4 de ago. (Sentido Común) -- El presidente Enrique Peña Nieto fijó al inicio de su gobierno, como una de sus metas, cambiar la narrativa sobre la violencia y la inseguridad que definió al gobierno de Felipe Calderón, su antecesor.

El mandatario mexicano no quería que su administración fuese definida por esos aspectos; quería que los logros económicos y sociales que esperaba generar para el país, fuesen lo que caracterizara a su gobierno.

A casi cinco años del inicio del mandato de Peña Nieto y uno de su final, ese intento parece haber fracasado.

Las cifras oficiales de la violencia que aqueja al país, junto con los múltiples reportajes que han generado medios nacionales e internacionales sobre la inseguridad que viven múltiples regiones de México, han casi derrotado los esfuerzos presidenciales por cambiar la narrativa.

“En el tema de inseguridad, estamos sumamente preocupados, la tendencia indica que este año prácticamente en todos los sectores han subido los índices de muchos de los delitos que impactan particularmente a la actividad productiva”, dijo Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, o Coparmex, hace dos días en un evento para dar a conocer una propuesta empresarial de reforma fiscal.

Hoy incluso los dos diarios más importantes de Estados Unidos, The New York Times y The Wall Street Journal, publicaron reportajes en los que, de manera en ocasiones sórdida, revelan cómo la violencia y la inseguridad, generada principalmente por los cárteles que controlan el tráfico de las drogas en el país, no sólo no han desaparecido sino que incluso se han extendido a regiones antes inmunes a la plaga que por una década ha azotado varias regiones de México.

The New York Times, por ejemplo, resalta en su reportaje elaborado por el corresponsal Azam Ahmed, cómo la población de Tecomán, en el estado de Colima, está hoy asediada por el narcotráfico, cuando hace poco era una de las poblaciones más seguras del país.

“El año pasado, la población se convirtió en la municipalidad más mortífera de México, con una tasa de homicidios similar a la de una zona de guerra”, escribió Ahmed, en su reportaje. Esto quizás hace de Tecomán “el ejemplo más sobresaliente de esta crisis nacional”.

Si bien los problemas de seguridad están aún focalizados, aparentemente no dejan de estar creciendo, o invadiendo nuevas regiones que hasta hace poco no eran objeto de cobertura periodística por actos de violencia e inseguridad.

Los homicidios, asaltos, secuestros y actos de extorsión en varios lugares de México están incluso opacando algunos de los logros más relevantes del gobierno de Peña Nieto, como la apertura del sector energético a los capitales privados, la reforma a la industria de las telecomunicaciones que ha reducido el costo de los servicios de internet y telefonía en el país o la reforma al sistema educativo nacional para contar con mejores maestros e instituciones educativas.

El problema de la violencia e inseguridad ha de hecho provocado que medios especializados en otros temas no puedan dejar de resaltar este flagelo.

La agencia de noticias especializada en información financiera Bloomberg, reportó, por ejemplo, recientemente la aparición de un grupo cercano al centro turístico de Cancún para supuestamente protegerse de los crecientes niveles de violencia en la zona.

Si bien ese grupo genera muchas dudas entre los pobladores de Cancún o Playa del Carmen sobre sus verdaderas intenciones, es innegable que su surgimiento se da a raíz del crecimiento de la violencia en Quintana Roo, la entidad en la que están los dos centros vacacionales y que registra una tasa de homicidio este año del doble a la de 2016, reportó Bloomberg.

Así los temores sobre la violencia e inseguridad parecen comenzar a amenazar territorios u poblaciones del país ajenas, hasta hace poco, a esos problemas.

Incluso, la capital de México, considerada hasta hace poco como una de las zonas más seguras del país, está comenzando a generar preocupación luego que hace unos días la Marina se enfrascó en una balacera en la delegación sureña de Tláhuac con hombres armados pertenecientes a una organización criminal dedicada aparentemente al narcomenudeo.

Cierto que la intervención de la Marina parece haber desactivado a ese grupo criminal, cuyo líder Felipe de Jesús Pérez Luna, mejor conocido como El Ojos, fue abatido en el operativo, pero la mera participación de fuerzas armadas en la demarcación, y no de la policía federal o local, habla de la capacidad de fuego de esa banda criminal.

“Ok, @ManceraMiguelMX, no es cártel. Es grupo criminal de escala suficiente para requerir intervención militar. Eso nos deja tranquilísimos”, escribió Alejandro Hope, experto en seguridad, en su cuenta de la red social Twitter, en referencia al gobernador de la capital, Miguel Ángel Mancera, y su negación de que hubiese un cartel del narcotráfico en Tláhuac.

En el caso del periódico The Wall Street Journal, el reportaje que publicó hoy el corresponsal Dudley Althaus narra la existencia de un "corredor de la muerte" en el estado de Guerrero por las disputas que tienen grupos criminales para controlar las rutas de distribución de la heroína que se produce en las montañas cercanas al poblado de Chilapa, cercano a Chilpancingo, la capital estatal.

"Una combinación letal de corrupción y bandas criminales luchando por el control del creciente tráfico de heroína ha hecho que una carretera de dos carriles en el estado de Guerrero se conozca como el corredor de la muerte”, escribió Althaus, cuyo artículo puede leer en Sentido Común.

El diario reporta que hasta junio habían fallecido mil 200 personas en la entidad de manera violenta, una cifra que es ya más de la mitad del número de homicidios registrados el año pasado en Guerrero.

México finalizó el año pasado con un total de 23 mil 953 homicidios en el país, la mayor cantidad en la administración de Peña Nieto.

Claro que el presidente de México no ha cedido en su estrategia de resaltar los logros de su administración frente a la creciente ola de violencia e inseguridad. Recientemente, durante un evento con las fuerzas militares, el mandatario insistió en destacar lo mucho que se ha logrado en materia económica en México.

"En cinco años le hemos cambiado el rostro a la economía del país. Basta con voltear a ver lo que ocurre con el sector energético, de telecomunicaciones, y el financiero por nombrar los más emblemáticos", dijo el presidente de México. "Ahora las empresas pueden competir mejor, invertir con mayor seguridad y generar más empleos. De hecho, gracias a los esfuerzos de los sectores de la sociedad, estamos cerca de lograr, por primera vez en la historia, la creación de tres millones de empleos en un sexenio".

En ese sentido, Peña Nieto tiene hasta cierto punto razón. La solidez de la economía mexicana ha permitido al país incluso sobreponerse a los temores que generó la llegada del presidente estadounidenses Donald J. Trump y que generaron una depreciación del peso de más de 16%.

A poco más de seis meses de la toma de posesión de Trump, la moneda no sólo ha recuperado todo el terreno que perdió contra el dólar, sino que registra una ganancia de cerca de 3%.

Eso, más finanzas públicas más sanas, han provocado que dos de las tres agencias calificadoras más importantes del mundo hayan ya cambiado la perspectiva de la economía mexicana de 'negativa' a 'estable' y que el índice de la bolsa haya roto en 12 ocasiones este año sus niveles máximos para reportar una ganancia anual de 12.5%.

Sin embargo y a pesar de estos logros, la violencia y la inseguridad que aqueja a varias regiones del país, combinado con los escándalos de corrupción de funcionarios públicos y gobernadores del partido de Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional, han más que ensombrecido los logros del presidente de México a casi cinco años al frente del gobierno del país.


* Karen Alcalá colaboró en la elaboración de esta historia.




Fecha de publicación: 04/08/2017

Etiquetas: México seguridad violencia narcotráfico gobierno Peña Nieto