20 de jun. (Dow Jones) -- Cuando se esfuman miles de millones de euros de los bonos bancarios más riesgoso de la noche a la mañana por voluntad de los reguladores, los inversionistas tienen derecho a preguntarse si los rollos de documentación detallada de bonos similares en otros bancos valen el papel en el que están escritos.

Los bancos ya no se declaran en quiebra, ya que el proceso ha sido renombrado “resolución”. Sin embargo, el colapso de los bonos convertibles contingentes del Banco Popular Español, con un valor de 100 centavos por euro a finales de marzo, a cero hace unos quince días, nos recuerda a Ernest Hemingway.

Cuando se le preguntó cómo es que quebró, uno de sus personajes respondió: “De dos maneras, gradualmente y entonces, repentinamente”.

En cierto modo, la rápida ejecución de Popular fue una primera prueba exitosa del nuevo régimen de quiebras bancarias de Europa y de los arriesgados bonos que subyacen en él.

Los contribuyentes no pagaron ni un centavo, no hubo contagio a otros bancos y la sexta institución financiera más grande de España abrió sus puertas como de costumbre al día siguiente de declararse en quiebra.

De otra forma fue un fracaso completo, al mostrar los peligros para los inversionistas que conlleva el confiar en los productos financieros demasiado complejos. Popular fue la primera quiebra de un banco con bonos convertibles contingentes, o CoCos, que supuestamente le proporcionaban un rescate al sector privado al convertirse en acciones cuando el capital caía por debajo de un nivel previamente especificado.

En el caso de Popular, un CoCo tenía un disparador relativamente alto de 7% de los activos ponderados.

El capital adicional está destinado a mantener el funcionamiento del banco por su propia cuenta, evitando la necesidad de una dolorosa quiebra o los procedimientos de resolución.

En lugar de convertir los mil 250 millones de euros (mil 400 millones de dólares) de CoCos en acciones, el regulador simplemente los valuó en cero, junto con las acciones, mientras que otros mil millones de dólares de deuda no preferente se convirtieron en acciones y se vendieron en el valor simbólico de un euro a Banco Santander.

Convenientemente, este capital adicional igualó exactamente la nueva valuación del déficit que hizo el regulador, lo que significó que la deuda preferente y los depósitos quedaran intactos.

El proceso sugiere que los inversionistas bien podrían no molestarse en leer los largos y copiosos prospectos de los CoCos, y que se desperdicia el tiempo dedicado a construir los complejos modelos de las opciones incluidas en un CoCo. Si el regulador decide que el banco está en quiebra, el CoCo ya no tiene valor. El resto del tiempo se negocia como deuda no preferente normal.

Los CoCos se parecen más a un bono catastrófico de la industria de los seguros vinculado con los daños impredecibles de un huracán que son como bonos convertibles corporativos ordinarios. Los inversionistas analizan los vientos políticos y regulatorios, pero como las previsiones meteorológicas, su fiabilidad es limitada. Esta imprevisibilidad debería hacer que los bonos parezcan más riesgosos.

"Estos [CoCos] tienen un precio demasiado estrecho", dijo Brad Golding, que dirige un fondo que invierte en bonos bancarios y acciones en el fondo de cobertura Christofferson Robb. “¿Cómo se evalúa el riesgo no modelable de un regulador que llega a su puerta en el momento en que algo se ve raro?”

Popular sufrió una desastrosa corrida bancaria en sus últimos días, aun cuando intentaba venderse para apuntalar su capital. Un regulador recién formado después de la crisis llamado el Consejo de Resolución Única dijo que esas condiciones lo obligaron a actuar rápidamente.

El resto del sector de los CoCos no se perturbó por la pérdida de Popular, para sorpresa de aquellos atrapados en el breve pánico de hace un año por los CoCos de Deutsche Bank.

Un inversionista que perdió dinero en Popular dijo que todo el mundo sabía que había problemas, pero pensó que el banco se las arreglaría para recaudar capital. ¿La leccion? “Tan pronto como detectes el primer indicio de un problema debes salir lo más rápido que puedas”.

Parte de la razón es que los CoCos no han funcionado. En una crisis bancaria, el colapso en los precios de los bonos puede ser tanto un indicador de problemas como de su cumplimiento, ya que muestra que el banco no puede recurrir a los mercados para obtener más capital.

“Cuando un bono realmente comienza a negociarse a la baja, eso es una señal para los reguladores de que el mercado no cree en esa institución, y si el mercado no cree en esa institución, entonces no es viable”, dijo Piers Ronan, jefe de finanzas de Credit Suisse.

Este desagradable ciclo fue una de las razones de la creación de los CoCos, aunque estos pueden proporcionarle una delgada capa de nuevo capital a un banco que haría poca diferencia.

Los CoCos siguen siendo uno de los pocos lugares en donde los inversionistas desesperados por obtener rendimientos pueden encontrar algo --pero dramáticamente menos que un año antes. Uno de los CoCos del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) rendía 16% en junio del año pasado, y ahora ofrece 6%. Muchos CoCos europeos rinden entre 4 y 5%.

Debido a que los bonos especulativos (basura) rinden aún menos, esto podría atraer a algunos compradores. Pero la velocidad con la que los bonos de Popular pasaron del hospital al cementerio debería ser un recordatorio práctico del riesgo que implican estos CoCos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 20/06/2017

Etiquetas: Banco Popular Quiebra Bonos Convertibles Contingentes Acciones Cocos