Washington, 12 de abr. (Dow Jones) -- A casi doce semanas asumir el cargo de presidente, Donald Trump no ha tenido una sola semana sencilla.

Trump ha alcanzado puntos altos con frecuencia: la nominación de un juez de la Corte Suprema, un discurso sin contratiempos en una sesión conjunta del Congreso, un papel activo en las negociaciones del sistema de salud.

Pero cada uno de ellos ha sido seguido, en cuestión de horas o días, por puntos bajos: teniendo a los tribunales bloqueando sus restricciones a los viajes de ciudadanos de algunos países con población principalmente musulmana, un tuit de madrugada sobre supuestas escuchas telefónicas de su antecesor y el colapso de esas negociaciones para derogar Affordable Care Act (la Ley de Servicios Médicos Asequibles).

El resultado, recopilado en una encuesta de Gallup, es un ciclo constante de traspiés y recomposición de Trump. El colapso del proyecto de ley de servicios médicos reciente ayudó a reducir su índice de aprobación a 35% entre el domingo y el martes siguiente, los peores índices de aprobación para cualquier presidente en su primer año, encontró Gallup.

“Inusualmente bajos, inusualmente pronto”, concluyó la organización en su evaluación de los datos. “Como alguien que impone tendencias al obtener el índice de aprobación de trabajo inicial más bajo de cualquier presidente y caer por debajo de 40% de aprobación en un periodo de tiempo récord, los índices recientes de 35 y 36% de Trump son los más bajos de cualquier presidente en su primer año”.

Es por ello que la Casa Blanca comenzó a hacer ajustes para mejorar su desempeño ahora que tiene como objetivo obtener la aprobación de un proyecto de ley en el Congreso para impedir que cierre el gobierno y también reformar el código tributario.

El presidente obtuvo una victoria en el Senado con la aprobación de su nominado a la Suprema Corte, el juez Neil Gorsuch, aunque los demócratas se opusieron de manera denodada para evitarlo.

Trump obtuvo una victoria limpia que está apuntalando su naciente presidencia, dijeron estrategas políticos.

“El impulso es lo que importa en este momento, sobre todo cuando se tiene una agenda tan agresiva como la que tiene esta Casa Blanca”, dijo Kevin Madden, un estratega republicano de mucho tiempo que asesoró a Mitt Romney, candidato del Partido Republicano a la presidencia en 2012. “La razón principal por la que el presidente fue elegido fue por su capacidad para hablar de las frustraciones que tiene la gente debido a que Washington no logra hacer las cosas que promete. Muchas de esas controversias distraen la atención de eso”.

La Casa Blanca “no ha obtenido las ganancias que ha prometido y el Congreso se ve motivado por las ganancias”, dijo Madden. “Sin éstas, cada vez sería más difícil crear incentivos para que el Congreso proporcione el apoyo que necesitan para lograr las cosas”.

Trump, por su parte, le da poca importancia a las encuestas o a los titulares desfavorables, como lo ha dejado claro en un tuit tras otro.

“¡Si la gente de nuestro gran país sólo pudiera percatarse de la forma maliciosa e inexacta en que mi administración es cubierta por ciertos medios!” escribió Trump recientemente.

En contraste, él y el portavoz Sean Spicer hablan de indicadores económicos positivos. El vocero citó recientemente una encuesta de National Association of Manufacturers (Asociación Nacional de Fabricantes), cuyos miembros visitaron la Casa Blanca, en la que 93% de los encuestados dijeron que ahora tenían una perspectiva positiva sobre la administración.

“El presidente se alegró de ver que el informe añadió a la lista de medidas que reflejan el increíble estado anímico optimista y positivo que han generado sus políticas favorables para el crecimiento”, agregó.

Otros presidentes han visto índices de aprobación significativamente peores, pero estos se han presentado en momentos posteriores de sus presidencias, dijo Gallup.

La selección del juez Gorsuch, que prestaba servicios en el Tribunal de Apelaciones del 10º Circuito Federal, es un caso raro en el que el presidente ha logrado cumplir claramente una promesa de campaña, así como su promesa de retirar al país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TPP; y acelerar la aprobación de proyectos de construcción de gasoductos de larga duración.

    Sin embargo, la Casa Blanca ha visto bloqueadas sus iniciativas o reducidas de la ardiente retórica de la campaña presidencial.

Se espera que Trump busque implantar cambios menores al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) con México y Canadá, en lugar de una amplia reforma. Todavía no ha encontrado una estrategia ganadora para construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México --pagado por México.

Sus restricciones a los viajeros provenientes de seis naciones mayoritariamente musulmanas, destinadas a disminuir las amenazas terroristas, están bloqueadas en los tribunales. Su descripción de la prohibición revisada como una “versión diluida de la primera” ya ha complicado los argumentos del gobierno en su apoyo.

Un frustrado Trump atacó a los legisladores de House Freedom Caucus de la Cámara de Representantes que no apoyaron el proyecto de salud respaldado por la Casa Blanca después de considerarlo insuficientemente conservador. Trump dijo que “lucharía contra ellos” en las elecciones de 2018, si tuviera que hacerlo. El contendio, dijeron algunos conservadores, es mutuo.

“Creo que el hombre que vino a drenar el pantano puede haberse convertido en la criatura de la laguna negra”, dijo Mark Meckler, cofundador de Tea Party Patriots y decidido partidario de Trump. “Puso la mira en el blanco equivocado, las bases dan gracias a Dios por el Freedom Caucus. Trump se está separando de su bases”.

Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump no ha pasado una sola semana sin controversias, y todo se ha desarrollado en un contexto de sondeos de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) y en el Capitolio sobre los contactos de su equipo con Rusia.

Recientemente, la Casa Blanca anunció la salida de la Subdirectora del Estado Mayor, Katie Walsh, para unirse a America First Policies, un grupo externo que busca apuntalar la agenda de Trump, el cual podría adoptar una táctica más muscular para luchar contra los antiguos aliados conservadores del presidente.

Los contactos de Flynn con funcionarios rusos son ahora una parte importante de una investigación criminal mucho más amplia de algunos de los principales asesores de campaña de Trump que han comenzado teñir su presidencia.

“Al estar quitando tiempo y socavando energía [la investigación] de Rusia, y a eso se le añade el papel de supervisión del Congreso --todo representa un desafío muy real”, dijo Madden.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 12/04/2017

Etiquetas: Trump Política Inmigración Déficit Economía Servicios