26 de may. (Dow Jones) -- La legislación que intentaron añadir algunos senadores sobre manipulación de divisas al proyecto de ley para dar al presidente estadounidense, Barack Obama, la capacidad de presentar acuerdos comerciales al Congreso para su aprobación o rechazo, estuvo a punto dar por terminada cualquier posibilidad de lograr el Acuerdo de Asociación Transpacífica, o Trans-Pacific Partnership (TPP).

     Superado ese obstáculo, dado que la mayoría de los senadores se opuso a incluir tal disposición legal, el esfuerzo no dejó de ser, desde un punto de vista académico, algo relevante dado que para algunos economistas resulta complicado determinar cuándo un gobierno está manipulando una divisa, o, desde otro punto de vista determinar ¿cuál es valor real de una moneda para así saber si existe manipulación de la divisa o no?

     El deseo de algunos legisladores, empresas y sindicatos estadounidenses de usar una legislación comercial como represalia contra los países que, de acuerdo con ellos, subsidian a sus industrias mediante la devaluación artificial de su tipo de cambio se inserta en un debate que, por décadas, ha asolado a las principales instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio.

Ese debate no es otro más que la respuesta a la siguiente pregunta: ¿cuál es la valuación correcta de una divisa?

Algunos legisladores estadounidenses estaban canalizando las quejas de sus electores al presionar para incorporar disposiciones que castigaran las manipulaciones de divisas en caso de aprobarse el TPP, un acuerdo de libre comercio de 12 naciones que vincula 40% de la economía mundial, para proteger sus industrias.

Legisladores de los estados con plantas de manufactura pesada --como Michigan, Ohio y Nueva York-- se preocupan de que los miembros del TPP y los posibles futuros socios como Corea del Sur y China, puedan compensar cualquier ganancia obtenida por parte de Estados Unidos a través del pacto comercial mediante la depreciación de sus monedas.

Una moneda más débil reduce drásticamente los costos de producción y fomenta las exportaciones, a expensas de los competidores extranjeros.

Algunos economistas y empresas han dicho, por ejemplo, que la política de China de controlar el tipo de cambio costó millones de puestos de trabajo estadounidenses en la última década luego que Beijing subsidió a sus exportadores al mantener el yuan hasta 40% por debajo del nivel que sugerirían los fundamentos del mercado.

"La manipulación de las divisas es la madre de todas las barreras comerciales", dijo Stephen Biegun, vicepresidente de asuntos gubernamentales internacionales de Ford Motor.

Ford, como otras automotrices de Estados Unidos, respalda propuestas legislativas para castigar a los países que deprecian sus monedas para obtener una ventaja competitiva. La firma está particularmente preocupada por Japón, uno de los mercados automotrices más grandes del mundo y un socio que está negociando el TPP.

"Podemos competir con cualquier automotriz del mundo, pero no podemos competir con el Banco de Japón", dijo Biegun, refiriéndose al papel que jugó el banco central en la depreciación del valor de la moneda de Japón en gobiernos anteriores.

Claro que determinar el valor razonable de una moneda es de gran complicación, lo que incluso dificultaría la aplicación de sanciones a quienes supuestamente pudiesen llevar a cabo esas prácticas para favorecer sus balanzas comerciales.

Christopher Padilla, ex subsecretario de Comercio Internacional del Departamento de Comercio estadounidense, dijo que es casi imposible hacer el cálculo de valor apropiado de una moneda, y que eso crea problemas operacionales insuperables.

"Pregúntele a diez economistas diferentes sobre el valor de mercado 'objetivo' de una moneda extranjera y obtendrá diez respuestas diferentes --todas bien argumentadas y respaldadas por análisis econométrico, pero todas diferentes", escribió Padilla, ahora vicepresidente de asuntos gubernamentales y regulatorios de IBM.

Legisladores republicanos que apoyan el libre comercio se han aferrado a esos argumentos para defenderse de quienes desean añadir cláusulas para combatir la manipulación de las divisas.

     "Pensar que el Congreso puede legislar cuáles son las valuaciones de las divisas entre los diferentes países es casi risible", dijo la semana pasada John Boehner  (republicano por Ohio) en la Cámara de Representantes.

     Boehner agregó que los legisladores han estado debatiendo esa cuestión por décadas.

El FMI está diseñado para superar estos debates políticos, actuando como asesor independiente del mundo sobre las políticas de tipo de cambio.

Fundado a raíz de la Segunda Guerra Mundial, el objetivo de la organización fue evitar otro conflicto mundial, en parte, mediante la promoción de regímenes monetarios estables.

Las reglas del FMI prohíben a sus 188 países miembros manipular sus tipos de cambio para obtener una ventaja competitiva. Pero la institución nunca ha declarado oficialmente que un país haya violado esa prohibición.

El departamento legal del Fondo dijo que la prohibición "es una disposición relativamente compleja y que no todos sus términos son fáciles de entender, o fácilmente aplicables".

El último debate que se presentó en el Senado muestra incluso un problema redundante dado el mecanismo que se planteaba añadir a la legislación comercial

Ese mecanismo funcionaría así: Estados Unidos podría establecer que las monedas artificialmente subvaluadas eran como un subsidio a los exportadores, por lo que podría solicitar la aplicación  de aranceles a las importaciones procedentes de ese país manipulador como represalia.

Si los socios comerciales desafiaran la acusación de Estados Unidos, como probablemente lo harán, la disputa sería entonces arbitrada por la Organización Mundial del Comercio, u OMC. La OMC, a su vez, recurre a la experiencia del FMI sobre los tipos de cambio.

Pero el FMI está lejos de ser preciso en esos cálculos.

En los últimos años, el Fondo ha tratado de desarrollar nuevas formas para medir el valor de las monedas con las que sus miembros y los economistas en general pudieran ponerse de acuerdo para indicar qué tanto están subvaluados o sobrevaluados los tipos de cambio.

Pero a la conclusión a la que llegó fue que es mejor publicar una serie de posibles valuaciones de las principales monedas con base a varias metodologías. El resultado: una amplia gama de las valoraciones que, en algunos casos, se contradicen a sí mismas.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Eduardo García

 

Copyright © 2015 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 26/05/2015