21 de abr. (Dow Jones) -- Mucho antes de que Steven Kandarian, presidente y director ejecutivo de MetLife ganara su disputa legal con el gobierno de Estados Unidos, él tuvo que enfrentarse a los escépticos dentro de su propia sala de consejo.

"¿Cuáles son las posibilidades de que vayamos a ganar?", preguntó un director escéptico antes de que el gigante asegurador demandara a los reguladores, de acuerdo a una persona familiarizada con la situación.

"De las mejores", respondió él, de acuerdo con otra persona familiarizada con la conversación.

La decisión de enfrentar al gobierno federal fue una apuesta importante para Kandarian, un ejecutivo de 64 años de edad, de bajo perfil que es famoso por su cautela y reserva.

MetLife fue una de los cuatro instituciones que no eran bancos y que fueron considerados por los reguladores de Estados Unidos como una amenaza para el sistema financiero, y sin embargo fue la única empresa en recurrir a los tribunales para impugnar esa designación y la regulación extra que ésta implica. El cliente y el regulador corrían el riesgo de ser objeto de oprobio.

La apuesta valió la pena: Una juez federal dictaminó que la decisión de diciembre de 2014 de los reguladores de Estados Unidos era equívoca, liberando a MetLife de requerimientos de capital potencialmente más altos y otras restricciones.

En su opinión, publicada recientemente, la juez criticó a los reguladores por lo que calificó como una decisión "no razonable" el ignorar el costo de una supervisión más estricta de la firma. Se espera que la administración apele la decisión en las próximas semanas.

"Ha sido reivindicado", dijo Colm Kelleher, presidente de Morgan Stanley y amigo de Kandarian que también tiene una relación comercial con MetLife. "Mucha gente pensó que era una batalla perdida".

Kandarian se negó a ser entrevistado para este artículo.

El director ejecutivo de MetLife parece un enemigo poco probable del Tío Sam. El ex funcionario del gobierno que dirigió la agencia que asegura las pensiones privadas de Estados Unidos, es más sigiloso que sus extrovertidos predecesores en MetLife, que afamados por empezar a cantar de repente en los eventos de la empresa y hablar a los empleados en escenarios muy al estilo ayuntamiento. Kandarian se incorporó a la empresa en 2005 como director de inversiones de la aseguradora.

No mucho tiempo después de convertirse en director ejecutivo en 2011, Kandarian comenzó a prepararse para el desafío legal, de acuerdo con personas familiarizadas con los eventos. En última instancia se ganó a los escépticos internos con la promesa de evitar el lenguaje grandilocuente de la guerra total.

El adversario de MetLife fue Financial Stability Oversight Council, un grupo formado por los principales reguladores financieros que tiene la autoridad para identificar "sistémicamente instituciones financieras importantes" (SIFI, por sus siglas en inglés) que pudieran poner en peligro a la economía de Estados Unidos en caso de quebrar en otra crisis.

General Electric está desmantelando su gigantesco negocio de financiamiento, GE Capital, después de haber sido designada SIFI, en parte debido a que las regulaciones afectan su desempeño. American International Group, también ha estado bajo presión de los inversionistas para escindirse con el fin de escapar a la carga regulatoria adicional. MetLife ha descrito planes para descartar una parte de su negocio de seguros de vida de Estados Unidos por lo que calificó como razones estratégicas, así como razones de regulación.

La principal preocupación de Kandarian fue que la Reserva Federal requeriría inusualmente grandes reservas de capital, obligando a MetLife para elevar los precios o abandonar líneas de negocios. Ha dicho públicamente que dicha supervisión onerosa pondría a la compañía en desventaja competitiva con sus rivales.

Su punto de vista era que MetLife se vio arrastrada por "la reacción excesiva y el exceso de celo de los reguladores para demostrar que estaban haciendo algo" con la finalidad de evitar futuras crisis financieras, dijo una persona familiarizada con la situación.

El primer paso hacia una eventual demanda se produjo en noviembre de 2012, cuando Kandarian consultó a un abogado que es altamente respetado por desafiar a las agencias federales: Eugene Scalia, hijo del fallecido juez de la Suprema Corte de Justicia Antonin Scalia y socio de Gibson, Dunn & Crutcher.

Todavía faltaban meses antes de que MetLife fuera considerada oficialmente una SIFI, pero Kandarian requería ayuda, si MetLife decidía recurrir a los tribunales.

"Me impresionó que estuviera previendo los hechos. . . de una manera legal sofisticada", dijo Scalia.

 En ese tiempo, Kandarian ya se sentía frustrado por los reguladores federales. A principios de 2012, un banco de internet propiedad de MetLife había fallado en una "prueba de estrés" de la Reserva Federal diseñada para medir su capacidad para absorber pérdidas en otra crisis financiera. Ese resultado de la prueba anuló los planes de MetLife para recomprar acciones y elevar su dividendo.

MetLife fue la única aseguradora de vida que fue sujeta a la prueba, y Kandarian se quejó públicamente de que este examen "enfocado a los bancos" de la Fed no reflejara las diferencias importantes entre las aseguradoras de vida y las instituciones financieras que la Fed había regulado históricamente.

Kandarian también sugirió que los cálculos matemáticos de la Fed estaban mal, un comentario criticado por algunos inversionistas y analistas.

La experiencia "dejó un mal sabor en la boca [de MetLife]", dijo Ryan Krueger, un analista de acciones de Keefe, Bruyette & Woods.

Kandarian aprendió una lección de relaciones públicas del fracaso en la prueba de estrés y discutió sus puntos de vista sobre los reguladores a puerta cerrada. Él comenzó a discutir la posibilidad de un escrutinio más estricto de Estados Unidos durante casi todas las reuniones privadas del consejo de administración, dijeron personas familiarizadas con la situación.

Cuando los directores de MetLife preguntaron si una demanda dañaría la reputación de la empresa, alienaría a los clientes o antagonizaría con los reguladores, Kandarian prometió basarse en una estrategia mesurada. Durante una discusión del consejo de administración en octubre de 2014, expresó que MetLife "no le estaba declarando la guerra al gobierno", dijo una persona familiarizada con la conversación.

"Steve se mantuvo diciendo repetidamente, ‘Si creemos que la decisión es errónea desde el punto de vista legal, entonces es importante que nosotros como empresa aprovechemos nuestros derechos para enjuiciar y corregir lo que creemos es una decisión irracional, siempre que lo hagamos de manera respetuosa'", dijo William Kennard, un director independiente MetLife y ex presidente de Federal Communications Commission.

Cuando los directores se reunieron otra vez ese diciembre, un mes antes de presentar la demanda, los colaboradores de Kandarian "querían estar seguros de que nos sintiéramos cómodos", dijo una persona familiarizada con el asunto. Su plan para dar a conocer el desafío legal de MetLife era "muy analítico, vacío de hipérbole o malicia" y estaba diseñado "para que no repercutiera en la reputación de la empresa."

Kandarian dejó en claro en la reunión que pensaba que la empresa tenía un caso sólido. "Estamos aún más convencidos de que debemos proceder", dijo en la reunión de diciembre de 2014, de acuerdo con otra persona familiarizada con la situación.

Cuando un juez federal le concedió a Kandarian la victoria legal que él predijo, estaba hablando por teléfono precisamente con Kennard. "¡Guau!, la decisión acaba de emitirse y parece que acabamos de ganar", dijo de acuerdo con Kennard.

Kandarian entonces se lo comunicó a los miembros del consejo de administración  una hora más tarde con una celebración moderada: "Hemos tenido éxito".

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 21/04/2016