18 de abr. (Bloomberg) -- Las nuevas refinerías de petróleo en Texas están buscando unirse a los dos proyectos más relevantes de la industria petrolera norteamericana.

Raven Petroleum y MMEX Resources están construyendo refinerías en Eagle Ford y Permian Basin que procesarán los abundantes suministros locales de crudo ligero para convertirlos en gasolina y diésel. El combustible será transportado por las actuales líneas ferroviarias hasta la frontera con México, donde el gobierno del país ha abierto el mercado a la competencia extranjera, atrayendo a empresas como BP y Glencore.

Los perforadores de esquisto de Estados Unidos han duplicado el número de equipos que buscan petróleo desde mayo, registrando la mayoría de las ganancias observadas en Texas. La producción a nivel nacional se espera que se acerque al máximo histórico de 1970. Al mismo tiempo, la demanda de gasolina en México está superando la oferta local, obligando a la nación a aumentar las importaciones, de acuerdo con los datos del gobierno, ésta creció 3% año a año en 2016.

“Parece que son un grupo de empresarios que ven oportunidades en los mercados de combustibles refinados de México ahora que se están desregulando y desnacionalizando”, dijo Neil Earnest, presidente de la consultora de la industria Muse Stancil, por teléfono desde Dallas. “Si usted está sentado en Texas, entonces está sentado sobre petróleo crudo de bajo costo”.

 

Sur de Texas

La refinería propuesta por Raven, con sede en Woodland, Texas, procesará 50 mil barriles diarios aproximadamente y estará ubicada a unos 112 kilómetros de la frontera, en el condado de Duval, en Woodlands, Texas, producirá gasolina y diésel con bajo contenido de azufre a partir de 2019, dijo Christopher Moore, director general de la compañía en una entrevista telefónica. MMEX Resources planea construir otra refinería de tamaño similar al oeste de Texas.

La ubicación de la refinería que estaría a unos 80 kilómetros al este de Laredo está cerca de su suministro de materia prima del esquisto Eagle Ford, así como del mercado de sus productos en México, agregó.

México ha estado tomando medidas para desregular su mercado de combustibles y eliminar los precios de los combustibles fijados por el gobierno. Los precios de los combustibles en México subieron 20% en promedio en enero, cuando el gobierno elevó el precio máximo en las gasolineras.

Dichos aumentos de precios, mismos que han provocado desazón en la población, forman parte de las reformas para abrir el monopolio estatal de Petróleos Mexicanos a la competencia extranjera y atraer la inversión privada.

“La demanda de combustibles en México está creciendo a más de 3% anual”, dijo Moore. “Un mercado restringido no se resolverá internamente, por lo que tendrá que importar como lo están haciendo ahora”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo      

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Fecha de publicación: 18/04/2017

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