26 de may. (Dow Jones) -- Desde Silicon Valley, California, hasta Davos, Suiza, los expertos han estado advirtiendo que millones de individuos serán echados de su trabajo por el rápido avance de la automatización y la inteligencia artificial. Con base en esos pronósticos, esta idea de un apocalipsis robótico es ciertamente escalofriante. También es desconcertante, pero errónea.

Desconcertante porque está totalmente en desacuerdo con las evidencias y equivocada porque pierde completamente vista el problema de raíz: los robots no están destruyendo suficientes trabajos. Demasiados sectores, como los servicios médicos o los personales, son tan resistentes a la automatización que están obstaculizando el desarrollo del nivel de vida del país.

“Robot” es el sustantivo abreviado de cualquier dispositivo o algoritmo que hace lo que los humanos hicieron alguna vez, desde combinaciones mecánicas y termostatos hasta lavavajillas y los sitios de búsqueda de pasajes aéreos. A la larga, estos avances son buenos. Al permitir que la sociedad produzca más con los mismos trabajadores, la automatización es un importante motor del aumento de los niveles de vida.

Los pesimistas dicen que en esta ocasión es diferente, que el cambio tecnológico es tan profundo y tan rápido que millones de trabajadores terminarán siendo cesados o consignados a muchedumbres insignificantes que perciben magros salarios mínimos.

El pesimismo sería más plausible si las evidencias no se movieran exactamente en la dirección diametralmente opuesta. Estados Unidos tiene muchos problemas, pero la creación de empleo no es uno de ellos. En abril, el empleo privado no agrícola aumentó por 86 meses consecutivos, la racha más larga registrada en los anales.

La creación de empleo mensual ha promediado 185 mil puestos este año, más del doble de la tasa que pueden sostener Estados Unidos, dada su demografía. Esto ha llevado la tasa de desempleo a 4.4%, un mínimo de 10 años y por debajo de la mayoría de las estimaciones del “pleno empleo”. La creciente escasez de mano de obra ha incrementado los ingresos anuales de los trabajadores típicos de 2% en 2012 a más de 3% en la actualidad, dijo el Banco de la Reserva Federal de Atlanta.

Si la automatización desplazara rápidamente a los trabajadores, la productividad de los trabajadores restantes debería estar creciendo rápidamente. En su lugar, el crecimiento de la productividad --la productividad de los trabajadores por hora-- ha sido desalentador en casi todos los sectores, incluyendo el manufacturero.

En un estudio convincente, Information Technology and Innovation Foundation (ITIF) demuestra que realmente es un mito la supuesta ola de destrucción de puestos de trabajo impulsada por la tecnología.

Rob Atkinson, presidente del grupo de investigación respaldado por la industria, y el investigador John Wu analizaron los datos del gobierno desde 1850 para medir los empleos perdidos en las ocupaciones de lento crecimiento y los empleos creados en las ocupaciones de rápido crecimiento, su tasa de creación y destrucción de empleos impulsada por la tecnología y otras fuerzas. Con base en esta medida, el cambio relativo al empleo total es el más bajo registrado.

¿Cómo puede ser esto cierto? Una era que incluya el impacto del comercio con China y la crisis financiera debió haber mezclado rápidamente a los trabajadores en la plataforma de empleo. Pero hemos olvidado lo convulsivo que fue el pasado. Los autores observan cómo en los años de 1800 y 1900, la agricultura, en su momento el mayor sector ocupacional, se transformó radicalmente a finales de la era de la esclavitud, la apertura de Occidente, la mecanización y la consolidación de las pequeñas fincas familiares. En la década de los sesentas, la expansión del trabajo de oficina creó 885 mil empleos de conserje, el creciente consumo de servicios médicos atención generó 700 mil auxiliares de enfermería y el auge de los nacidos a finales de la Segunda Guerra Mundial condujo a la contratación de 600 mil maestros de preparatoria.

La tecnología todavía está destruyendo puestos de trabajo --sólo que más lentamente. En parte, eso se debe a que el consumo estadounidense está gravitando hacia bienes y servicios cuya producción no es fácilmente automatizada.

William Baumol, economista que falleció la semana pasada a la edad de 95 años, observó hace tiempo que las sociedades dedicarían una parte creciente de sus ingresos al consumo en sectores donde la productividad estaba estancada.

Piense en un cuarteto de cuerdas de Mozart. Los cuatro músicos todavía tienen que ser pagados para tocarlo, lo que implica una tasa de crecimiento de la productividad de cero en dos años. A medida que la participación de la producción creció en los sectores estancados, el crecimiento general de la productividad se desaceleraría.

Dietrich Vollrath, economista especializado en el crecimiento de Houston University, estimó que “la enfermedad de Baumol en costos” le ha restado medio punto porcentual al crecimiento de la productividad de Estados Unidos desde los años ochenta.

“Los robots pueden reemplazar muchas menos cosas que son incluidas en el PIB de lo que pensamos”, dijo. Los avances médicos han sido en su mayoría en los nuevos y más caros tratamientos, no para hacer los tratamientos existentes menos costosos. Los niños pueden sentarse frente a mejores pantallas que en los años cincuenta, pero los padres que trabajan no permitirían que un robot cuidara a sus hijos, por lo que los trabajadores del cuidado infantil se duplicaron a casi dos millones entre 1990 y 2010, dijo el estudio de ITIF.

Desde 2007, los sectores de baja productividad como la educación, la salud, la asistencia social, el ocio y la hospitalidad han sumado casi siete millones de puestos de trabajo. Mientras tanto, la información y las finanzas, donde el valor agregado por trabajador es de cinco a diez veces mayor, han reducido o apenas han añadido empleos.

Esto requiere un cambio en las prioridades. En lugar de preocuparse por los robots que destruyen puestos de trabajo, los líderes empresariales tienen que averiguar cómo usarlos más, especialmente en los sectores de baja productividad.

Algún día los robots pueden reemplazar a los conductores de camiones, pero es mucho más urgente hacer que los conductores existentes, que son escasos, sean más eficientes. Los defensores de la energía limpia se jactan de cuántas personas trabajan en la energía solar cuando deberían de tratar de reducir la mano de obra, y por lo tanto el costo involucrado.

La alternativa es un mercado de trabajo cada vez con menos holgura que obligue a las empresas a pagar salarios cada vez más altos que deben pasar como inflación, que generalmente termina con la recesión.

Esa es una amenaza más inminente que un ejército de malévolos androides ladrones de empleos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 26/05/2017

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