22 de ago. (Bloomberg) -- Una epidemia se está apoderando de los turistas chinos que visitan la capital francesa: el síndrome de París.

     Al igual que sus homólogos japoneses, los chinos que visitan por primera vez la Ciudad Luz --alimentados con ilusiones obtenidas de los medios y de películas como 'Un americano en París' o 'Le Fabuleux Destin d'Amélie Poulain'-- llegan esperando ver una pintoresca, próspera y agradable ciudad europea, en la que transitan hombres y mujeres elegantemente vestidos, oliendo a Chanel No 5.

     En su lugar, descubren el otro lado de Paris --estaciones de metro atiborradas, meseros groseros y carteristas con intenciones de robar a los turistas que transportan efectivo-- causándoles un verdadero impacto psicológico.

     "El pueblo chino romantiza Francia, saben acerca de la literatura francesa y las historias de amor francés", dijo Jean-Francois Zhou, presidente de la Asociación China de agencias de viaje en Francia. "Pero algunos de ellos terminan con lágrimas, jurando que nunca van a volver".

     Para Francia, seguir atrayendo turistas chinos, alrededor de un millón visitan París cada año, es clave para revitalizar una economía que se estancó en el segundo trimestre, de acuerdo con las cifras publicadas por la oficina nacional de estadísticas,  Insee. El turismo representó 7.2% del PIB de Francia en 2012, de acuerdo con la cuenta satélite de turismo.

     Ahora, el auge de turistas chinos está comenzando a disminuir, en parte debido a la renuencia a gastar grandes sumas de dinero por temor a enfrentar las políticas anticorrupción del presidente Xi Jinping, y también por la preocupación acerca de la acogida que les espera en París, dijo Zhou.

 

Un viaje decepcionante

Para Jiang He, de 20 años de edad, la decepción llegó rápido. Poco después de aterrizar en la capital francesa, el estudiante de la universidad de Shanghai, quien eligió París como su primer viaje al extranjero el año pasado, se enteró al pisar el aeropuerto de Roissy que el equipaje de un compañero de viaje chino había sido robado.

      Él también se sorprendió al ver las calles de París llenas de colillas de cigarrillos y basura, dijo en una entrevista.

     "Pensé que Europa sería un lugar muy limpio, pero me encontré con que París es bastante sucia y a los franceses no les importa mucho la limpieza", dijo Jiang.

     Aunque menos numerosos que los estadounidenses, 900,000 turistas chinos arribaron a París el año pasado, casi la mitad de los 1.7 millones de visitantes a Francia que llegan desde China, dijo Thomas Deschamps, director de la Oficina de Turismo de París, en una entrevista telefónica. Ese número representó un aumento de 23% en comparación con 2012.

     En lo que va de este año, el crecimiento ha sido de 11% en comparación con el mismo período de 2013.

     "El número de visitantes chinos sigue creciendo, pero no tan rápido como antes", dijo Deschamps.

 

De compras a París

Los turistas chinos también contribuyen a la economía de la ciudad como consumidores. Alrededor de 60% de ellos salió de compras en París en 2012, de acuerdo con un informe de la oficina de turismo de la ciudad, adquiriendo artículos como bolsos de Louis Vuitton, perfumes Chanel y bufandas Hermès.

      En promedio, gastaron 59 euros (79 dólares) por día, un poco más que los 56 euros que gastaron los japoneses y más del doble del promedio general de 26 euros.

     Los turistas chinos suelen ser el objetivo de los carteristas, porque llevan grandes cantidades de dinero en efectivo.

    "A veces, van a tratar de pagar un helado con un billete de 500 euros", dijo Zhou.

     Por lo general, cambian grandes cantidades de yuanes a euros para limitar el costo por el tipo de cambio, el uso de tarjetas de crédito no es tan común en China como en Europa, dijo.

 

'Ciudad romántica'

Los carteristas han sido tan numerosos en París que el año pasado el personal del museo del Louvre estalló una huelga para exigir una mayor presencia policial en el lugar.

     Medios de comunicación chinos informaron que 48 turistas fueron asaltados en mayo, mientras se dirigían a su hotel en un suburbio de París.

     En Francia, el problema salió a la luz por el atraco de un grupo de turistas chinos en Le Bourget, cerca de París, dijo Muriel Sobry, jefa de la policía del distrito 8 de París, que abarca la avenida de los Campos Elíseos.

     "París es una ciudad romántica, pero es ingenuo pensar que está libre de crimen," dijo.

     La seguridad es una de las principales preocupaciones para los turistas chinos. En 2012, París tenía excelentes calificaciones de satisfacción por casi todo, desde la comida, servicios y los eventos culturales. Fracasó en dos aspectos: seguridad y limpieza. Las dos categorías tenían niveles de satisfacción de 58% y 64% respectivamente, de acuerdo con una encuesta realizada por la Oficina de Turismo de París.

 

'Vulnerabilidad' asiática

Hace unos meses, China ofreció enviar algunos elementos de su propia policía a París para ayudar a los turistas, dijo Deschamps. No ocurrió porque las dos partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre reglas con las que operaría la policía china, dijo Sobry.

     Aún así, la ciudad "se ha dado cuenta de que los turistas asiáticos son vulnerables", dijo Deschamps.

     Este verano, París desplegó comisarías móviles en autobuses estacionados cerca de los principales puntos turísticos de la ciudad.

     "En un café, no pongas tu teléfono móvil sobre la mesa" y "evita el uso de joyas caras", son algunos de los consejos dados por la Guía de seguridad de París, que está disponible en chino desde 2013. La página web de la Policía de París ahora también está disponible en este idioma.

     "No se trata sólo de la seguridad", dijo en una entrevista Michel Lejoyeux, jefe de psiquiatría en el hospital Bichat de París.

     "El exceso de emociones, un nuevo lenguaje, una nueva moneda, todos estos cambios hacen que algunos viajeros se sientan como que han perdido sus puntos de referencia", dijo.

 

'Malos parisinos'

Sin duda, los sentimientos reportados por los viajeros en París no son únicos.

     Lejoyeux apunta al síndrome de Florencia, que fue descrito por el novelista francés Stendhal, en el siglo XIX, y que se debía, decían, a lo abrumado que se sentían los visitantes después de ver la belleza del David de Miguel Ángel. El síndrome Jerusalén se refiere a los acontecimientos "místicos" y alucinaciones experimentadas por algunos visitantes a la ciudad santa.

     "El síndrome del viajero es una vieja historia", dijo.

     El síndrome de París es diferente, ya que surge del enfrentamiento con una  realidad que está por debajo de las expectativas románticas. Los visitantes tienen que lidiar con parisinos poco amistosos y profesionales del turismo que no siempre dan la bienvenida, dijo Zhou.

      "Los camareros son impacientes, no hablan inglés", dijo. "Nuestros clientes nos dicen: los parisinos son malos".

      Para cambiar esta imagen, la Cámara de Comercio para el Turismo en la región de París creó el programa Sí, yo hablo con el turista, que ofrece a los profesionales del sector la enseñanza de idiomas en línea e información sobre las actitudes culturales por nacionalidad. A los chinos les gusta una "simple sonrisa" y un "hola en su idioma", de acuerdo con el sitio web.

     Por el momento, sin embargo, los visitantes procedentes de China, al igual que los japoneses antes que ellos, seguirán llegando para enfrentarse a una Ciudad Luz a la que le falta el brillo de su imagen idealizada.


Traducido por  Michelle del Campo

Editado por Eduardo García

 

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Fecha de publicación: 22/08/2014