5 de oct. (Bloomberg) -- La agencia mexicana de competencia, encargada de reprimir los monopolios que obstaculizan el crecimiento económico, enfrenta su mayor prueba en sus tres años de historia ahora que investiga acusaciones de colusión entre los bancos más grandes del país.

Alejandra Palacios, quien dirige la oficina conocida como Comisión Federal de Competencia Económica, o Cofece, ha sido criticada por columnistas y comentaristas que dicen que es “lenta”, “ridícula”, “débil” y que está “a merced de sus enemigos”.

Los opositores han acusado a Palacios de “ir más allá de las atribuciones” que le confiere su cargo, y que ella y su personal no tienen los conocimientos necesarios para llevar a cabo investigaciones financieras.

Nada de eso preocupa a la economista de 41 años de edad, quien dijo que su oficina tiene la obligación legal de investigar todas las prácticas anticompetitivas, incluyendo las acusaciones de que los banqueros mexicanos conspiraron para aumentar las tasas de interés de los bonos del gobierno.

Palacios considera su trabajo como patriótico, un esfuerzo que ayudará a México a modernizarse e incluso a reducir la pobreza. Los críticos están tratando de proteger los arraigados intereses comerciales que evitan que México se desarrolle, dijo.

“Cuando hablan mal de uno en los periódicos, esa es una forma de presionarte”, dijo Palacios en una entrevista realizada en su oficina de la Ciudad de México. “Lo lees y te das cuenta que esa es la manera de decirte algo”.

Las empresas en México están empezando a sentir el impacto de la nueva dependencia antimonopolios. Cofece fue creada en 2014 para reemplazar a un predecesor que muchos vieron como inepto e ineficaz, que dejó al país con una carga de monopolios en las industrias de la agricultura a la energía y las telecomunicaciones.

El problema fue tan grave que en 2009 el Banco Mundial publicó un libro sobre México en el que se afirmó que el crecimiento económico se encontraba por debajo de su potencial porque las grandes empresas usaban la política para preservar sus canonjías.

Sólo un estricto regulador de la competencia “aislado de la política cotidiana”, prescribió el banco, podría dar al traste con los viejos carteles empresariales del país y revitalizar la economía.

Palacios ha supervisado 57 investigaciones sobre prácticas anticompetitivas en las industrias petroleras, minorista, farmacéutica y de transporte. Cofece bloqueó y puso restricciones a fusiones, y ha impuesto dos mil 400 millones de pesos (136 millones de dólares) en multas.

Su éxito más dramático fue ganar la admisión de cuatro de los mayores fondos de pensiones del país de haber conspirado para dificultarles a los trabajadores transferir activos a sus competidores, un derecho marcado por la ley mexicana. La agencia también ha multado a empresas como la petrolera estatal Petróleos Mexicanos, Panasonic y Alsea, la empresa que administra los cafés Starbucks en México.

Pero los críticos dicen que Palacios llevó las cosas demasiado lejos cuando anunció en abril que Cofece estaba investigando la colusión en las subastas de bonos de México, específicamente si los bancos conspiraron para ofrecer ofertas menores en un esfuerzo por aumentar las tasas de interés. La manipulación del mercado de bonos del gobierno, valuado en 400 mil millones de dólares, podría terminar costando a los contribuyentes millones de dólares, dijo Cofece.

El regulador financiero mexicano reveló su propia investigación sobre el mercado de bonos tres meses después del anuncio de Cofece y ahora aconseja a los bancos limitar la información que proporcionan a las autoridades antimonopolios, ya que ambas agencias realizan investigaciones independientes.

Funcionarios cercanos a ambas organizaciones han negado la capacidad del otro regulador para llevar a cabo la revisión de manera efectiva, dijeron personas con conocimiento del asunto. La disputa destaca las tensiones crecientes entre ambas dependencias involucradas en una guerra de terreno sobre una investigación de alto perfil.

“La falta de competencia y corrupción a menudo se unen”, dijo Palacios. “A veces vemos acuerdos que se hacen entre empresarios y reguladores para proteger sus privilegios”.

Palacios considera que este tipo de ventajas injustas ayudan a perpetuar la desigualdad en México, donde 53 millones de personas --casi la mitad de la población-- viven en la pobreza.

Paradójicamente, el país también es hogar de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, cuya fortuna se derivó de su adquisición de la red telefónica estatal. Ésta le significó poseer el monopolio del mercado durante 23 años, hasta que se rompió en 2013 como parte de las mismas reformas que instauró Cofece.

“No tengo ningún problema con la riqueza y no tengo ningún problema con los empresarios exitosos que llegan ahí por mérito propio”, dijo Palacios, quien agregó que en su trabajo se inspira en una gran foto de niños pobres que cuelga detrás de su escritorio. “Pero sí tengo un problema, un gran problema, cuando su ventaja implica fregar a otros”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 05/10/2017

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