26 de ago. (Bloomberg) -- Pocos países parecen estar tan idóneos para experimentar un cambio político como Venezuela. Después de 16 años de haber sido gobernado por un solo partido, el país sufre la inflación más alta del mundo, una tasa de homicidios peor que la de Irak y una escasez crónica que requiere horas de cola para comprar pollo o aspirinas.

Sin embargo, en las próximas elecciones legislativas de diciembre, la oposición probablemente no va a obtener una mayoría lo suficientemente grande como para recuperar el poder. Se espera que sus 27 partidos fraccionados, el amiguismo y el marcado abandono de la provincia le impidan obtener el umbral necesario para desbancar a los socialistas, que han estado en el poder desde que Hugo Chávez llegó al  poder en 1999.

Dada la creciente presión de su sucesor, Nicolás Maduro, para intimidar a los medios de comunicación, encarcelar a los críticos y advertir de manera siniestra de la agitación --aunado a la naturaleza bizantina del sistema electoral y a la decreciente participación electoral-- la coalición de Maduro obtendrá los suficientes votos como para sobrevivir a su mayor reto hasta la fecha.

"La oposición es la favorita basándose en las probabilidades, pero su posición es muy superficial", dijo David Smilde, profesor de sociología que escribe sobre Venezuela en Tulane University en New Orleans. "No han sido capaces de traducir el descontento con el régimen en identificación con su movimiento".

Ese fracaso fue evidente durante un reciente aguacero tropical en el estado oriental venezolano de Bolívar. Donde estuvo Wilson Castro, un activista de la oposición, chapoteando descalzo para ir de cabaña en cabaña por las calles inundadas de la barriada de San Félix. Los residentes, por lo general a favor del gobierno, salieron a recibirlo, se quejaron de la escasez, la delincuencia y el colapso de los servicios públicos. Castro percibió un cambio que se iba a desperdiciar.

 

Tarea ingrata

"El estado de ánimo en las calles es cambiante; la gente está perdiendo la fe en este gobierno ", dijo Castro, de 42 años de edad, hijo de trabajadores inmigrantes colombianos y ex mecánico. "Tenemos que hacer más para canalizar este descontento en votos".

Durante 11 años, Castro ha estado generando apoyo en estos barrios, que han mantenido a los socialistas en el poder. Esa ha sido una tarea ingrata: En junio, su partido Primero Justicia lo omitió en la nominación para integrar la Asamblea Nacional representando al estado de Bolívar al elegir a Ángel Medina, un politólogo con sede en Caracas, que no ha vivido en el estado durante 20 años.

Como la mayoría de los líderes de la oposición, entre ellos el ex candidato presidencial Henrique Capriles, Medina se unió a un partido como estudiante universitario y nunca ha ejercido un trabajo fuera de la política.

Esa estrategia en la dirección del partido está provocando una creciente preocupación. Los jefes regionales del Partido Demócrata Cristiano acaban de deponer a su dirección nacional para omitir a los locales en favor de los políticos que tiene su sede en Caracas, muchos de 70 años, para las nominaciones del congreso.

 

Se requiere una victoria contundente

"Rechazamos los acuerdos internos", dijo Pedro Urrieta, el nuevo presidente de Democracia Cristiana, en rueda de prensa el 5 de agosto "Los protagonistas de esta elección no son los partidos. Los protagonistas son los activistas comunitarios que viajan en barco o a pie para transmitir el mensaje del cambio”.

Líderes de la oposición dicen que sus verdaderos problemas están más allá de su control.

"Venezuela no es una democracia funcional", se lamentó Jesús Torrealba, jefe de la alianza opositora, conocida como Mesa de Unión Democrática, o MUD, en una entrevista. "No vamos a realizar elecciones en un cantón suizo donde gane quien gane, incluso por un voto, es reconocido como un ganador. No sólo necesitamos obtener la victoria, necesitamos obtener una victoria contundente”.

 

Atacado, expulsado a punta pies

Las experiencias de María Corina Machado, otra líder de la oposición, narran una historia más destacada. En los últimos dos años ha sido expulsada de la Asamblea, atacada en la calle y tiene prohibido viajar al extranjero por hablar en contra de Maduro. El mes pasado, un tribunal le prohibió contender para obtener un cargo público, momento en el que la alianza de la oposición se negó a permitirle elegir a su reemplazo.

"Creo que esto es una gran injusticia y espero que mi caso sirva para crear debate, reflexión y corrección", dijo. "Venezuela ha cambiado enormemente en los últimos años. Los líderes de la oposición tienen que empezar a cambiar con él".

MUD probablemente obtenga 33% en las elecciones de diciembre, en comparación con el 21% de los socialistas, de acuerdo con la encuesta más reciente, una encuesta de junio realizada por el Instituto Venezolano de Datanálisis, o IVAD. Lo que aún está lejos de los dos tercios necesarios para obtener el poder real para ejercer los derechos de veto y además voz en las citas oficiales.

Por otra parte, los votantes desilusionados están optando por los candidatos independientes sobre los de la oposición, dijo Félix Seijas Jr., director de la encuestadora IVAD. Quienes ganaron cuatro puntos porcentuales entre mayo y junio, en comparación con un aumento de un punto porcentual para el MUD.

 

Candidatos proscritos

El mes pasado, el gobierno proscribió a tres candidatos de la oposición por cargos que van desde no declarar vales de alimentos recibidos durante su mandato, a instigar a la violencia. Uno está en la cárcel; otro escapó a Miami.

"Este país se deslizará hacia una guerra civil, si gana la oposición", advirtió Maduro en una manifestación del 3 de agosto, una afirmación que muchos consideraron como la intimidación más eficaz ante los fallos de la oposición.

En el estado occidental de Táchira, por ejemplo, la alianza opositora eligió a dos estudiantes activistas con sede en Caracas, en lugar de preferir a organizadores locales que manejaron las barricadas durante la batalla callejera de cuatro meses con los guardias nacionales el año pasado.

"Si hubiera candidatos locales atractivos con fuertes raíces en el área y carisma, así como también una campaña nacional motivacional que ofreciera una alternativa, estas elecciones podrían convertirse en un símbolo del cambio", dijo León, el encuestador. "Se trata de una elecciones que la oposición puede perder, si lo permite".

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 26/08/2015