13 de ene. (Dow Jones) -- En un lapso de unos 80 minutos el viernes de la semana antepasado, el presidente electo Donald Trump indicó lo que le depara en los próximos cuatro años al Congreso y al público estadounidense

De las 6:19 a las 7:42 a.m. del viernes 6 de enero, Trump publicó seis mensajes en Twitter en los que criticó a los medios de comunicación, modificó una promesa de pagar por el muro fronterizo con México y criticó a Arnold Schwarzenegger por la escasa audiencia de un programa de televisión en el que participa --un programa que el mismo Trump produce.

Esto puede haber sido equiparable al curso que siguió Trump como candidato, pero cerró una extraordinaria primera semana para un nuevo Congreso controlado por los republicanos y ansioso por negociar con el presidente electo Trump, quien a su vez recibió una probada de lo que será la vida en la capital de la nación como el presidente número 45 de su país.

Fue un estudio de contrastes. Las misivas enviadas una tras otra por Trump sobre una variedad de temas contrastaron con las tácticas políticas típicas de Washington que tienen como prioridad la disciplina del mensaje y evitan la sobreexposición banal.

Desde el principio, Trump y su equipo parecían decididos a influir y, si es necesario, abrumar al sistema político de Washington --a los republicanos, los demócratas y medios de comunicación-- elementos que para algunos en la administración entrante son obstáculos para conectarse con los votantes estadounidenses.

Éste fue un plan de combate exitoso durante su campaña presidencial que duró 17 meses. La fórmula Trump del caos controlado mantuvo en zozobra a los opositores mientras pasó sobre más de una docena de rivales republicanos y una candidata presidencial demócrata mejor financiada y con mayor experiencia política.

La semana parecía comenzar donde la campaña se detuvo, con una crítica de Trump a uno de los principales actos del Congreso, una propuesta republicana para debilitar un organismo encargado de supervisar la ética. El partido rápidamente abandonó la propuesta después de que el presidente electo twitteara su desaprobación.

Pero a medida que avanzaba, los desafíos de la estrategia continua de Trump se hicieron más evidentes. A veces, su enfoque singular provocó confusión dentro del Capitolio y dentro de su propio equipo de campaña, dijeron funcionarios de ambos lugares.

Cuando los republicanos en el Congreso comenzaron a planear la derogación de Affordable Care Act (Ley de Servicios Médicos Asequibles), una medida que Trump propuso en la campaña electoral, recurrió a Twitter para advertirles tener cuidado con las consecuencias políticas y que el sistema del seguro médico caería por su propio peso.

Con eso, más señalamientos de precaución surgieron dentro de su propio partido, dejando la estrategia republicana para poner fin a la Ley de Servicios Médicos Asequibles con una impresión de ser más tenue.

Trump pronto recuperó la voz de nuevo al mofarse de los demócratas que buscan salvar dicha legislación tildándolos de “payasos”, pero los legisladores republicanos dominantes, incluyendo el senador Tom Cotton (republicano por Arkansas), dijeron a finales de esa semana que quisieron llegar a un acuerdo sobre un plan del reemplazo antes de comenzar la compleja tarea de derogar la ley.

“Va a haber un período de ajuste mientras todo el mundo aprende a comunicarse entre sí de manera respetuosa, lo que todavía está por venir", dijo Michele Bachmann, ex representante de Estados Unidos, que alguna vez formó parte de un ala rebelde de los miembros republicanos de la Cámara de Representantes.

El representante Paul Ryan (republicano por Wisconsin) obtuvo fácilmente la reelección como vocero de la Cámara de Representantes, al tener sólo un voto republicano disidente, y rápidamente fue presionado para despojar de los fondos federales a Planned Parenthood. Cancelarle los fondos al grupo, que proporciona servicios de salud incluyendo abortos, es una cláusula conservadora favorita, aunque Trump en su campaña había elogiado Planned Parenthood por ayudar a millones de mujeres.

Hubo poco apoyo inicial en el Congreso para una solicitud del equipo de Trump para encontrar dinero para construir un muro a lo largo de la frontera sur de la nación, que el presidente electo había prometido hacer que financie México.

Trump reiteró  el tema en Twitter ese mismo viernes por la mañana: “¡Los medios deshonestos no informan que cualquier dinero gastado en la construcción del Gran Muro (por razones de velocidad), será pagado por México más tarde!”

Eso hizo que el ex presidente mexicano Vicente Fox respondiera: “ni yo ni México vamos a pagar por su monumento racista, otra promesa que no puede cumplir”.

Quizás el mayor espectáculo de contrastes se produjo el jueves siguiente, cuando las noticias de la televisión por cable estuvieron dominadas por una transmisión en vivo de los jefes de todas las agencias de inteligencia estadounidenses que testificaban en los pasillos dorados de una sala de audiencias del Senado sobre cómo Rusia trató de influir en las elecciones estadounidenses con piratas cibernéticos y otros medios.

Varios senadores republicanos repitieron sus afirmaciones sobre la gravedad de la cuestión y el delito --y su apoyo a las agencias de inteligencia-- después de que Trump cuestionó la participación de los rusos y las capacidades de las agencias de los Estados Unidos. El presidente de los Servicios Armados del Senado, John McCain, calificó la actividad de Moscú como “un ataque a nuestra democracia sin precedentes”.

Eso fue seguido el viernes por el informe para Trump sobre las conclusiones de la misma comunidad de inteligencia, después de lo cual no negó la participación de Rusia en los ataques, pero tampoco los confirmó.

Incluso el sector corporativo de ese país se está ajustando al estilo Trump. A inicios de dicha semana, el presidente electo amenazó con imponer aranceles a los automóviles fabricados en México, emitiendo un llamado dirigido a Ford Motor y a General Motors referente a sus planes. Ford rápidamente canceló su plan para construir una nueva planta al sur de la frontera.

El jueves, cuando Trump criticó la decisión de Toyota Motor de construir una nueva planta en México, el fabricante de automóviles japonés retrocedió, señalando que su mano de obra estadounidense permanecería sin cambios. “Toyota espera colaborar con la administración Trump para trabajar en el mejor interés de los consumidores y la industria automotriz”, dijo la compañía en un comunicado.

Los últimos días del proceso de transición de Trump, que había ganado impulso con nominados de alto perfil en las últimas semanas, mostraron algunos signos de desorden visto por última vez en noviembre.

Las luchas internas estallaron sobre la conformación de personal de los equipos de política exterior. James Woolsey, ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia, renunció como el consejero más relevante del equipo de transición debido a la dirección de la política de seguridad nacional, dijo una persona familiarizada con la decisión.

En un episodio anterior de trastornos de transición, Trump dijo el 19 de diciembre que Vincent "Vinny" Viola, un multimillonario y veterano del Ejército, es su elección para fungir como secretario de marina --noticia que sorprendió al General James Mattis, quien fue elegido secretario de defensa y es famoso por querer formar un equipo propio dentro del Pentágono, dijeron funcionarios familiarizados con su planificación.

El general Mattis se reunió con Viola y le agradó, pero se sorprendió de que el anuncio se hiciera sin más consultas con el equipo de transición, de acuerdo con estos funcionarios. “Vinny Viola fue nominado y Mattis estaba furioso”, dijo un funcionario de transición.

Eso dio lugar a las garantías del equipo de transición de que el general Mattis tendría más latitud en las futuras designaciones. El equipo de Trump debe seleccionar al subsecretario de defensa, así como a las principales personas de adquisición, inteligencia y política, dijeron estas personas. El equipo de transición de Trump no respondió a las solicitudes para que diera sus comentarios sobre el asunto.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 13/01/2017

Etiquetas: Trump Twitter EUA Congreso