21 de abr. (Dow Jones) -- Después de la Segunda Guerra Mundial, la economía mundial creció por la ola de comercio y finanzas, sacando a cientos de millones de personas de la pobreza en los países en vías de desarrollo y ofreciendo a los países ricos bienes más baratos, inversiones lucrativas y esperanzas de un planeta más pacífico.

Esa marea ahora está en retroceso.

Nueve años después de la crisis financiera, el comercio global apenas está creciendo en comparación con la producción económica total. Los préstamos bancarios transfronterizos han disminuido drásticamente, al igual que los flujos internacionales de capitales. La inmigración a Estados Unidos y en Europa Occidental enfrenta una reacción pública cada vez más profunda.

Los políticos nacionalistas están en ascenso, como el presidente estadounidense Donald Trump, quien excluyó a Estados Unidos de un pacto comercial del Pacífico en su primer día de trabajo en la Oficina Oval, declarando: “Acabamos de hacer una gran cosa para el trabajador estadounidense”.

Para los economistas tradicionales, la globalización es un camino hacia la prosperidad. Basado en los trabajos de Adam Smith en 1776 y David Ricardo en 1817, el canon clásico ha adoptado la idea de que el comercio es la base de la riqueza, porque hace que las naciones sean más eficientes al permitir que cada una se especialice en lo que sus trabajadores hacen mejor.

Pocos de ellos comprendieron completamente las desventajas de la globalización en una economía moderna. Al vincular naciones dispares económicamente también expandió la reserva de mano de obra a nivel mundial, enfrentando a los trabajadores de las naciones ricas con los mal pagados de los países en desarrollo. Eso aumentó enormemente la fortuna de los pobres del mundo, pero también creó una reacción negativa en Estados Unidos y Europa. Al mismo tiempo, la liberación de los flujos financieros condujo a excesos debilitantes que terminaron en crisis.

“La globalización está en retroceso”, dijo Larry Fink, director ejecutivo de la gran firma de inversiones BlackRock, en un memorándum de febrero dirigido a los empleados, en el que se esbozaba una nueva estrategia corporativa. “Necesitamos ser alemanes en Alemania, japoneses en Japón y mexicanos en México”.

Una era anterior de globalización, que se extendió desde 1870 hasta 1913, terminó cuando el mundo descendió a la guerra. Posteriormente, las crecientes barreras comerciales desempeñaron un papel en la Gran Depresión de los años treinta.

La era actual puede no resultar tan catastrófica, pero las naciones, empresas, instituciones multilaterales y los ciudadanos comunes ya están luchando por adaptarse a un mundo con mayores barreras comerciales y financieras, una medida que se intensifica el retroceso.

Los grandes bancos, como Citigroup y HSBC, han reducido su alcance global. Empresas industriales como General Electric están desarrollando estrategias para un mundo más localizado.

Los guardianes de la globalización, como la Organización Mundial del Comercio, ahora luchan con los desafíos de China y otras potencias emergentes. Las naciones pobres están encontrando más difícil depender de las exportaciones para su desarrollo económico. Las naciones ricas se enfrentan a mercados de ultramar menos hospitalarios, mientras que sus trabajadores luchan con las exigencias de los lugares de trabajo automatizados.

Los críticos de la globalización dicen que la desaceleración del comercio y las finanzas transfronterizos ayudará a aliviar la presión que se ejerce en los salarios de los trabajadores no calificados de las naciones ricas, evitará la amenaza de burbujas financieras y reducirá la influencia de las compañías multinacionales en los países en desarrollo.

“Tal vez Estados Unidos se suministre más de su demanda así mismo”, dijo Clyde Prestowitz, presidente de Economic Strategy Institute en Washington, D.C., quien desde hace tiempo ha instado a Estados Unidos a adoptar políticas comerciales más agresivas. “Eso podría ser algo bueno y crearía empleos”.

Durante la época de la globalización que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento comercial superó con creces la producción económica global. Ahora apenas se está manteniendo.

La desaceleración ha sobrevivido por mucho tiempo a la crisis financiera de 2007 a 2009, que ayudó a ponerla en marcha. Entre 2011 y 2015, el valor de las exportaciones mundiales de mercancías se contrajo 10%, de acuerdo con la OMC, la mayor caída en un período de cuatro años de la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial, impulsada en parte por la contracción de los precios de las materias primas. El crecimiento de la exportación de mercancías en un período de 10 años también es el más lento de esta era.

“Tenemos una mentalidad deflacionaria”, dijo Jakob Stausholm, director financiero de Maersk, el gigante naviero danés, a los inversionistas en febrero, al reportar una pérdida de mil 900 millones de dólares. Unos días antes, un tribunal de Seúl declaró que Hanjin Shipping, la séptima mayor naviera del mundo, se encaminaba a la liquidación.

Entre las tendencias más candentes de la industria el año pasado fue el desmantelamiento de gigantes buques portacontenedores para convertirlos en chatarra --862 en total-- en los astilleros de playa de Pakistán, Bangladesh e India.

El movimiento de capitales transfronterizo anual --en la forma de compras de acciones y bonos, inversión extranjera directa y préstamos—cayó en más de dos tercios, de 11 mil 900 millones de dólares en 2007 a tres mil 300 millones en 2015, de acuerdo con McKinsey.

Los préstamos de los bancos extranjeros, particularmente de Europa, se han visto seriamente afectados. La cartera de préstamos transfronterizos de los bancos de todo el mundo se contrajo 21%, al ir de 35 mil 500 millones de dólares en 2008 a 28 mil 200 millones de dólares en el tercer trimestre de 2016, dijo Bank for International Settlements (Banco Internacional de Compensación).

Gary Hufbauer, un economista comercial de Peterson Institute, calculó que la producción de Estados Unidos en 2016 fue de dos mil millones de dólares más de lo que habría sido gracias a la mayor integración comercial y financiera desde 1950. Retrasar el ritmo de la globalización reducirá realmente las ganancias de Estados Unidos.

No menos está en juego para un país como Etiopía, que ha promediado tasas de crecimiento superiores a 10% en la última década como parte del su esfuerzo hacia la industrialización y una mayor exposición internacional. El país tiene muy poco de qué depender, si fracasa su apuesta por la globalización.

Con la esperanza de emular el impulso de China basado en la ola de la globalización, Etiopía está creando media docena de zonas manufactureras para producir prendas de vestir, textiles y zapatos para empresas multinacionales, junto con la construcción de sistemas ferroviarios y centrales eléctricas. El gran auge de la construcción, que mantiene el aire de Addis Abeba lleno de polvo, ha generado una creciente carga de deuda externa, que subió de dos mil 300 millones de dólares en 2006 a 20 mil 400 millones en 2015, dijo el Banco Mundial.

Hailemariam Desalegn, el primer ministro de Etiopía, ha dicho que la deuda es un precio que está dispuesto a pagar. “Si quieres moverte con facilidad, entonces no podrás alcanzar un crecimiento de dos dígitos”, dijo en una entrevista reciente. “Tenemos que manejarlo con cuidado, pero también hay una salida, tenemos un enorme potencial en términos de exportaciones”.

La letárgica recuperación de la recesión global, especialmente la débil demanda de bienes de capital y los grandes proyectos de inversión, ayudan a explicar la desaceleración del comercio mundial.

El proteccionismo es otra causa. Global Trade Alert, un grupo de monitoreo comercial, ha contado cerca de siete mil medidas proteccionistas promulgadas en todo el mundo desde la recesión de 2009. Aproximadamente la mitad de éstas están dirigidos a China.

Han pasado 23 años desde la conclusión del último acuerdo comercial mundial en 1994 y no hay otro en el horizonte. Desde 2008, reportó el Fondo Monetario Internacional, las reducciones arancelarias han sido “mínimas”, después de haber disminuido alrededor de un punto porcentual anual entre 1986 y 1995 y 0.5 puntos porcentuales anuales en los siguientes 13 años.

Las empresas multinacionales utilizaron las décadas de los noventa y 2000 para crear cadenas de suministro globales, por ejemplo vinculando plantaciones de caucho de Malasia con los fabricantes de neumáticos de China y los minoristas de Estados Unidos, los productores de café de Colombia con los restaurantes Starbucks.

Estas redes de comercio recargaron el comercio, pero han comenzado a retroceder, ya que las empresas localizan ahora su producción e importan menos componentes para ensamblar. El Banco Mundial dijo que las cadenas mundiales de suministro dejaron de crecer alrededor de 2011, después de expandirse cerca de 4% anual en las dos décadas anteriores.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 21/04/2017

Etiquetas: Comercio Global Producción Local Proteccionismo EUA Reino Unido