13 de ene. (Sentido Común) -- Ante la crisis de obesidad, sobrepeso y diabetes que padece el país desde hace varios años, el gobierno federal está acudiendo a una medicina inusual para combatir ese problema de salud pública: la política fiscal.

     A través de decretar como deducibles los honorarios que los contribuyentes paguen por servicios médicos para mejorar la nutrición y enfrentar la diabetes, las autoridades fiscales esperan impulsar mejores conductas alimenticias para combatir esta epidemia que ubica al país la segunda nación en el mundo con las mayores tasas de obesidad y el primero con esa enfermedad en menores de edad.

     “Lo que se buscó con esta modificación es incentivar a la población a mejorar su salud y disminuir la incidencia de estas enfermedades”, dijo el Servicio de Administración Tributaria, o SAT, el órgano de gobierno responsable de la recaudación de impuestos, en un comunicado.

     La deducción al pago de los impuestos de servicios de nutrición, e incluso de psicología, la podrán aprovechar los contribuyentes a partir de la declaración de este año, en 2018. Esa declaración las deben de presentar los contribuyentes en marzo o abril del año siguiente, dependiendo si son personas morales o físicas.

     Así, los dos servicios profesionales vinculados a una mejora de la salud física y mental, se suman a otros gastos deducibles del pago de impuestos como son los gastos médicos, el pago de intereses por créditos hipotecarios, el pago de colegiaturas, el pago de primas por seguros de gastos médicos, entre otros, agregó el SAT en su comunicado.

     Para México, el combate a la obesidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones tanto del sector salud, del gobierno y de los legisladores, ya que esas enfermedades, que por lo general derivan en insuficiencia renal o en otros problemas, como la diabetes, se han convertido en un tema de salud pública que no sólo afecta el bienestar de la población, sino también la productividad de la nación y las finanzas públicas, principalmente por los altos costos que representa su tratamiento.

     Mikel Arriola, el director del Instituto Mexicano del Seguro Social, o IMSS, el órgano responsable de brindar servicios de salud a los trabajadores del sector privado en México, dijo en noviembre pasado que el país gastó 51 mil millones de pesos (dos mil 370 millones de dólares) para la atención de pacientes con diabetes, uno de los padecimientos que más relación tienen con el sobrepeso y la obesidad.

     De hecho, la diabetes es la principal causa de muerte en el país, con 21 mil defunciones en 2015, además de ser el segundo motivo de consulta cada año y la enfermedad con el mayor incremento en la población, agregó Arriola, en el marco del cuarto encuentro de diabetes y sociedad del IMSS.

     Con la posibilidad de deducir ciertos gastos médicos que hasta ahora no estaban contemplados, el gobierno mexicano busca ampliar las medidas con las que cuenta para incentivar una mejor dieta entre los mexicanos y así recortar la cantidad de recursos que cada año asigna para combatir las enfermedades que genera el sobrepeso y la obesidad.

     El único requisito para hacer válida la deducibilidad de esos gastos es que los servicios los ofrezca un profesional titulado y quien emita facturas electrónicas.

     En entrevista con el programa de radio Fórmula Financiera, Osvaldo Santín, el titular del SAT, dijo que los estudios de laboratorio y consultas médicas en general sí son deducibles, pero no los tratamientos relacionados con cuestiones estéticas.

     “Lo que se establece para 2017 es que también podrán ser incorporados los gastos que lleves a cabo en estas consultas, como parte de tus deducciones”, dijo Santín . Esas deducciones “tendrán que ser reflejadas en la declaración anual, que en este caso se estaría presentando para 2018”.

     El funcionario agregó que el tope máximo de deducciones será de 132 mil pesos, o 10% del ingreso reportado por los contribuyentes.

     Estas medidas se suman a otras que los legisladores mexicanos ya habían tomado hace unos años para combatir la obesidad por medio de impuestos a bebidas o alimentos que tienen un alto contenido calórico.

     Con el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios, o IEPS, a esos bienes, el gobierno mexicano incrementa la carga impositiva a esos ese tipo de alimentos y bebidas a fin de encarecer su precio y así reducir su consumo.

     No obstante, algunos expertos han dicho que esos dos impuestos no han tenido los resultados esperados por diversos factores.

     De acuerdo con un estudio elaborado por tres economistas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), los impuestos no han dado todos los resultados esperados, ya que si bien en el caso de las bebidas la nueva carga fiscal sí se traslado en su totalidad a los consumidores, no sucedió lo mismo en los alimentos, en donde esa transferencia fue por sólo 65% del nuevo gravamen.

     De ahí que, los economistas sí encontraran una reducción de 6% en la cantidad de litros consumidos de bebidas azucaradas, pero no en la ingesta de alimentos con alto alto contenido calórico.

     “En bebidas, [los consumidores] se están moviendo a presentaciones más chicas”, dijo el profesor Enrique Seira, uno de los autores del estudio, en una presentación de sus resultados en la Academia Nacional de Medicina. “Una razón fue que el precio subió proporcionalmente más para presentaciones grandes” de refrescos.

     De ahí que el impuesto a bebidas fue más efectivo en promedio con respecto al de los alimentos, principalmente porque en el caso de los líquidos la nueva carga fiscal se aplicó a la cantidad, mientras que en los alimentos al precio.

     El impuesto a bebidas “es de un peso por litro, el de alimentos es de 8% del precio. Es un impuesto al precio, no a la cantidad”, agregó Seira. “Lo que estamos viendo que pasa es que la gente se está moviendo a alimentos más baratos”.

     Para el académico, quien elaboró el trabajo junto con los profesores Emilio Gutiérrez y Arturo Aguilar, es evidente que la forma en que se está aplicando el impuesto tiene efectos diversos. Seira y compañía concluyeron así que no cualquier impuesto es adecuado para combatir el problema de obesidad, por lo que el diseño de la medida es esencial para poder garantizar que al final tenga los resultados esperados

     El estudio además encontró que hasta ahora las empresas no han reformulado las recetas de sus productos como consecuencia de los impuestos, aunque los autores no descartan que en el futuro las compañías tomen esas medidas.

 


 


Fecha de publicación: 13/01/2017

Etiquetas: México SAT impuestos obesidad IMSS