Acapulco, 22 de mar. (Sentido Común) -- Carstens, el gobernador de Banco de México, confía en que la reciente fortaleza del peso ayudará los esfuerzos de las autoridades monetarias para contener y reducir las alzas recientes de precios.

     Así como, en buena medida, la caída de más de 16% que registró la moneda mexicana el año pasado generó presiones inflacionarias, que incluso se aceleraron cuando el gobierno decidió subir los combustibles en enero, ahora la ganancia de 8% que ha registrado el tipo de cambio contra el dólar, tendrá, de acuerdo al gobernador del banco central mexicano, el efecto inverso.

     La “corrección [reciente del peso], ayudará a reducir la tasa de inflación, facilitando su convergencia al objetivo” de 3%, dijo Carstens, en un discurso fuertemente aplaudido durante la 80 Convención Bancaria, por ser el último que dictará como gobernador de Bancos de México en ese evento anual.

     Carstens anunció ya que dejará su actual cargo a finales de noviembre para irse a encabezar el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza.

      El gobernador del banco central mexicano aprovechó, como es costumbre, el foro bancario para dar una explicación de la evolución que ha tenido la economía mexicana en los últimos meses y de las medidas que han tenido que ir adoptando las autoridades monetarias para ajustar sus políticas a esa realidad.

     En ese sentido, Carstens dijo que, desde su perspectiva, el alza de precios reciente que ha experimentado la economía mexicana se ha debido, en parte, a los diversos choques externos que ha enfrentado el país a lo largo de los últimos dos años y medio, como el desplome del precio del crudo a finales de 2014 e inicios de 2016, el alza de tasas de interés en Estados Unidos y la incertidumbre que trajo el resultado electoral estadounidense.

     A esos eventos internacionales, que depreciaron la moneda mexicana por su impacto negativo en las finanzas gubernamentales, en los flujos financieros hacia el país y en la potencial disrupción de la relación comercial entre México y Estados Unidos, habría que añadir un factor doméstico: los ajustes a los precios de las gasolinas en enero de este año.

     Sin embargo, Carstens dijo estar confiado que si bien el impacto negativo que las alzas a los combustibles han generado en otros precios, en el largo plazo la decisión del gobierno de dejar de subsidiar esos bienes será benéfica para el país y contribuirá a que la política fiscal apoye a la monetaria para llevar de nuevo a la inflación hacia el objetivo de largo plazo de 3%.

     Hoy la inflación se ubica en un nivel de 4.9%, por arriba incluso del límite superior del intervalo en el que a Banco de México le gustaría ver fluctuar ese indicador de entre 2 y 4%.

     La “liberalización sienta las bases, a través de una mayor sostenibilidad de las finanzas públicas, para que el proceso de formación de precios de la economía en el mediano plazo sea más congruente con la meta de inflación del banco central”, agregó Carstens, con 58 años de edad.

     Un elemento adicional que para el gobernador ayudará a contener las alzas de precios recientes, es que desde su perspectiva esos aumentos se deben, más que nada, a cambios de precios relativos, por la devaluación del peso, que a presiones generalizadas de demanda.

     Esa distinción es relevante ya que sólo cuando se dan aumentos por incrementos generales en la demanda es cuando se puede esperar que se presente una mayor inflación, mientras que los cambios en precios relativos si bien elevan ciertos precios que aceleran a su vez la inflación, eso no significa que se estén evidenciando aumentos generalizados y sostenidos en los precios, que es la definición más precisa y amplia de lo que es la inflación.

     Si las autoridades monetarias logran evitar que las expectativas inflacionarias se disparen por los aumentos relativos de precios, entonces es mucho más probable que una vez que pase el efecto de esos mayores precios la inflación ceda y descienda.

     Carstens dijo que él considera que actualmente eso es lo que está ocurriendo en la economía mexicana: incrementos de algunos precios, pero no un alza generalizada y sostenida de precios.

     Eso es lo que lo lleva a predecir que si bien la inflación cerrará este año por arriba del nivel superior del rango en el que debe ubicarse, convergerá hacia la meta de 3% para el próximo año.

     “Para 2017 se espera que la inflación se ubique por encima de la cota superior del intervalo de variabilidad asociado al objetivo establecido por el Banco de México, retomando una tendencia convergente hacia la meta durante los últimos meses del año, para situarse cerca de 3% al cierre de 2018”, dijo el gobernador del banco central.

     Claro que una pieza clave para que eso ocurra, es que el gobierno de México no ceda en sus esfuerzos por mejorar sus finanzas.

     Sin ello, dijo Carstens, las medidas que tome Banco de México serán menos efectivas y mucho más dolorosas para la mayoría de los mexicanos que si las autoridades monetarias cuentan con la ayuda de las autoridades financieras.

     Sin ese apoyo, es altamente probable que el banco central tenga que elevar aún más su tasa de referencia a fin de contener las alzas de precios, pero con el efecto negativo de reducir más el ritmo de expansión y de creación de empleos de México.

     “Es relevante destacar que la política monetaria no opera en el vacío, sino que es parte de la política económica del Estado en su conjunto”, agregó Carstens. “El que las decisiones relacionadas con la política monetaria estén en manos del banco central, no implica que no se deba buscar una complementariedad con otras políticas económicas. De hecho, de existir mayor sinergia entre las distintas políticas del Estado, el Banco de México podrá lograr su objetivo de una manera más eficiente, es decir, a un menor costo para la sociedad”.

 

 


Fecha de publicación: 22/03/2017

Etiquetas: México economía Banco Carstens tasas tipo de cambio inflación