Carpentras, 15 de sep. (Dow Jones) -- Los políticos populistas de Europa esperaban que este fuera el año en que reformarían el sistema del continente. En su lugar, su asalto contra la Unión Europea no ha significado otra cosa que derrotas electorales consecutivas, dudas y recriminaciones encarnizadas.

Hervé de Lépinau, candidato parlamentario del Frente Nacional de extrema derecha de Francia, finalizó un mitin previo a las elecciones parlamentarias de junio con un ataque contra el liderazgo de su partido. “Hacer de la salida francesa del euro la esencia de nuestra plataforma fue una estupidez”, dijo. Su partido perdió posteriormente ese escaño en lo que se suponía era un bastión del partido en el bucólico sur de Francia.

Muchos de los políticos de extrema derecha de Europa creen ahora que su intento de asociarse con las revueltas contra el sistema que estuvieron detrás del referendo de Reino Unido para dejar la Unión Europea y la victoria presidencial en Estados Unidos de Donald Trump les ha repercutido de manera perniciosa.

El rechazo absoluto de la Unión Europea y del euro fue un alejamiento para la mayor parte de la extrema derecha de Europa, que tradicionalmente se enfocaba más en la inmigración y la identidad.

Y lo que ellos descubrieron es que los votantes europeos continentales, a pesar de estar poco contentos con los titulares o la Unión Europea, vieron los impactos electorales de Reino Unidos y Estados Unidos como desestabilizadores.

Líderes centristas como el nuevo presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel aprovecharon tales preocupaciones, y los partidos nacionalistas han dejado de hablar de abandonar el bloque europeo o el euro, o llamarse la versión local de Trump.

Los nacionalistas que están contra la Unión Europea “estaban tan entusiasmados después de Brexit y Trump que pensaron que todos seríamos presidente o primer ministro de nuestro país”, dijo Gerolf Annemans, figura destacada del partido flamenco-nacionalista belga y de un grupo de bancadas que duda de la Unión Europea en el Parlamento Europeo. En cambio, dijo, “hasta cierto punto, la elección de Trump ha amilanado a partes del electorado central en Europa”.

La marea de los partidos populistas y de extrema derecha sigue siendo alta en Europa si se le compara con los estándares históricos, a pesar de que la economía está tomando fuerza y algunos votantes han dicho que no tomará mucho tiempo para cambiar su apoyo.

Los partidos de extrema derecha y otros partidos populistas lograron avances significativos, a pesar de las recriminaciones sobre su decisión táctica de aumentar su retórica contra la Unión Europea. Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, obtuvo 34% de los votos en las elecciones presidenciales de Francia, la proporción más alta obtenida por su partido. Su vencedor, Macron, ha tenido dificultades en sus primeros días con decrecientes tasas de aprobación y algunas derrotas políticas en el ámbito doméstico.

El partido que está contra la inmigración Alternativa para Alemania, AfD (por sus siglas en alemán), está en camino de ingresar al parlamento alemán en las elecciones nacionales de septiembre, la primera vez que un partido de extrema derecha lo ha hecho en décadas.

En Austria, las elecciones de octubre podrían poner al Partido de la Libertad de extrema derecha en posición de unirse al próximo gobierno. El eclécticamente ideológico Movimiento 5 Estrellas de Italia, impulsado por el resentimiento contra los funcionarios titulares, podría convertirse en el partido más importante del país en las elecciones previstas para el próximo año.

Sin embargo, en la mayor parte de Europa, las elecciones y las encuestas sugieren que el populismo podría haber alcanzado su clímax, al menos por ahora. El apoyo a los partidos europeos subió un poco más de 30% en las encuestas de opinión en 2016, pero se ha reducido a cerca de 23%, de acuerdo con una medida compuesta del apoyo en las encuestas de opinión desarrollada por los economistas del banco Nomura Holdings.

El nivel actual de apoyo sigue representando un aumento sustancial de lo que era hace cinco años. Eso sugiere que el movimiento populista llegó para quedarse, a pesar de que sus tácticas electorales recientes parecen haberles afectado.

El Partido Holandés por la Libertad, encabezado por el decidido anti-islamista Geert Wilders, ganó más escaños en las elecciones de marzo que en las elecciones anteriores de 2012, pero menos que en 2010. Wilders no logró su objetivo de convertir a su partido en el más relevante de Holanda.

Al igual que Wilders, Le Pen de Francia se desempeñó peor en las elecciones presidenciales de lo que sugirieron las encuestas de opinión del pasado invierno. El AfD está obteniendo alrededor de 8% en las encuestas de Alemania, muy por debajo de su nivel de apoyo de 15% el otoño pasado.

Cuando los jefes de los partidos populistas de Europa se reunieron en la pintoresca ciudad renana de Koblenz en Alemania en enero pasado, ellos creyeron que tenían el impulso necesario para ganar. El voto Brexit de Reino Unido y la victoria de noviembre de Trump, dijeron, anunciaban una ola contra el sistema que los llevaría al poder o cerca de él, mientras que eso también llevaría al final de la Unión Europea en su forma actual.

Sin embargo, muchos votantes europeos se inquietaron por lo que está sucediendo en Reino Unido y Estados Unidos. Gran Bretaña se ha esforzado por encontrar la forma de desembarazarse de la Unión Europea. La confianza de los alemanes en Estados Unidos cayó de 59% en noviembre de 2016 a 21% en febrero, y se ha mantenido en niveles bajos, de acuerdo con encuestas de opinión encargadas por la emisora pública ARD.

El apoyo a la Unión Europea, golpeada por largas crisis de la deuda y la migración, comenzó a recuperarse. El último informe Eurobarómetro de la Unión Europea sobre la opinión pública, publicado en agosto, reveló que la confianza en el bloque ha aumentado a 42%, de 36% hace un año y 32% a finales de 2015.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo         

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Fecha de publicación: 15/09/2017

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