31 de oct. (Dow Jones) -- El presidente Enrique Peña Nieto ha anunciado con bombo y platillo el nuevo aeropuerto de Ciudad de México como el proyecto de infraestructura insignia de su administración, pero otra iniciativa, igualmente costosa y ambiciosa, ha pasado prácticamente desapercibida.

     Se trata del plan para edificar una red de banda ancha con un costo de 10,000 millones de dólares para que las empresas interesadas en prestar los servicios móviles de comunicaciones en México cuenten con una opción alterna a la red del operador dominante del país, América Móvil, propiedad de Carlos Slim, el segundo hombre de negocios más acaudalado del planeta.

     El proyecto es un elemento clave de la campaña del presidente Peña para impulsar la competencia en el mercado de telefonía móvil de México, donde la filial de América Móvil, Radiomóvil Dipsa, conocida comercialmente como Telcel, tiene una participación de 70%.

     Sin embargo, aunque el plan suena bien en teoría, algunos analistas de la industria siguen siendo escépticos a él, ya que consideran que es el primero en su tipo y se basa en regulación compleja, además de que podría distorsionar la evolución del mercado con la participación de un jugador estatal.

     Bajo el plan de Peña, la nueva red será independiente y fungirá como una especie de proveedor de proveedores, o carrier of carriers. Estará además disponible para ser usada por cualquier compañía interesada y tendrá costos regulados y no discriminatorios.

     La esperanza del gobierno, es que el proyecto se traduzca en precios más bajos para los consumidores por los servicios de telefonía móvil e incentive a más proveedores a entrar en el mercado de servicios de telefonía, internet y transferencia de datos en dispositivos móviles, al no tener que adquirir capacidad de un solo proveedor, Telcel.

     "La idea es construir una nueva Telcel desde cero", dijo José Ignacio Peralta, subsecretario de comunicaciones de México.

     La red podría ser utilizada por cientos de proveedores de servicios móviles, pero quien la opere estará excluido de dar servicios directos a los consumidores para evitar cualquier conflicto de intereses, agregó Peralta.

     El proceso de licitación de las bandas del espectro radioeléctrico, que serían utilizadas exclusivamente por la nueva red móvil, dará comienzo en diciembre.

     El gobierno tiene previsto recibir las ofertas para construir la red en febrero y anunciar al ganador en agosto, la nueva red entraría en operaciones al final de la actual administración en 2018.

     Algunas de las empresas de equipamiento más importantes del mundo están interesadas en el proyecto.

     "Es un proyecto muy importante desde la perspectiva de los equipos", dijo Dimitri Diliani, jefe para América Latina de Nokia Networks de la empresa Nokia., quien dijo que espera que entre 8,000 y 15,000 sitios de comunicaciones celulares se instalen en todo el país.

     Alcatel-Lucent, Huawei Technologies y Motorola Mobility también han mostrado interés en proporcionar los equipos y han participado en las pruebas de campo para evaluar el proyecto, de acuerdo con personas de la industria con conocimiento de la situación.

     La inversión total en infraestructura de telecomunicaciones de México fue de 69,200 millones de pesos (alrededor 5,000 millones de dólares) en 2013 y los ingresos totales de la industria fueron de cerca de 430,000 millones de pesos.

     Alcatel-Lucent y Motorola declinaron hacer comentarios, mientras que Huawei no respondió a una solicitud para conocer su punto de vista.

     El gobierno también tiene que seleccionar al operador de la red, los analistas dicen que podría ser una empresa de telecomunicaciones globales de gran tamaño.

     La nueva red abierta beneficiaría a los operadores que no cuentan con su propia red, pero quieren ofrecer servicios de telefonía móvil, de acuerdo con los expertos. Pero también podría ser utilizada por los operadores actuales que son dueños de redes, como sucede con Telcel o Movistar, la marca con la que la empresa española Telefónica ofrece sus servicios en México, a fin de ganar más espectro y ofrecer un mejor servicio a sus clientes.

     "Una red compartida cambiaría la evolución del juego", dijo Mony de Swann, el ex jefe del agente regulador de telecomunicaciones de México. "En la actualidad, los operadores virtuales tienen que suplicar a Telcel para tener acceso a su red. Obviamente, Telcel prefiere no dar capacidad o racionarla a precios más altos, en su mejor interés".

     Telcel se negó a comentar sobre el proyecto.

     La nueva infraestructura también abre opciones para las empresas de medios de comunicación mexicanos.

     "Con el tiempo, podríamos estar interesados en convertirnos en operadores móviles virtuales", dijo Felipe Chao, vicepresidente de relaciones institucionales de MVS Comunicaciones, un conglomerado que posee varias estaciones de radio y canales de televisión por cable.

     Grupo Televisa, la empresa emisora de televisión de paga y de televisión abierta más grande del país, también está buscando opciones para ofrecer servicios móviles a sus 9 millones de suscriptores de paga, después de la venta de su participación de 50% en Grupo Iusacell, el tercer operador de telefonía móvil en México con una participación de mercado de cerca de 4%..

     México ha sufrido durante décadas un mercado de telecomunicaciones altamente concentrado, lo que ha generado precios más altos, redes saturadas, y la inversión per cápita más baja entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

     Para muchos usuarios, es común que las llamadas se corten o no logren conectarse.

     México tiene la tasa de penetración de banda ancha móvil más baja de OCDE, con alrededor de 14 usuarios por cada 100 habitantes a finales de 2013, de acuerdo con datos compilados por ese organismo.

     El regulador de telecomunicaciones de México estimó, en un estudio elaborado el año pasado, que la red compartida podría bajar los precios a los consumidores entre 12 y 16%.

     El proyecto también implica grandes riesgos. No hay experiencia real de los efectos económicos de una red móvil compartida, ya que ningún país del mundo ha construido una hasta el momento, de acuerdo con la firma de consultoría económica Frontier Economics.

     Aparte de México, sólo Rusia, Ruanda, Kenia y Sudáfrica están trabajando en proyectos similares.

     La regulación del mercado también podría ser problemática. Las tarifas reguladas se impondrían con el fin de ofrecer costos competitivos para los proveedores móviles interesados en el uso de la red, apretando los márgenes de beneficio para el operador.

     "La regulación de los precios y servicios es siempre un riesgo", dijo Alexis Milo, economista en jefe de Deutsche Bank en México. "Si usted fija la tarifa demasiado baja, el proyecto no podría ser rentable. Si usted la fija demasiado alta, la red no será competitiva".

     Otros dicen que los actuales titulares podrían boicotear la red compartida. "Telcel o Telefónica podrían no utilizar la red compartida e invertir en impulsar su propia capacidad. Si eso sucede, es probable que la red no sea rentable, al menos hasta que muchos de los nuevos operadores se integren", dijo Judith Mariscal, una analista en telecomunicaciones del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

     Telefónica, el segundo mayor proveedor de telefonía móvil de México, renta espacio en su red a una serie de operadores de telefonía móvil, incluyendo Virgin Mobile. Telcel, por su parte, planea escindir sus torres en una empresa independiente a principios del próximo año y ofrecer acceso a terceros.

     Otra preocupación es que la red podría terminar costándole al gobierno miles de pesos al año en subsidios, dijo Mariscal. Dado que el operador se verá obligado a cubrir casi 100% del territorio del país, incluyendo zonas rurales apartadas, seguirá siendo la empresa estatal de telecomunicaciones de México, Telecomm, la que proveerá el servicio móvil en esas zonas donde no hay interés por parte de empresas privadas por no ser rentables.

     Para que Telecomm lo haga deberá recibir, muy probablemente, un subsidio.

     "Tenemos un enorme desafío por delante," dijo Peralta, el subsecretario. "Pero si queremos crear un ambiente de competencia en el que muchos de los proveedores de telecomunicaciones puedan prosperar, la red compartida es esencial".

    


Fecha de publicación: 31/10/2014