28 de jun. (Dow Jones) -- Richard House había invertido en bonos venezolanos durante décadas, pero el jefe de deuda de mercados emergentes de Standard Life Investments cambió de opinión el año pasado.

Frente a la caída de los ingresos petroleros y la disminución de las reservas en dólares, el gobierno venezolano ha estado limitando las importaciones de productos de primera necesidad, incluyendo alimentos y medicinas, con el fin de poder pagar su deuda externa. Esas decisiones lo motivaron a vender todos sus bonos venezolanos.

“Personalmente, no es la política que elegiría en este momento”, dijo House. “Eso se siente muy incómodo. . . a muchos niveles”.

Una crisis de conciencia está invadiendo los mercados emergentes, donde los gerentes de cartera están preguntando: “¿Nos atrevemos a mantener los bonos venezolanos, sin mencionar comprar los nuevos, sabiendo que el autoritario gobierno del presidente Nicolás Maduro prefiere pagarles a los prestamistas en lugar de alimentar a su gente?”

Después de obtener préstamos por decenas de miles de millones de dólares de inversionistas mundiales en los últimos años, el país está cayendo en una crisis humanitaria.

Los 56 mil millones de dólares de deuda venezolana en circulación representan 3.5% de un indicador de deuda de mercados emergentes ampliamente seguido. Algo que agrega al dilema que enfrentan los inversionistas, el 24% de rendimiento de algunos bonos de Venezuela los colocan entre las inversiones de mayor rendimiento en el sector y dicha deuda fue una de los mayores ganadoras de Wall Street durante el año pasado.

Mientras que otros países, como Turquía, también tienen malos antecedentes en cuestión de derechos humanos, las protestas callejeras y el hambre generalizada que se están desarrollando en Venezuela, el tercer proveedor de petróleo más grande de Estados Unidos, parecen más agudas para muchos inversionistas estadounidenses.

“Que yo recuerde, nunca ha habido este tipo de casos en los mercados emergentes de bonos”, dijo Mohamed El-Erian, un fundador del mercado del que ahora es economista jefe de Allianz Group.

El dilema se puso de manifiesto en las últimas semanas cuando el diario The Wall Street Journal informó que el brazo de inversión de Goldman Sachs Group compró bonos en poder del banco central del país y que el gobierno está tratando de vender deuda por cinco mil millones de dólares más.

La integración de las normas de responsabilidad social en las decisiones de inversión ha estado presente en los fondos de acciones durante décadas, pero prácticamente no existe en el mundo de los bonos.

La última gran controversia de desinversión --Sudáfrica bajo la tutela del apartheid-- es anterior al desarrollo del corretaje de los bonos de los mercados emergentes a finales de los años ochenta. Países con gobiernos polémicos como Irak, Nigeria y Mozambique han emitido bonos internacionales, pero los tres juntos representan menos de 1% del mercado.

El cálculo moral puede complicarse. Algunos inversionistas dicen que es inaceptable proporcionarle nuevos fondos al gobierno de Maduro, como lo hizo Goldman Sachs, pero que comprar deuda de otros fondos no hace daño. Otros dicen que poseer un bono venezolano no es ético porque el dinero que el país usa para pagar la deuda sería mejor destinarlo a alimentar al pueblo.

Los inversionistas también están divididos sobre el impacto de vender su deuda. Los rendimientos de los bonos probablemente aumentarían más, haciendo aún más difícil que el gobierno obtenga prestado y tal vez eso acelere el cambio político. Pero los acreedores también podrían confiscar sus envíos de petróleo en caso de incumplimiento, cortando la principal fuente de dólares del país y restringiendo aún más las importaciones.

“Nuestro objetivo es prestarle dinero a un gobierno, ayudarle a que crezca su economía y mejorar el nivel de vida de la gente, y eventualmente esperamos vernos benficiados”, dijo Yong Zhu, gerente de cartera senior de DuPont Capital Management, propietaria de deuda venezolana.

Russ Dallen, socio administrativo de Caracas Capital Markets, dijo que el problema venezolano fue el resultado del “colapso de la democracia”. Venezuela tiene programado elegir una nueva asamblea constituyente en julio.

“Wall Street no funciona como un lugar moral, esa es una triste verdad”, dijo.

Los bonos de Venezuela han pagado extraordinariamente bien, al rendir 54% en el año hasta mayo. Esto representó una quinta parte del rendimiento del índice J.P. Morgan Emerging Markets Bond Index Global en el mismo período.

Muchos administradores de fondos están reacios a desprenderse de una deuda porque temen verse superados por los rivales que se aferran a ella. Otros están apostando a que las recuperaciones (embargos) en el caso de un incumplimiento excederían los precios del mercado.

Al estarse negociando sus bonos a un precio promedio de alrededor de 50 centavos por dólar, un incumplimiento por parte de Venezuela se considera casi inevitable en un futuro cercano.

“Tenemos el deber fiduciario de representar los intereses de nuestros accionistas en nuestro fondo de deuda de mercados emergentes”, dijo un portavoz de MFS Investment Management, que posee bonos venezolanos por un valor de aproximadamente 142 millones de dólares, de acuerdo con datos de Morningstar.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 28/06/2017

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