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17 de nov. (Sentido Común) -- El gobernador de Banco de México, Agustín Carstens, dejará su cargo en poco menos de dos semanas y aún no se conoce el nombre de quien ocupará su puesto como máximo responsable de la política monetaria del país.
Esto está generando cierta ansiedad en círculos financieros que desean conocer lo antes posible el nombre de quien reemplazará a uno de los banqueros centrales mexicanos más exitoso de los últimos años para contener la inflación, anclar las expectativas inflacionarias y presionar al gobierno a poner su casa en orden.
Además, para muchos resulta apremiante conocer el nombre del sucesor de Carstens por los retos que enfrentará el futuro gobernador de Banco de México ante el desenlace de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, que realizan los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México.
Ese funcionario tendrá también que confrontar, en 2018, la incertidumbre y volatilidad que los especialistas prevén que registren los mercados financieros mexicanos por el proceso político que vivirá el país para elegir a su nuevo presidente, para renovar la Cámara de Diputados y Senadores y para seleccionar a nueve gobernadores.
De ahí la importancia para muchos de conocer cuanto antes el nombre de quien dirigirá a Banco de México por los siguientes cuatro años.
“Van a existir muchos riesgos macro, y es por eso que necesitas a alguien con gran claridad sobre qué hacer con la regulación bancaria, con la política montería, con la política cambiaria”, dijo Benito Beber, economista senior para América Latina con la correduría Nomura a la agencia de noticias Bloomberg News.
El sucesor de Carstens, quien tiene 59 años de edad y quien partirá a Basilea, Suiza a fin de mes para pasar a dirigir el Banco Internacional de Pagos, o BIS por sus siglas en inglés, lo propone el presidente Enrique Peña Nieto y lo ratifica, posteriormente, el Senado.
Pero hasta ahora, el mandatario mexicano parece no tener prisa en hacer ese nombramiento.
Algunos analistas políticos creen que esto es deliberado ya que además de ese designación, Peña Nieto está también por nombrar, junto con su partido, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al candidato que representará a ese instituto político en la elección presidencial de 2018.
Dado que el actual secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade es al menos uno de los cuatro aspirantes a convertirse en el abanderado del PRI y es, al mismo tiempo, un fuerte contendiente para convertirse en el próximo gobernador de Banco de México, Peña Nieto parecería estar retardando esta última nominación a fin de mantenerlo activo en ambas carreras.
La selección del próximo candidato presidencial priísta podría ocurrir a inicios o mediados de diciembre, o dos semanas después de la salida de Carstens de Banco de México.
Para muchos, si Meade al final pierde la carrera por convertirse en candidato presidencial del PRI con el secretario de Educación, Aurelio Nuño; o con el secretario de Gobernación, Osorio Chong; o con el secretario de Salud, José Narro (los otros tres aspirantes); entonces Peña Nieto muy probablemente lo nombre gobernador de Banco de México.
Si por el contrario, Meade es nombrado candidato presidencial del PRI, entonces el presidente podría elegir como gobernador de Banco de México a Alejandro Díaz de León o a Manuel Ramos Francia, dos miembros de la junta de gobierno del banco central mexicano, quienes gozan de buena reputación en círculos financieros, empresariales y académicos.
Para muchos Meade tiene, quizás con Nuño, las mayores probabilidades en este momento de ser el siguiente candidato presidencial del PRI, incluso algunos ven en el secretario de Hacienda una ligera ventaja por la capacidad que podría tener para atraer votantes independientes o de otros partidos políticos, principalmente del Partido Acción Nacional (PAN).
Meade, de hecho, no es miembro del PRI, aunque ha trabajado para múltiples administraciones priístas, pero también lo ha hecho para gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN), incluso como secretario de Hacienda en la administración anterior, del panista Felipe Calderón.
La falta de membresía al PRI de Meade es una ventaja y desventaja.
Ventaja porque el presidente Peña Nieto y su partido tienen actualmente una muy baja popularidad entre el electorado mexicano por los múltiples escándalos de corrupción, por el mal uso de los recursos públicos y por el incremento en los niveles de inseguridad que aquejan a buena parte del país.
El secretario de Hacienda, por no ser priísta, podría desmarcarse de esa mala reputación.
La desventaja de no ser priísta está en que al interior del partido Meade no es el favorito para se el candidato presidencial de ese instituto político. En ese aspecto y de acuerdo a algunas encuestas, los priístas parecen preferir a Chong que a cualquiera otro de los tres aspirantes, aunque es muy probable que una vez que se dé a conocer el nombre del candidato presidencial priísta la maquinaria de ese partido se vuelque y respalde con toda su fuerza al elegido.
La disciplina priísta es una de las fortalezas de ese instituto político que, a pesar de las rupturas que ha sufrido en las últimas décadas, sigue siendo la institución política con las bases de seguidores y fieles más amplias, sólidas y confiables de todos los partidos.
Si el PRI “elige a un representante que pueda conectarse con los votantes que no son miembros de ese partido (y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es visto con una sólido ventaja en ese sentido), es posible que la elección” la gane ese instituto como lo hizo en 2012, escribió el equipo de analistas de Citigroup, en un reporte de hace un par de semanas.
Claro que si Meade no es el abanderado priístas para la carrera presidencial de 2018, entonces los analistas casi aseguran que irá como gobernador del Banco de México, una selección que aplaudirían los inversionistas y analistas por la experiencia y las credenciales académicas y políticas con que cuenta el secretario de Hacienda, quien también fue Canciller y secretario de Desarrollo Social, en la actual administración.
Si Peña Nieto opta por no nombrar antes del 30 de noviembre al sucesor de Carstens al frente de Banco de México, entonces quien asumiría ese cargo sería el miembro de la junta de gobierno del Instituto Central con más antigüedad, que en este caso es Roberto del Cueto Legaspi, un experimentado funcionario en el sistema financiero mexicano y quien ha ocupado diversos cargos de relevancia como presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) o director general de Banco Nacional de México, o Banamex, uno de los bancos privados más relevantes de México y hoy propiedad del banco estadounidense Citigroup..
Del Cueto, el único miembro actual de la junta de gobierno del banco central que no es economista, sino abogado, estaría así de manera interina como gobernador de Banco de México hasta que Peña Nieto nombrará al sucesor de Carstens.
“Hay quienes critican y descalifican a Roberto del Cueto (subgobernador de Banco de México y posible gobernador interino) por ser abogado”, escribió Isaac Katz, profesor de economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), una de las instituciones académicas en asuntos económicos y empresariales de mayor prestigio en el país, en un mensaje publicado en su cuenta de la red social Twitter. “Él sabe más de banca central y de política monetaria que la mayoría de los economistas”.
Ahora bien, si a mediados de diciembre Peña Nieto decide nombra a Meade como gobernador y no como candidato presidencial, entonces, por ley, el Senado tendrá que ratificarlo.
Si por el contrario, Meade es el candidato priísta a la presidencia, entonces es altamente probable, de acuerdo a algunos especialistas, que el presidente nombre a Díaz de León o Ramos Francia al frente de Banco de México, algo que no requeriría ratificación senatorial ya que ambos, para ocupar sus puestos actuales en la junta de gobierno del Instituto Central, requirieron ser ratificados por la Cámara Alta en su momento.
“El candidato más probable de la junta actual es Alejandro Díaz de León. Él tenía una larga carrera en Banco de México antes de mudarse a ocupar cargos en la actual administración y es el más reciente miembro de la junta de gobierno”, escribió el equipo de análisis del banco estadounidense Bank of America Merrill Lynch, en un reporte publicado hace un par de meses. Ramos Francia “es considerado el candidato más técnico”.
Por ley, y dado que Carstens decidió renunciar al cargo para aceptar la dirección del BIS hace unos meses, el siguiente gobernador de Banco de México estará en el puesto hasta el 31 de diciembre de 2021, fecha en la que vencía el mandato del actual líder del banco central.
El presidente de México en funciones en ese momento decidirá si otorga otro periodo más de seis años al gobernador de Banco de México, o si lo reemplaza con alguien más que cumpla con los requisitos que exige el puesto, como ser mexicano por nacimiento, tener menos de 65 años al momento de asumir el cargo y gozar de una “reconocida competencia” en materia monetaria.
El gobernador de Banco de México tiene también que haber ocupado, por lo menos durante cinco años, cargos de alto nivel en el sistema financiero mexicano o en las dependencias, organismos o instituciones que ejerzan funciones de autoridad en materia financiera.
Claro que existe la posibilidad que otros servidores públicos, además de Meade, Díaz de León o Ramos Francia, puedan también ser en última instancia seleccionados por Peña Nieto para reemplazar a Carstens.
Algunos de los nombres que se han mencionado hasta ahora como posibles reemplazos de Carstens son: José Antonio González Anaya, el director de Petróleos Mexicanos (Pemex) y Miguel Messmacher Linartas, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, entre otros.
Fecha de publicación: 17/11/2017
Etiquetas: México Banxico Carstens Meade Del Cueto Ramos González Anaya Díaz