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19 de abr. (Dow Jones) -- En el Congreso de Estados Unidos, los republicanos enfrentarán en las próximas semanas una difícil decisión acerca de las etapas que deberán seguir en relación al siguiente gran objetivo incluido en la agenda económica del presidente Donald Trump --reformar el código fiscal-- lo que tendrá importantes implicaciones en sus objetivos presidenciales.
Tienen tres opciones principales: un plan de vía rápida que implicará una acción inmediata este año pero que limitará qué tan agresivamente podrán reducir las tasas corporativas y personales; una vía más pausada para lograr una reforma más ambiciosa del sistema fiscal que corre el riesgo de generar un feo enfrentamiento entre ambos partidos; o trabajar con los demócratas.
El liderazgo del partido está analizando cuidadosamente la primera estrategia pero aún no ha tomado una decisión, y cada toma de posición implicará claros beneficios e inconvenientes.
Las dos primeras opciones emplean algo que se conoce en Washington como “reconciliación presupuestal”, un proceso del Congreso que permite que los votos de mayoría simple en el Senado aprueben los proyectos de impuestos y gastos sin la amenaza de verse obstruidos.
En la tercera opción, trabajar con los demócratas les daría a los legisladores una mayor flexibilidad, pero ambas partes están muy distantes entre sí en cuanto a los objetivos políticos.
Los republicanos originalmente planearon utilizar la reconciliación presupuestal fiscal de 2017 para aprobar la reforma del sistema de salud en una votación partidista y una conciliación presupuestal de 2018 para lograr una importante reforma del código tributario que bajara las tasas impositivas y redujera los subsidios fiscales.
La estrategia de vía rápida se basa en las cenizas de la legislación del sistema de salud de la semana pasada. La idea, aún en las primeras etapas de discusión entre los líderes y colaboradores republicanos, usaría el proceso de reconciliación de 2017 para lograr una reforma tributaria ahora que está estancada la reforma del sistema de salud.
“Debido a que no podemos usarla para el sistema de salud, al parecer, ¿para qué podríamos usarla entonces?”, preguntó el senador John Cornyn (republicano por Texas), el segundo republicano de mayor rango. “Eso es lo que estamos analizando ahora, no tenemos una respuesta final, pero ciertamente los impuestos es uno de los candidatos”.
Pero esto implica ciertos inconvenientes. Los proyectos de ley de conciliación sólo pueden iniciarse si la Cámara de Representantes y el Senado acuerdan un plan de presupuesto que fije los parámetros de sus decisiones. Dicha plantilla fue creada en enero para 2017, pero fue escrita específicamente teniendo en mente la legislación de los servicios médicos y les deja a los republicanos con 450 mil millones de dólares menos de lo que habían planeado. Utilizarla como el andamiaje de una reforma fiscal les daría a los republicanos menos latitud para bajar las tasas de impuestos tanto como quieran.
“Exploraremos todas las opciones al evaluar el camino que tomaremos en la reforma tributaria y también para derogar y reemplazar” Obamacare, dijo Emily Schillinger, una portavoz de House Ways and Means Committee (Comité de Métodos y Medios de la Cámara de Representantes).
La segunda opción para los republicanos sería seguir con su plan original y utilizar el presupuesto de 2018 y el proceso de reconciliación en la reforma fiscal.
Esta táctica es la “actitud predominante”, dijo Sean Spicer, el vocero de la Casa Blanca.
Eso le daría al partido una pizarra limpia en la que trabajar y podría permitirles construir más espacio para hacer recortes de impuestos a corto plazo. Pero esta estrategia plantea un desafío político. Antes de que pudieran presentar un proyecto de ley de reconciliación, los republicanos necesitarían llegar a un acuerdo sobre los niveles de gasto a largo plazo y el ritmo de las reducciones de déficit, cuestiones que intencionalmente evitaron en el presupuesto de 2017 como parte del proceso para aprobar rápidamente la legislación de los servicios médicos. Si eligen el presupuesto 2018 como su vehículo para efectuar la reforma fiscal, eso pondrá el debate fiscal en línea detrás de una posible lucha intrapartidista sobre las prioridades de gasto.
En el Senado ya se han expuesto las fisuras sobre los déficits y el gasto.
“Si ellos proponen otro presupuesto de mierda, supongo que no obtendrán suficientes votos para su aprobación”, dijo el senador Rand Paul (republicano por Kentucky). “Deben presentar un presupuesto que se equilibre en un período de tiempo razonable”.
Esa es una tarea que podría requerir unos ocho billones de dólares en recortes que los republicanos no podrían aceptar, dijo Ed Lorenzen, consejero principal de Committee for a Responsible Federal Budget (Comité para un Presupuesto Federal Responsable).
Cuando se le preguntó si podría equilibrarse el presupuesto, el senador John McCain (republicano por Arizona) dijo que quiere ver aumentos en el gasto militar. “Si no podemos defender a la nación, entonces el déficit no importará”, agregó.
La reconciliación presupuestal plantea otros desafíos para los republicanos. Cualquier proyecto de conciliación, ya sea para 2017 o 2018, no debe aumentar los déficits presupuestales más allá de la ventana de puntuación del presupuesto. Esta limitación fue la razón por la qué los recortes de impuestos de 2001 y 2003 incluyeron fechas de vencimiento.
Teóricamente, un presupuesto de 2018 que implique reducciones de impuestos a corto plazo podría conducir a que los recortes fiscales se establezcan con cierta caducidad. Esta vez, sin embargo, los republicanos quieren evitar medidas temporales.
“La reforma fiscal más favorable para el crecimiento es la reforma tributaria permanente”, dijo el representante Kevin Brady (republicano por Texas), el presidente del comité Ways and Means.
Un proyecto de ley temporal también resultaría difícil de enmarcar en algunas de las políticas que los republicanos están considerando, como los cambios estructurales a las normas fiscales internacionales.
Los republicanos tienen una última opción que les permitiría avanzar la legislación tributaria este año --trabajando con los demócratas para llegar a 60 votos en el Senado. Las reglas de conciliación que excluyen los aumentos del déficit a largo plazo no se aplicarán.
Sin embargo, ambas partes están muy lejos de llegar a un acuerdo. La mayoría de los demócratas se oponen a la derogación de los impuestos estatales y quieren asegurarse de que el plan tributario no beneficie principalmente a los hogares de altos ingresos. También están preocupados por los importantes recortes de impuestos, advirtiendo que los planes de gastos del presidente Donald Trump afectarían los programas nacionales de servicios médicos, vivienda y artes.
Cualquier proyecto de ley de impuestos que atraiga a un número significativo de demócratas retraería a muchos republicanos.
“Desafortunadamente, nunca he visto un plan fiscal republicano que no sea un regalo de impuestos para los ricos”, dijo el senador Chris Van Hollen (demócrata por Maryland).
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 19/04/2017
Etiquetas: Congreso EUA Legislación Trump Aprobación Obstaculización Servicios Médicos Impuestos Reforma Fiscal