4 de oct. (Dow Jones) -- Unas cuantas semanas después de que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales del año pasado, la encuesta Wall Street Journal/NBC News preguntó a los que votaron por Trump por qué se decidieron por al hombre que acababa de sorprender al mundo.

Cuatro de cada diez votantes de Trump dijeron que una de las principales razones fue que cambiaría la manera de operar en Washington. Por el contrario, sólo uno de cada 10 dijo que escogió a Trump porque pensó que seguiría las políticas republicanas tradicionales.

Esas dos estadísticas explican por qué ahora presidente Trump probablemente esté seguro en su repentino cambio de rumbo para cortejar a los líderes demócratas del Congreso, mientras que abiertamente menosprecia a los de su propio Partido Republicano.

Una gran parte de los que votaron por Trump lo eligieron porque pensaron que superaría el estancamiento --entendido como el estancamiento en ambos partidos. Trump no es un verdadero conservador ideológico, y sus partidarios lo sabían.

Él era escasamente republicano y sus partidarios también sabían eso. Desde el primer momento del primer debate republicano de elecciones primarias, únicamente Trump de todos los candidatos se negó a decir que apoyaría al eventual candidato presidencial del Partido Republicano o pretender contender como independiente si no obtenía la nominación.

En resumen, Trump contendió como un virtual candidato independientemente político. Usó el aparato del Partido Republicano cuando tuvo que hacerlo, sobre todo cuando lo alquiló como una infraestructura de campaña sustitutiva. Pero los líderes del partido en el Congreso no lo veían con buenos ojos, al igual que él a elloss. Después de ganar, permaneció de pie en los escalones del Capitolio el día de su toma de posesión y pronunció un discurso iracundo atacando toda la estructura de poder de Washington organizada a su alrededor, sin tomar en cuenta al partido.

Teniendo en cuenta todo eso, es realmente sorprendente que Trump tomara tanto tiempo para romper con su propio partido y recurriera a una opción que estuvo siempre a su disposición: tratar de gobernar de manera independiente mientras hace campaña en la búsqueda del apoyo demócrata de la clase trabajadora.

De hecho, una de las grandes preguntas de la era política actual es ésta: ¿qué pasaría si Trump hubiera decidido adoptar esta postura desde el principio de su administración?

Impulsado por el apoyo de esos votantes populistas y obreros demócratas, podría haber abierto su presidencia al remitirse a tres temas con los que tuvo la oportunidad de ganar el apoyo de algunos legisladores de ambos partidos: un plan para reconstruir la infraestructura de Estados Unidos; el establecimiento de un nuevo régimen comercial; y un recorte de impuestos enfocado a la clase media. En los dos primeros, al menos tuvo el respaldo tácito del líder demócrata del Senado, Chuck Schumer.

Pero eso no fue lo que pasó. En su lugar, Trump abrió su presidencia con dos cuestiones que garantizaron el alejamiento de los demócratas: la prohibición de viajar a Estados Unidos de los residentes de siete países de mayoría musulmana que dijo eran focos del terrorismo y el intento de derogar la joya de la corona de las recientes políticas domésticas, Affordable Care Act u Obamacare (la Ley de Servicios Médicos Asequibles).

Trump también aceptó las garantías de los líderes republicanos del Congreso de que producirían un nuevo plan de salud y un recorte de impuestos a corto plazo, abriéndole así el camino al tema favorito bipartidista del gasto en infraestructura a finales de año.

El esfuerzo falló, Trump quedó en ridículo y se enfureció, y eso ayudó a impulsar su decisión de recurrir a los demócratas para llegar a un acuerdo para mitigar los problemas acuciosos que dejaron los huracanes y los problemas presupuestales a corto plazo.

En este momento, si Trump realmente quiere operar como un independiente político, y obtener el apoyo de los estadounidenses políticamente independientes para reforzar el esfuerzo, entrar en conflicto con los líderes republicanos probablemente sólo le beneficiará.

En el reciente sondeo Wall Street Journal/NBC News, la proporción de independientes que tenían una visión negativa del Partido Republicano superó a aquellos con una opinión positiva por 31 puntos porcentuales.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 04/10/2017

Etiquetas: Trump Política EUA Partido Republicano