14 de ago. (Bloomberg) -- El clima era caluroso y húmedo el 21 de julio de 1977, el día que el gobierno estadounidense empezó a almacenar petróleo. Comenzó en pequeña escala. Sólo almacenó 412 mil barriles de crudo ligero de Arabia Saudita en una caverna salina del sudeste de Texas.

A raíz del embargo petrolero árabe, que hizo que los precios llegaran a niveles estratosféricos y que obligó a los estadounidenses a racionar su consumo de gasolina, la creación de una reserva nacional parecía la manera obvia de proteger a los consumidores estadounidenses de las crisis mundiales de suministro.

“Es difícil de imaginar si no estuvieras en una situación así”, dijo John Herrington, el secretario de energía del presidente Ronald Reagan, quien presionó para ampliar dicha reserva en los años ochenta. “Estuvimos haciendo cola en las gasolineras y apagando nuestros sistemas de calefacción”.

Cuarenta años más tarde, el mundo ha cambiado, y Washington enfrenta la interrogante de si la Reserva Estratégica de Petróleo ya es actualmente obsoleta. Estados Unidos está inundado de crudo, las importaciones están disminuyendo, pero su reserva sigue siendo la más grande del mundo, al llegar a casi 700 millones de barriles de crudo, lo suficiente como para compensar la falta de producción estadounidense durante más de dos meses, almacenada en unas 60 cavernas de Texas y Louisiana.

A la luz de estos cambios, la posición de Herrington ha cambiado. “No veo la necesidad de tener una reserva de petróleo ahora”, dijo.

 

Reducción de las reservas

El gobierno está lejos de estar unido sobre el tema. El Departamento de Energía inició este año un esfuerzo multianual con valor de dos mil millones de dólares para almacenar y mejorar su capacidad para distribuir el petróleo en el caso de una emergencia. Por otro lado, el presidente Donald Trump quiere vender parte de esa reserva, un plan que los legisladores han ignorado por ahora. Así que el cúmulo de petróleo y las cuevas de sal siguen estando vigentes.

Las cavernas en sí son una maravilla. A pesar de todas las discusiones que se desarrollan en Washington, el lugar es aterradoramente silencioso. En Bryan Mound, ubicado a unos 100 kilómetros al sur de Houston, la brisa salada del Golfo de México silva al pasar por la hierba marina que llega hasta las rodillas.

Bryan Mound es el más grande de los cuatro reservorios ubicados en las costas de Texas y Louisiana, capaz de resguardar cerca de 247 millones de barriles de crudo bajo tierra.

En la superficie hay un letrero azul que identifica Cavern 5 y un área de cemento. A 610 metros de profundidad, comienza a abrirse una gran cueva. Originalmente creado por la minería subterránea del azufre, la cavidad serpentea y abotaga otros 600 más abajo. Cavern 5 puede contener cerca de 37 millones de barriles de petróleo, la mayor acumulación individual de petróleo almacenado en cualquier parte del mundo.

El uso de cavernas es más barato que los tanques de almacenamiento subterráneos más pequeños. Cuando introduce el petróleo por bombeo, el agua salada es expulsada. Para extraer el aceite, los trabajadores simplemente introducen por bombeo agua salada nuevamente.

Eso es lo que están sucediendo ahora. La reserva está disminuyendo.

En los últimos años, el Congreso ha ordenado al Departamento de Energía que venda 190 millones de barriles de petróleo para solventar los huecos presupuestales del gobierno, pero no le ha autorizado a la dependencia reemplazarlos. Eso significa que para 2025, la reserva habrá disminuido 27%. La caída en su volumen podría justificar el cierre de algunos sitios de almacenamiento, dijo Guy Caruso, ex jefe de Administration Energy Information (Administración de Información de Energía).

La agencia este año completó dos de las más de una docena de ventas planeadas de la reserva petrolera, al subastar cerca de 16 millones de barriles. Una subasta de enero llegó a un precio promedio de 51.46 dólares por barril, mientras que una venta en marzo registró un promedio de 45.42 dólares el barril, de acuerdo con el Departamento de Energía. Las reducciones llevaron el inventario actual a 679 millones de barriles al 14 de julio.

 

Aún vulnerable

Los que apoyan el mantenimiento de las existencias sostienen que Estados Unidos no es inmunes a la volatilidad en los precios, a pesar del aumento de la producción interna y de la disminución de las importaciones.

“Seguimos siendo vulnerables", dijo Robert McNally, ex asesor de energía del presidente George W. Bush y presidente de la consultora Rapidan Group, con sede en Bethesda, Maryland. “Es erróneo y profundamente imprudente asumir que las circunstancias energéticas de hoy serán las mismas en las próximas décadas”.

Christopher Smith, que dirigió Office of Fossil Energy del Departamento de Energía durante el gobierno de Barack Obama, argumentó que la existencia de las reservas tiene un efecto tranquilizador en los mercados. Para las refinerías estadounidenses, el argumento es que la reserva funge como una especie de póliza de seguro, prometiendo alivio si los tiempos se ponen difíciles.

El problema con ese argumento es que Estados Unidos nunca ha establecido una política clara sobre cuándo liberar ese petróleo, dejándolo a discreción del presidente.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 14/08/2017

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