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La mayoría de las personas pueden recordar el momento en el que su padre intentó ser gracioso y fracasó rotundamente.
Las bromas de papá se definen vagamente como juegos de palabras o frases cursis que pronuncia frente a su descendencia, recibidos a menudo con un coro de exclamaciones y muecas de todo tipo.
¿Pero hay algo en la biología de papá que las convierte en mala comedia una vez que tienen hijos? El doctor Robert Pierce es profesor en University Counseling Center de University of Rochester en Nueva York y psicólogo en la práctica privada que utiliza el humor con sus pacientes (y sus tres hijos). Explica por qué algunos padres recurren a los juegos de palabras y cómo incluso las bromas terribles pueden acercar a un padre con su hijo.
Los beneficios del humor
Los investigadores en psicología se han visto vejados por el humor, ya que la naturaleza misma de poner a personas en un laboratorio y tratar de provocar hilaridad en ellas, bueno, ciertamente no es algo gracioso.
Como la belleza, las personas sencillamente tienden a saber cuándo alguien la posee o no, o cuando algo es cómico. Sin embargo, esto es difícil de definir, y aún más difícil de poner a prueba en condiciones controladas.
El Dr. Pierce encuentra útil el humor la mayor parte del tiempo en su práctica. “Puede proporcionar una perspectiva diferente de la situación imperante, o algo así como ‘todos estamos juntos en esto’”, dijo. “En el momento adecuado, puede dejar en claro algo pero con gentileza”.
Aquellos involucrados en el campo de la psicología positiva concuerdan en que el humor puede ayudar a intimar y a reducir el estrés. Quizás debido a esto, los chistes de papá se han convertido en parte del léxico popular. Miles de videos de YouTube están dedicados expresamente a los padres que intercambian chistes de humor cursi, mismos que tienen millones de visitas.
Twitter tiene muchas actualizaciones y un hashtag dedicado a #dadjokes. (Curiosamente, el equivalente a los “chistes de mamá” es más difícil de encontrar, excepto los malévolos insultos de “#%*& tu madre” que rara vez son pronunciados por mujeres).
El Dr. Pierce dijo: “La investigación limitada sobre el tema sugiere que fomentar el sentido del humor y la alegría durante la crianza también pueden ayudar a los niños a aprender a sobrellevar el trauma cotidiano del crecimiento”.
¡Por qué no, soy una persona divertida!
Aunque los niveles de testosterona varían a medida que envejecen los hombres, el Dr. Pierce no cree que esto tenga que ver con la tendencia de un hombre a importunar a sus hijos con sus pésimos juegos de palabras.
Más bien, acotó, los padres quieren conectarse de maneras que no puedan ser mal interpretadas como de naturaleza sexual o agresiva. “Las bromas de papá tienden a ser tranquilizadoras, no molestas, y son lo suficientemente simples como para que cualquiera, incluso un niño pequeño, pueda entenderlas”, dijo.
En una era en la que muchos padres de Estados Unidos no saben bien qué tanto presionar a sus hijos, un gruñido tonto con una broma de papá puede acercar un poco más a dos generaciones y aligerar el estado de ánimo.
“No quieres contar historias sucias, y quieres ser un buen padre. Y una forma de ser accesible y divertido, es pronunciar juegos de palabras ridículos o frases que parecen insulsas”, dijo el Dr. Pierce. Incluso si la broma provoca un giro de ojos, “todo eso es parte del juego, la familia unida con una broma”, dijo.
Este es tu cerebro en los juegos de palabras
Más allá de hacer que la audiencia se encojan de hombros y, con suerte, llevar a un padre más cerca de su hija de una manera saludable, los juegos de palabras le han dado a los investigadores una visión de como interactúa el lado izquierdo del cerebro con el lado derecho.
Investigadores en un estudio de 2016 publicado en la revista Laterality mostraron que el hemisferio izquierdo del cerebro procesa primero los juegos de palabras, mientras que el lado derecho toma algunos datos para comprender el significado dual.
Los momentos que pasan entre esto provocan un silencio súper incómodo que puede hacer que un padre se sienta incómodo mientras espera que su hijo se retuerzan y gima de gusto. Si todos se ríen, entonces se ha logrado la conexión –y el padre se vea reforzado para repetir estas bromas paternas una y otra vez.
Una nueva investigación, se debe señalar, siguiere que las personas que no pueden dejar hacer juegos de palabras pueden sufrir de una lesión del lóbulo frontal. Lo que puede alentar a los padres a moderar sus juegos de palabras (o al menos pulirse en éstos).
Una relación basada en la risa
El Dr. Pierce cree que el humor constructivo de los chistes de papá puede mejorar muchas situaciones. De acuerdo con el psicólogo, por más vergonzosos que estos puedan ser para el niño, estos forjan sanas y estrechas relaciones entre los padres y sus hijos e hijas.
“Las bromas de papá, que generalmente son juegos de palabras, son la forma más sencilla y fácil de hacer reír”, dijo el Dr. Pierce. “Son inofensivas y nadie se sentirá ofendido”. Y ni siquiera duelen las muecas y gemidos emitidos por la aduencia.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 21/03/2019