda de todo esto? ¿La mentalidad asesina de todo esto? ¿El placer perverso de ver a los malos llegar a extremos realmente malévolos? Tal vez así sea, cuando la comedia es habilidosa y las actuaciones pulidas, pero esto es algo feo que se hizo de torpe manera.

 En un momento escuchamos música clásica en el piso de arriba de la casa de Viking, y su precoz hijo, interpretado de manera muy encantadora por Nicholas Holmes, señala que es Bach: “Siempre se puede decir que es Bach porque es realmente matemático”, dice el niño.

'Cold Pursuit' es realmente aritmética. Múltiples muertes, como dice la fórmula, sumarán grandes números en la taquilla. Eso es casi seguro que suceda, aunque realmente no es un asunto de risa.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 19/02/2019