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20 de feb. (Sentido Común) -- El año pasado, a pesar de la incertidumbre que generó la llegada del empresario Donald J. Trump a la presidencia de Estados Unidos por sus políticas proteccionistas y que quedó reflejada en la devaluación de 6% que registró el peso contra el dólar en las primeras semanas de 2017, la Bolsa Mexicana de Valores registró un número récord de emisiones de bonos corporativos de largo plazo.
Nunca antes el mercado de valores mexicano había registrado 137 colocaciones en un año, como ocurrió a lo largo de 2017.
Ese hito lo alcanzó el mercado de valores mexicanos aun cuando en el primer trimestre de 2017 la emisión de deuda corporativa registró un fuerte freno. En enero, por ejemplo, no hubo emisiones, mientras que en febrero sólo se registraron tres.
Sin embargo, al estancamiento le siguió una avalancha de ventas de bonos de empresas que logró más que superar la inmovilización inicial.
De hecho, del total de emisiones registradas en 2017, 60% tuvieron lugar en el segundo semestre del año pasado. Incluso, el mercado registró un número histórico de ofertas de bonos corporativos en octubre, al sumar 26; mientras que un mes antes registró el mayor monto recabado por emisiones de deuda corporativa de largo plazo en su historia. Sólo en septiembre, las empresas obtuvieron 51 mil 750 millones de pesos (dos mil 800 millones de dólares) con ese instrumento financiero.
“Sí, en efecto el año pasado hubo emisiones récord. . . vimos a empresas capitalizarse y algunas otras pagar sus bonos anteriores para emitir nuevos bonos con mayor capital”, dijo Julián Fernández, analista bursátil y de estrategias de inversión de Bursametrica, compañía que ofrece servicios financieros en línea, en entrevista telefónica.
Claro que la euforia en materia de emisión de bonos corporativos que vio México el año pasado difícilmente se repetirá este 2018.
Muchos especialistas temen que la incertidumbre que generará el proceso electoral, bajo el cual los mexicanos elegirán a un nuevo presidente y a nueve gobernadores, además de que renovarán a todos los miembros de la Cámara de Diputados y Senadores, frenará las colocaciones de deuda este año, sobre todo en el segundo y tercer trimestre cuando el proceso electoral ocurra y se valoren sus resultados.
Si al proceso electoral se suma la incertidumbre que ha generado el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que inició en agosto del año pasado y que muy probablemente se extenderá a lo largo de 2018, es casi un hecho que el número de emisiones de deuda este año será inferior, tanto en número como en monto, a lo logrado en 2017.
“Probablemente el ritmo de emisiones vaya a disminuir este año y es probable que no se alcance el ritmo que tuvimos en 2017, dado que tenemos dos temas que pudieran generar volatilidad, elecciones y Tratado de Libre Comercio de América del Norte”, dijo Juan Manuel Lozada, estratega senior de deuda y divisas del banco Citibanamex, filial de la empresa estadounidense Citigroup, en una entrevista telefónica.
Muchos incluso creen que el buen desempeño que registró el mercado de bonos corporativos de largo plazo el año pasado pudo explicarse por la decisión de muchas empresas de anticiparse al calendario electoral de este año a fin de no enfrentar condiciones adversas o más volátiles.
“Lo que hicieron las empresas fue adelantarse a fondearse, reestructurarse, y tratar de cubrirse a cualquier tema que pudiera ocurrir este año”, agregó Lozada.
El mismo gobierno de México decidió ya acudir a los mercados internacionales para fondear la totalidad de las necesidades financieras que enfrentará en 2018 a fin de evitar la incertidumbre que muy probablemente provocará el proceso electoral y la renegociación del TLCAN.
Claro que las autoridades financieras mexicanas también optaron por salir a colocar deuda para evitar las posibles alzas de tasas que muchos prevén que dictarán bancos centrales en diversas economías del planeta este año ante las mayores presiones inflacionarias que comienzan a aparecer en Estados Unidos y Europa.
El gobierno de México vendió en mercados internacionales un nuevo bono a 10 años y reabrió otro a 30 años hace unos días. También colocó un instrumento de deuda en euros a 10 años.
El año pasado, la compañía que logró obtener el mayor monto de recursos con la venta de bonos de largo plazo fue: Corporación Mexicana de Inversiones de Capital, o CMIC, una empresa estatal creada para realizar la modernización de la infraestructura educativa del país.
La compañía estatal recabó 20 mil 500 millones de pesos (mil 110 millones de dólares) con las tres reaperturas que hizo de un bono que creó en 2015.
A CMIC, le siguió la empresa eléctrica estatal, Comisión Federal de Electricidad o CFE, que a través de la venta de tres bonos y la reapertura de dos más, recabó 18 mil millones de pesos (975 millones de dólares) el año pasado.
Claro que otras empresa, obtuvieron montos mucho menores como fue el caso de la empresa financiera Crédito Real, que recabó 800 millones de pesos (43 millones de dólares) en noviembre pasado, o de Inmobiliaria Ruba, una empresa dedicada a la adquisición, desarrollo y comercialización de proyectos habitacionales integrales de vivienda de interés social, vivienda media y vivienda residencial, con una colocación de 500 millones de peso (27 millones de dólares) en octubre.
Al mismo tiempo, varias empresas aprovecharon el apetito de los inversionistas por bonos corporativos para probar por primera vez las bondades de financiarse a través de la Bolsa Mexicana de Valores.
En este caso, empresas como la arrendadora mexicana Jolly Haul, o JHLeasing; la empresa administradora de los restaurantes de comida japonesa Sushi Itto, conocida como Distribuidora de Alimentos SI, o la microfinanciera Contigo salieron por primera vez a la Bolsa con la venta de deuda de largo plazo.
Dentro de las empresas mejor conocidas en México que también colocaron bonos el año pasado, destacaron las televisoras Grupo Televisa y TV Azteca; así como la operadora de tiendas departamentales, El Puerto de Liverpool; y la segunda embotelladora de Coca-Cola más grande en Latinoamérica, Arca Continental, entre otras.
También empresas estatales aprovecharon la euforia para colocar deuda en México, en algunos casos incluso innovando. Por ejemplo, el banco estatal Nacional Financiera, o Nafin, vendió el primer bono social en el país por cuatro mil millones de pesos (215 millones de dólares) en 2017.
Por lo que se refiere a los agentes intermediarios de las emisiones de deuda corporativa de largo plazo, el banco que más actividad tuvo en este sentido en 2017 fue BBVA Bancomer, el mayor banco del país, al participar en 39 emisiones, que representaron un financiamiento de 154 mil 610 millones de pesos (ocho mil 350 millones de dólares).
El segundo lugar lo ocupó la casa de bolsa Acciones y Valores Citibanamex con 28 colocaciones, con las que las empresas obtuvieron 122 mil 085 millones de pesos (seis mil 600 millones de dólares).
En total, las empresas privadas y públicas lograron obtener cerca de 291 mil millones de pesos (15 mil 730 millones de dólares) con la venta de deuda de largo plazo --el mayor monto con este tipo de emisiones de los últimos cinco años.
Fecha de publicación: 20/02/2018
Etiquetas: bonos BMV