22 de abr. (Dow Jones) -- A medida que los inversionistas se preparan para la posibilidad de mayores tasas de interés en Estados Unidos, algunos están buscando refugio en un lugar inesperado: la moneda mexicana --el peso.

Los administradores de fondos ven una oportunidad, no muy común hasta hace algunas décadas, en el peso, como una apuesta indirecta en la fortaleza económica de Estados Unidos y que se extiende al país del sur a través de sus cada vez más amplios y largos lazos comerciales.

Eso distingue al peso de otras monedas de países emergentes, muchos de los cuales también están luchando con una perspectiva financiera tambaleante por el posible aumento de tasas en la mayor economía del planeta y el desplome de los precios del petróleo.

"Si estamos en un entorno en el que la Fed está lista para subir las tasas de interés, eso significaría una economía más fuerte de Estados Unidos, y por lo tanto una economía mexicana también más fuerte, lo que es favorable para el peso mexicano frente a otras monedas de mercados emergentes", dijo Ray Uy, gerente de cartera de deuda de Invesco y quien supervisa la gestión de cerca de 250,000 millones dólares.

La creciente popularidad del peso ilustra cómo los inversionistas se están enfrentando a una ambiente de tasas más altas, con las consecuencias negativas sobre los mercados globales.

En 2013, los mercados emergentes de acciones, bonos y divisas se desmayaron cuando la Reserva Federal dijo que se estaba preparando para retirar las medidas de estímulo monetario que implementó luego de la crisis financiera de 2008-2009.

Sin embargo, ahora, a diferencia de antes, existen también apuestas a favor del peso mexicano por lo que los administradores de dinero están en cierta proporción dejando a un lado al dólar, una divisa que ya se ha disparado contra muchas monedas, incluyendo la mexicana, por la  creciente expectativa de un aumento de corto plazo a las tasas en los próximos meses.

Esos administradores están buscando ahora transacciones más exóticas, que incluyen al peso y que les han resultado o les pueden resultar benéficas, incluso cuando el peso pierda terreno contra el dólar. 

Las transacciones se están dando mediante el intercambio de la moneda mexicana contra otras monedas como el dólar australiano, el dólar canadiense o el rand sudafricano, dado que han sufrido incluso una mayor depreciación contra la divisa estadounidense.  

Invesco está, por ejemplo, esperando volver a entrar al mercado con una apuesta alcista a favor del peso frente al dólar canadiense después de cerrar una transacción similar a finales de enero, que le dejó ganancias.

Estos intercambios que se son llamados de valor relativo y que se basan principalmente  en los aspectos económicos fundamentales de una economía, fueron golpeados durante la crisis financiera a medida que los bancos centrales del mundo relajaron sus políticas monetarias, lo que redujo la volatilidad y provocaron que muchas monedas se movieran en la misma dirección al unísono.

"La divergencia está volviendo al mercdo y esto crea creadno oportunidades que no estaban allí", dijo Gerardo Rodríguez, jefe de estrategias de multi-activos de mercados emergentes con BlackRock y ex subsecretario de Hacienda de México. "Ahora, la gente está explorando la forma de estructurar las transacciones en monedas de mercados emergentes".

Los administradores de dinero estaban, como grupo, optimistas sobre el peso frente al dólar en la semana que terminó el 14 de abril. Este sentimiento no lo habían mostrado desde septiembre, de acuerdo con datos de Commodity Futures Trading Comission.

El peso ha ganado 1.5% frente al dólar desde mediados de marzo, cuando el peso bajó a un mínimo histórico frente al dólar. En términos ajustados por la inflación, el peso tenía un nivel más débil en la década de 1990, cuando México se hundió en una crisis financiera que condujo a la rápida y repetida devaluación de su moneda y que llevó al país al borde de un incumplimiento de su deuda soberana.

Desde el inicio de 2015, el peso ha caído 4.5% frente al dólar.

Los analistas de JP Morgan ven el peso en 14.90 por dólar a finales de este año, una ganancia de 3.5% respecto al cierre del miércoles de 15.44 pesos por dólar.

Frente a otras monedas, el peso no se ve tan maltratado. Durante el primer trimestre, el peso ganó 14% frente al real brasileño, 5.2% frente al dólar canadiense y 3.6% frente al dólar australiano.

Cuando la Fed suba las tasas por primera vez desde 2006, es muy probable que Banco de México haga lo mismo porque una rápida expansión de la economía estadounidense dejará la misma huella en la economía mexicana, dijo Marco Oviedo, director de investigación de mercados emergentes y México en Barclays.

Alrededor de 80% de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, y esas exportaciones representan 24% del producto interno bruto mexicano, de acuerdo con Barclays.

Por lo general, tasas de interés más altas hacen que una moneda se vuelva más atractiva para los inversionistas. Durante 2013, la perspectiva de mayores tasas en Estados Unidos redujo el encanto de apuestas más arriesgadas en otros lugares.

Los inversionistas están además entusiasmados con México desde que el presidente Enrique Peña Nieto llegó al poder a finales de 2012 con la promesa de llevar a buen puerto diversas reformas económicas relevantes, lo que logró en sus primeros 18 meses de gobierno.

El Fondo Monetario Internacional pronostica que la economía de México crecerá 3% este año, frente a 2.1% en 2014, aunque los economistas privados están un poco menos entusiastas y estiman un avance de 2.8% para México este año. La tasa de desempleo de 4.5% está entre las más bajas de América Latina y la inflación se mantiene baja en 3%.

Sin embargo, algunos observadores del mercado dicen que el peso mexicano podría convertirse en víctima de su propia popularidad si los inversionistas dan, de repente, la espalda a los mercados emergentes, incluido el mercado mexicano, ya sea por un aumento a las tasas en Estados Unidos o por una renovada ansiedad sobre el pobre crecimiento económico mundial.

Debido a que el peso es una de las monedas más fáciles de intercambiar de los mercados emergentes, eso deja a la divisa mexicana vulnerable a una liquidación repentina de activos en mercados emergentes.

"Es una apuesta peligrosa", dijo Win Thin, jefe global de estrategia de mercados emergentes de Brown Brothers Harriman & Co.

Un caída reciente en el sector residencial y una desaceleración de Estados Unidos han atenuado lo que de otra manera hubiera sido un panorama muy favorable para el peso, dijo Claire Dissaux, jefa de economía y estrategia global en Millennium Global Investments.

Sin embargo, "las reformas estructurales y la política fiscal conservadora en México realmente distinguen al país de otros mercados emergentes", dijo Dissaux.

La incertidumbre sobre el próximo movimiento de la Fed y la respuesta por parte del banco central de México han disuadido a los inversionistas de hacer apuestas directas entre el peso y el dólar.

Nima Tayebi, gerente de cartera de divisas y deuda de mercados emergentes de JP Morgan Asset Management, quien supervisa 1,700 millones de dólares, está apostando que el peso se fortalecerá frente al rand. El déficit de cuenta corriente de Sudáfrica es aproximadamente equiparable a 5% del producto interno bruto, en comparación con un déficit de 2% de México, por lo que el rand es más susceptible a las oscilaciones del tipo de cambio que el peso, dijo.

Aunque México es un país productor de petróleo, no es tan dependiente como Rusia, Canadá o Venezuela de esos ingresos petroleros. Luca Avellini, socio de JCI Capital, con sede en Londres, quien administra 2,000 millones de dólares, está apostando que el peso se fortalecerá frente al dólar canadiense.

"México parece estar en una mejor posición para tomar ventaja de la recuperación de la economía estadounidense que Canadá," dijo Avellini.

Una razón de la reciente presión a la baja sobre el peso son las coberturas que han adquirido los inversionistas, vía la compra de bonos es pesos mexicanos del gobierno que ofrecen mayores rendimiento.

Los inversionistas extranjeros son dueños de 1.45 billones de pesos (93,500 millones de dólares) de deuda en pesos, de acuerdo a cifras hasta el 10 de abril de Banco de México.

 


Fecha de publicación: 22/04/2015