Caracas, Venezuela, 23 de mar. (Dow Jones) -- Mientras su corazón fallaba rápidamente, Pedro González se registró en uno de los principales hospitales públicos de Venezuela en septiembre con la esperanza de que una nueva válvula cardiaca le salvara la vida.

     Oraba noche y día para ser objeto de una cirugía exitosa, sujetando una manta bordada con la imagen de la Virgen María.

A finales de noviembre, el director de cirugía cardiovascular del Hospital Universitario les envió cartas a los pacientes de la sala de cardiología, diciéndoles que estaban siendo dados de alta. La razón: la escasez de suministros de quirófano --no había catéteres, ninguna máquina procesadora de sangre funcional, ni válvulas cardiacas.

Una semana después, González dio una emotiva plática a jóvenes catequistas en la iglesia católica que se encuentra cerca de su casa, donde se desplomó y murió frente al altar. González, un maquinista de una compañía de electricidad estatal, tenía 39 años, dejó a su esposa, Indimar Rivero y a un hijo de ocho años de edad.

"Si hubieran encontrado lo que necesitaba, material quirúrgico y la válvula, creo que Dios y los médicos lo hubieran salvado", dijo Rivero, quien es profundamente religiosa, como lo era su marido, y pasa su tiempo libre impartiendo clases de catecismo a niños. "Pero al final, lo enviaron de regreso a casa".

Los administradores del hospital no respondieron a las solicitudes para que dieran sus comentarios al respecto.

Los servicios médicos de calidad gratuitos eran una parte central del sistema socialista defendido por el fallecido presidente Hugo Chávez --derecho que él garantizó en una nueva constitución. Pero dos años después de la muerte de Chávez y 16 años después de que asumió el poder, lo que los populistas encarnizados califican como una revolución se está difuminando con celeridad.

La inflación, de casi 70%, es la más alta del mundo, y el Fondo Monetario Internacional dice que la economía se contraerá 7% este año.

Las nacionalizaciones generalizadas y los controles de precios han aminorado a la industria local; y los controles de divisas han dejado al país sediento de los dólares proporcionados por el Estado que son necesarios para sufragar las importaciones.

El resultado: escasez de todo, desde autopartes, hasta papel higiénico y suministros médicos en un país que produce pocos bienes de consumo.

De todas las crisis innumerables que enfrenta Venezuela, ninguna ha diezmado tanto la ilusión de tener un gobierno capaz de atender a su pueblo que el colapso de los servicios médicos. Entrevistas con más de 100 médicos, pacientes, personal de la industria médica y ex funcionarios del Ministerio de Salud, así como las visitas guiadas a hospitales públicos de tres estados, describen el panorama de un sistema en crisis.

Al llegar tanto a hospitales públicos como privados, las deficiencias están afectando drásticamente los servicios de salud que recibe el pueblo --hasta el punto de estar acrecentando los fallecimientos que se pueden evitar, de acuerdo con médicos y asociaciones médicas.

Los medicamentos, desde aspirina hasta antibióticos, insulina y anestésicos, son escasos. Todo tipo de equipos --máquinas de rayos X, ecógrafos y desfibriladores--a menudo están descompuestos debido a la falta de piezas de repuesto.

En poco más de dos meses, de octubre a principios de enero, fallecieron otros 12 pacientes atendidos en el Hospital de la Universidad que necesitaban una cirugía de corazón. Liz Giraldo, de 38 años, quien esperó siete meses por una válvula del corazón, murió en la sala de emergencia, dijo la hija que le sobrevivió, Erlys Daza, de 19 años.

"Lo que se siente es un elevado nivel de impotencia", dijo el Dr. Marcos Durand, quien junto con otros médicos describieron cómo murieron uno tras otro los pacientes cardíacos. "Es ver a su familia y decir: 'él va a morir'. No hay nada que se pueda hacer'".

El Dr. Gastón Silva, el jefe de la unidad de cirugía cardiovascular que envió a González y a los demás pacientes a su casa en noviembre, dijo que todos los médicos viven con remordimientos. "Los pacientes acudieron al hospital para mantenerse con vida, en su lugar encontraron la muerte", dijo.

Nancy Pérez, la ministra de salud, no respondió a varias solicitudes para que hiciera comentarios sobre el tema. Las oficinas del ministerio de salud relacionadas con el tratamiento contra el cáncer, la administración de los hospitales públicos, los servicios de salud en los barrios pobres y los datos del sistema de salud tampoco respondieron las llamadas telefónicas o los correos electrónicos enviados.

Entre tanto, el sufrimiento afecta a todos los grupos demográficos y de diversos ingresos, siendo los pobres los más afectados por la crisis. En el Hospital Infantil JM del Ríos de  Caracas, los bebés fueron colocados recientemente en escritorios de oficina porque no había suficiente espacio. Al otro lado de la ciudad, en el vetusto hospital de Coche, los pacientes heridos en accidentes y tiroteos se encuentran alineados en camas en una sala. Algunos dijeron que han estado esperando semanas o meses para ser operados para repararles huesos fracturados.

Ninguno de los hospitales respondió a las solicitudes para que comentaran al respecto.

Venezuela necesita cerca de 1,000 millones de dólares anuales en importaciones de equipo médico, dijo Antonio Orlando, presidente de la Asociación Venezolana de Equipos Médicos. Pero en 2014, el gobierno carente de dinero proporcionó menos de 200 millones de dólares --una fuerte caída en comparación con 2010, cuando el sector importó 807 millones de dólares en equipos.

En marzo pasado, el banco central dijo que había una escasez de 50% de  medicamentos; desde entonces dejó de publicar dichos datos. La Federación Farmacéutica Venezolana, que representa al sector farmacéutico, estima que hasta 70% de los medicamentos son escasos o no están disponibles.

Traducido por Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

 

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Fecha de publicación: 23/03/2015