21 de abr. (Dow Jones) -- La inflación finalmente ha vuelto al objetivo de 2% de la Reserva Federal tras ser de menor magnitud durante casi cinco años. Ahora, exactamente cuando el banco central tiene a la inflación donde desea, los economistas y los bancos centrales están empezando a pensar que ese objetivo, y cómo se ha implementado en muchos lugares, fue un error.

Asustados por los máximos de la inflación durante los años setenta y principios de los ochenta, los banqueros centrales habían llegado a considerar los objetivos como un principio básico de una buena política monetaria. En los años noventa y 2000, muchos eligieron un objetivo de 2%, considerándolo no tan alto como para afectar las decisiones empresariales y las negociaciones salariales, y no tan baja que haría que las tasas de interés fueran incontrolables.

Hoy, después de un largo período de inflación y tasas de interés excepcionalmente bajas, los bancos centrales están hablando de alternativas en relación a los rígidos objetivos de 2%. Muchas de estas alternativas implican la opción de permitir que la inflación suba por arriba del 2% permanentemente o durante un tiempo.

“Esta es una de esas ideas que ha ido de ser una idea loca que nadie discutiría a una idea que está siendo seriamente discutida por políticos importantes”, dijo Emi Nakamura, economista de Columbia University.

La crisis financiera y sus consecuencias cambiaron el consenso. En lugar de una inflación alta, los bancos centrales actuales enfrentan ahora el envejecimiento de la población, un menor crecimiento a largo plazo y mayores tasas de ahorro. Todo esto mantiene baja la tasa de interés natural real --la tasa de interés de equilibrio, ajustada por la inflación, que mantiene en equilibrio el endeudamiento, los préstamos y la economía en general.

Una tasa natural muy baja representa un problema para los banqueros centrales, que manipulan las tasas de interés a corto plazo para manejar sus economías. Cuando la economía se calienta, ellos aumentan las tasas para desacelerarla. Cuando la economía se desacelera, reducen las tasas para acelerarla.

Cuando la tasa natural es muy baja, los bancos centrales corren el riesgo de llevarla a cero cuando están tratando de reducirla, quedándose efectivamente sin posibilidades de estimular la economía en una recesión.

Una nueva investigación de los economistas del Banco de la Reserva Federal (Fed) Michael Kiley y John Roberts, sugiere que los funcionarios de la Fed ahora pueden enfrentar tasas de interés cercanas a cero 40% del tiempo o más, debido a la baja tasa natural.

Olivier Blanchard, economista del Peterson Institute for International Economics, inició el debate sobre una mayor inflación en 2010, cuando sugirió un objetivo de 4% cuando trabajaba como economista en jefe del Fondo Monetario Internacional. La idea era que una tasa de inflación sostenida más alta significaría que las tasas de interés nominales también podrían ser más altas, dejando a los bancos centrales más espacio para poder reducir las tasas en el evento de una desaceleración económica con la finalidad de impulsar la producción.

Los funcionarios de la Fed rechazaron la idea de cambiar la meta de inflación por considerarla como algo demasiado perturbador. Pero el debate está adquiriendo nueva vida y los economistas están hablando cada vez más sobre otras estrategias que tendrían el mismo efecto de permitir que la inflación subiera sin recurrir a fijar un objetivo mayor.

Kiley y Roberts, en su artículo, no respaldan una meta de inflación más alta. Pero sugieren que los responsables de la política estadounidense podrían permitir que la inflación superara 2% durante un tiempo después de las recesiones para darle a la economía más espacio para crecer y más tiempo para recuperar terreno perdido durante cualquier recesión.

Aunque la Fed sigue comprometida con un objetivo de 2%, ésta muestra signos de inclinarse en esta dirección. Su declaración de política del 15 de marzo subrayó que el objetivo de la inflación es “simétrico”, lo que significa que el banco central podría tolerar una inflación ligeramente superior o ligeramente inferior temporalmente.

Sus funcionarios ya habían descrito anteriormente su objetivo como “simétrico”, pero el incluir dicha palabra en el comunicado de la reunión que es seguida muy de cerca sorprendió a los observadores.

“Este pareció un buen momento para recordarle a los estadounidenses que nuestro objetivo es una inflación de 2%”, explicó la presidenta Janet Yellen en la conferencia de prensa posterior a la reunión. “Habrá algunas ocasiones cuando está también sea superior a 2%”.

Otros países van en esta dirección. Banco de Japón se comprometió el año pasado a superar su objetivo de 2%. El banco sueco, Riksbank, está considerando reintroducir una banda alrededor de su objetivo de 2%, lo que le permitiría a los funcionarios fijarla más bajo o más alto cuando sea necesario.

En la Reserva Federal, el presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, se ha convertido en un destacado impulsor de un replanteamiento de dicho objetivo.

Los economistas y los encargados de formular las políticas monetarias “necesitan ponerse a pensar, analizar los costos y beneficios de las diversas alternativas y pensar seriamente", dijo el mes pasado.

Williams ha sugerido la adopción de la práctica del Banco de Canadá de revaluar formalmente su meta de inflación cada cinco años.

Aunque estas revisiones han mantenido el objetivo en un 2% de manera constante, Stephen Poloz, el gobernador del Banco de Canadá, dijo que la última reevaluación, que concluyó el año pasado, involucró “sopesar seriamente” elevar el objetivo inflacionario.

Tiff Macklem, decano de Rotman School of Management de University of Toronto y ex funcionario del Banco de Canadá, dijo que los exámenes obligan a los políticos a reflexionar sobre sus suposiciones.

“En la historia de los bancos centrales hemos visto ir y venir diferentes regímenes de política monetaria, así que en ese sentido es importante seguir reevaluando el régimen vigente”, dijo. “Siempre es importante ser humilde acerca de la política monetaria”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 21/04/2017

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