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17 de jul. (Sentido Común) -- La oficina del representante comercial de Estados Unidos, o United States Trade Representative (USTR), presentó la lista de objetivos que servirán de base para enfrentar el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, con sus socios: México y Canadá.
Como estaba previsto, la administración del presidente Donald J. Trump, quien solicitó esta revisión, estableció como principio de la renegociación la reducción del déficit comercial que tiene su país con los otros dos países miembros del TLCAN.
“Demasiados estadounidenses han sido lastimados por el cierre de fábricas, los trabajos exportados y las promesas políticas rotas”, dijo Robert Lighthizer, el US Trade Representative de Trump, en un comunicado donde reveló los lineamientos de negociación de Estados Unidos. “Bajo el liderazgo del presidente Trump, USTR negociará un acuerdo justo”.
Sin embargo, a diferencia de lo que muchos podrían temer por el énfasis que dio el gobierno estadounidense a reducir el déficit comercial como la principal meta de la renegociación, la forma como planteó la administración de Trump esa reducción trajo cierto alivio al no hablar de imponer políticas proteccionistas que limiten el comercio en la región, sino de incrementar los flujos comerciales, principalmente desde Estados Unidos hacia sus socios.
“El nuevo TLCAN debe seguir rompiendo las barreras a las exportaciones estadounidenses. Esto incluye la eliminación de las subvenciones injustas, las prácticas que distorsionan el mercado de las empresas estatales y las restricciones onerosas de la propiedad intelectual”, dijo USTR en su comunicado.
De hecho, la oficina del interlocutor comercial estadounidense, dijo, en su planteamiento inicial, que defenderá el acceso de los tres países al comercio libre de aranceles, algo que parecía difícil de lograr ante el tono antagónico del presidente Trump sobre la migración y el comercio con México.
Aunque USTR dejó claro que al gobierno estadounidense le preocupa de sobremanera los déficits comerciales de ese país con otras naciones, incluyendo los miembros del tratado.
“El nuevo TLCAN se modernizará para reflejar las normas del siglo XXI y reflejará un acuerdo más justo, abordando los persistentes desequilibrios comerciales de América en América del Norte”, agregó la dependencia.
Cuando Trump fue candidato dijo que si no obtenía condiciones más favorables para los trabajadores y la industria de su país, entonces daría por terminado ese acuerdo.
De ahí que desde su elección y hasta ya iniciado este año, muchos inversionistas y analistas temían por el futuro de la relación comercial entre México y Estados Unidos, algo que incluso ocasionó una importante revisión a la baja de las expectativas de las principales variables macroeconómicas de la segunda economía más grande de América Latina.
Pero, conforme el tono de la administración estadounidense se ha ido suavizando y ante el reconocimiento de la importancia del TLCAN para la economía estadounidense de algunos de los miembros del gabinete de Trump, el nerviosismo ha ido descendiendo y las estimaciones sobre el desempeño económico de México han mejorado.
En una primera instancia, la lista de objetivos del USTR parece que no cambiará las impresiones más favorables recientes que se tienen sobre el futuro de la relación comercial México-Estados Unidos.
“La oferta inicial luce mucho más pragmática que lo propuesto en la campaña”, escribió en un reporte la consultoría 4Cast, perteneciente a Roubini Global Group. “Aún así podría ser un camino largo hasta alcanzar un acuerdo".
Como parte de los objetivos estadounidenses, USTR propondrá a sus contrapartes mexicana y canadiense incluir varios temas que no formaron parte del TLCAN cuando se negoció en 1993 para entrar en vigor al año siguiente.
Tal es el caso de tópicos como comercio electrónico, economía digital o apertura a la inversión en los sectores energético, financiero y de telecomunicaciones, que enfrentaban restricciones en algunos de los países cuando se negoció el tratado.
El documento incluso habla en concreto de la importancia de endurecer las reglas en Norteamérica para que un producto sea considerado norteamericano y pueda intercambiarse en la región sin pagar aranceles.
La determinación del monto mínimo de contenido regional para recibir esa ventaja comercial se le conoce como reglas de origen, algo en lo que el gobierno estadounidense buscará poner énfasis en las negociaciones trilaterales.
Estados Unidos propondrá “actualizar y fortalecer las normas de origen, según sea necesario, para asegurar que los beneficios del TLCAN se destinen a productos genuinamente fabricados en Estados Unidos y América del Norte”, dijo el documento revelado hoy por USTR. Así mismo, “promover la cooperación con los países del TLCAN para asegurar que los bienes que cumplan las reglas de origen reciban beneficios del acuerdo, eviten la evasión de los derechos y combatan los delitos aduaneros”.
La ronda formal de negociaciones arrancará, muy probablemente, el 17 de agosto, cuando venza el plazo de 90 días que exigían las leyes estadounidenses como parte de un proceso de consultas públicas. México y Canadá, por su cuenta, realizan consultas con sus respectivas industrias.
Las negociaciones muy probablemente las encabezarán Lighthizer, en compañía de Wilbur Ross y Peter Navarro, el secretario de Comercio y el principal asesor comercial del presidente Trump, por lo que respecta a Estados Unidos; mientras que en el caso mexicano el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, será quien lideré al equipo mexicano, contando con la ayuda de Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores.
Tras revelarse los objetivos del gobierno de Estados Unidos, la reacción de los analistas fue bastante favorable a lo que el documento contenía en relación con los intereses mexicanos, principalmente porque el documento no mencionó, como algunos temía que haría, la posible imposición de aranceles o algunas medidas específicas en contra de industrias como la automotriz, que está fuertemente integrada en la región.
“Bastante amigable”, escribió Marco Oviedo, el economista para México para la institución financiera Barclays, a través de su cuenta personal en la red social Twitter. “Fuera de discusión” la aplicación de aranceles.
Además, una de las propuestas que se discutía en la Casa Blanca desde hace unos meses para reducir el déficit comercial con México era la posible aplicación de un impuesto de ajuste fronterizo, conocido popularmente como Border Adjustmente Tax (BAT) para castigar a los importadores y premiar con incentivos fiscales a las empresas estadounidenses que vendieran en el exterior.
Sin embargo, esta posibilidad no se menciona en el documento del USTR.
El gobierno de Canadá, en un breve mensaje publicado por la secretaría de Relaciones Exteriores, dijo que dan la bienvenida a la oportunidad de modernizar el TLCAN.
“Cuando empiecen las negociaciones, estaremos dispuestos a trabajar con nuestros socios para modernizar el TLCAN, mientras defendemos el interés nacional de Canadá y defendemos nuestros valores”, dijo Chrystia Freeland, la secretaria de Relaciones Exteriores canadiense, en su comunicado. “Canadá es el principal cliente de los Estados Unidos. . . compra más mercancías de los Estados Unidos que China, Japón y el Reino Unido combinados”.
México no se pronunció de inmediato sobre la carta de intenciones de la Casa Blanca.
* Dassaev Rodríguez, Jairo Ibarra contribuyeron en la elaboración de esta historia. Editado por EG.
Fecha de publicación: 17/07/2017
Etiquetas: EUA objetivos TLCAN México comercio