9 de mar. (Bloomberg) -- El 15 de junio de 2015, un día antes de que Donald Trump lanzara su candidatura presidencial, la fortuna personal de Carlos Slim se situaba en poco menos de 67 mil millones de dólares.

Hoy, es de alrededor de 51 mil millones.

Nadie en la tierra ha perdido más durante el ascenso de Trump --por lo menos en dólares y centavos-- que el magnate mexicano de las telecomunicaciones. Su clasificación en el índice de los multimillonarios de Bloomberg ha caído al sexto lugar después de haber ocupado alguna vez el primer lugar.

Algunas de las razones de su caída, por supuesto, tienen poco que ver con la política estadounidense, pero gran parte de esto se reduce a esto: la hostil posición verbal de Trump sobre México que ha hundido al peso, arrastrando con ello el valor en dólares de los activos domésticos de Slim en el proceso.

Sin embargo, hay otro elemento totalmente inesperado en la saga de Slim. Las mismas fuerzas que están reduciendo su fortuna también están, curiosamente, aumentando su popularidad en casa --a tal grado que ahora se menciona con anhelo como posible candidato para las elecciones presidenciales del próximo año.

Después de que Slim se reunió con Trump en su visita de diciembre, los mexicanos indignados por la promesa de Trump de intensificar las deportaciones y construir un muro fronterizo a costas de México comenzaron a albergar la idea de que el magnate de 77 años pudiera ser exactamente lo que el país necesita.

Una encuesta realizada por el diario El Universal en enero mostró que Slim era considerado el mexicano más apto para enfrentarse a Trump, superando al populista Andrés Manuel López Obrador, el gran favorito. Sus llamados a la economía mexicana para mirar hacia adentro, tanto como su inmensa fortuna y el desafío de Trump, han reverberado entre los mexicanos.

Y aun cuando ha sido criticado de tiempo atrás por sus implacables prácticas empresariales, Slim se ha convertido en un político que gusta mientras que las cuentas de la telefonía celular han caído debido a la guerra de precios y a la presión reguladora del gobierno.

   Ayer, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, o IFT, el regulador del sector en México, endureció las medidas contra América Móvil de Slim, la principal empresa de telecomunicaciones de América Latina, que consideran, entre varios puntos, separar sus empresas que dan el servicio de telefonía fija.

 

Candidatura con remotas probabilidades

Su candidatura pudiera no tener muchas posibilidades de éxito –y él dijo a Bloomberg TV en diciembre que “nunca” contendería por la presidencia-- pero hay mexicanos que tienen esperanzas.

“Slim señaló que no estaba interesado”, dijo David Crow, analista político del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en la Ciudad de México. “Nadie lo cree o quiere creerlo. Él supera a Trump en su juego. Es similar a cualquier tipo del sector privado, pero es fabulosamente rico y supera a Trump en ese sentido”.

De hecho, Slim, quien era la persona más rica del mundo hace apenas cuatro años, tiene una fortuna 17 veces mayor que los actuales tres mil millones de dólares de Trump.

En cuanto a su nueva popularidad, un portavoz dijo que la caída en las facturas de los teléfonos móviles que pagan los mexicanos no es necesariamente la razón. “Afortunadamente, los mexicanos han comenzado a darse cuenta de que es un hombre de negocios honesto, inteligente y de principios que ha ayudado a muchos otros”, dijo Arturo Elías Ayub desde la Ciudad de México.

 

Relaciones tensas

Los discursos de campaña de Trump tensaron las relaciones con Slim. Después de la acusación de Trump de que México estaba enviando violadores y a otros criminales a Estados Unidos, la cadena Ora TV de Slim rápidamente canceló un proyecto de televisión con el entonces candidato.

Cuando el diario The New York Times sacó a la luz más tarde las acusaciones de acoso sexual de Trump, el entonces candidato dijo que los periodistas estaban actuando como “cabilderos corporativos de Carlos Slim”, en referencia a su participación del 17% en la compañía de periódicos, el mayor accionista individual.

Pero después de que ganó Trump, comenzaron las negociaciones de paz. Slim viajó a Mar-a-Lago, la finca de Trump en Palm Beach, Florida, para lo que el presidente electo tildó de “una cena encantadora con un hombre maravilloso”. Cuando Slim habló con periodistas en México semanas después, él criticó el muro propuesto, diciendo que la inversión y la creación de empleo son mejores maneras de evitar la inmigración. Sin embargo, tuvo palabras amables para Trump, e incluso sostuvo una copia del último libro del presidente, ‘Great Again’, para ser fotografiado.

 

Video viral

“Trump no es el Terminator de la película”, dijo para tranquilizar a sus compatriotas mexicanos, cuya ira contra Trump había convertido al multimillonario estadounidense en la piñata más vendida. “Es un negociador”.

La reconciliación, resultado de semanas de negociaciones tras bambalinas, llegó en un momento en que el presidente Enrique Peña Nieto era profundamente impopular y que estaba en contraposición con Trump. Peña Nieto no puede postularse para desempeñar otro periodo presidencial.

Poco después, una red de televisión local del sur de México aprovechó el momento para crear un video para promover que Slim contendiera como candidato presidencial en 2018. El video corto se volvió muy popular y proliferaron los hashtags a favor de Slim (#SlimPresidente, eventualmente se convirtió en un lugar incómodo para que los clientes de América Móvil divulgaran sus quejas por sus cuentas telefónicas).

México no siempre ha amado a Slim. Para muchos, su riqueza extrema no sienta bien en un país sumido en la pobreza, ya que gran parte de su fortuna se derivó de su adquisición de la red telefónica estatal en una supuestamente amañada licitación de privatización. Durante años, Slim ha enfrentado acusaciones, basadas en escasa evidencia, de que ganó la subasta Telefonos de México de 1990 por el favoritismo del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari.

El regulador mexicano también multó a su grupo por mil millones de dólares por “prácticas monopólicas” en 2011 por cobrarles a los competidores por conectar sus llamadas. Slim desafió la multa en los tribunales durante años, pero cuando ganó, el gobierno había comenzado a menoscabar su dominio asegurando que los clientes pudieran cambiar más fácilmente de proveedor de servicios de telefonía inalámbrica.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo      

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Fecha de publicación: 09/03/2017

Etiquetas: Carlos Slim Candidatura Presidencial Riqueza Disminución Popularidad