13 de mar. (Bloomberg) -- Al describir cómo sería la vida sin el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), algunos grupos empresariales han estado a punto de prever una tragedia económica.

Sin embargo, escuche a los directores generales estadounidenses, y el posible colapso del marco comercial del continente no suena tan aterrador.

A medida que las conversaciones sobre la remodelación del pacto se extienden a un séptimo mes, a los ejecutivos se les está preguntando --en sus conferencias sobre resultados financieros y en otras reuniones-- cómo les iría a sus empresas en caso de que colapse el tratado. Palabras como “bien posicionados” y “situación manejable” siguen apareciendo en sus respuestas.

Fiat Chrysler Automobiles ya ha dicho que está mudando la producción de sus camionetas de carga Ram de alta resistencia de México, no precisamente a una nación asiática de bajo costo, sino a Michigan. La medida ha sido interpretada como protección contra el retiro de los Estados Unidos del TLCAN. También es el tipo de resultado que el gobierno del presidente Donald Trump ha estado pidiendo, ahora que busca hacer que regresen las manufacturas a casa.

 

“Huella” de Estados Unidos

Empresas que van desde el fabricante de vehículos todoterreno Polaris Industries hasta el proveedor de autopartes Lear han sugerido que podrían hacer lo mismo, a menudo citando los recortes fiscales de Trump como un incentivo adicional. “Muchos de los negocios que existen hoy en México existieron antes en Estados Unidos”, dijo Matthew Simoncini, el director ejecutivo de Lear, el 26 de enero. “Tenemos una presencia en Estados Unidos que podría absorber los negocios si tuviera sentido”.

Sin duda alguna, los ejecutivos podrían estar minimizando los riesgos --para tranquilizar a los inversionistas o ponerse del lado de Trump: el presidente tiene un historial de reprimir a los patrones por los trabajos que envían al exterior.

Además, los economistas advierten que, a largo plazo, las empresas estadounidenses aún podrían preferir los países con bajos costos para producir sus bienes después de fenecer el TLCAN, frustrando el objetivo del presidente de reequilibrar el comercio. “Tendremos que fabricar algunos de estos productos en Asia, lo que modifica escasamente el déficit comercial”, dijo Benn Steil, director de economía internacional en Council on Foreign Relations.

Sin embargo, algunos datos poco conocidos de la contabilidad del TLCAN ayudan a explicar por qué los ejecutivos parecen estar optimistas. Un número creciente de exportadores en Canadá y México ni siquiera se molestan en completar la documentación que les daría derecho a utilizar los aranceles preferenciales del TLCAN.

El año pasado, solo 43% de las importaciones de Canadá ingresaron a Estados Unidos de acuerdo con las normas del tratado comercial tripartita. La cifra de México fue más alta, con 58%, pero aún sin alcanzar una abrumadora mayoría.

Las importaciones varían considerablemente entre las diferentes industrias: alrededor de 95% en los vehículos y autopartes; menos de 1% en los productos farmacéuticos. No se dispone de datos comparables en lo referente a las exportaciones de Estados Unidos.

Cuando las empresas eluden el tratado, estas tienen que pagar tasas que oscilan entre aproximadamente 2.5% en los automóviles y 12% en la ropa.

Pero en el caso de los automóviles, por ejemplo, existen ventajas compensatorias. Omita la documentación, pague un poco más, y no tiene que cumplir con las reglas de contenido regional de TLCAN.

Esas reglas son fundamentales en las conversaciones en curso, cuya última ronda se realizó en la Ciudad de México recientemente. Hacer más estrictos los requisitos de contenido local es una de las demandas de Trump, y en repetidas ocasiones ha amenazado con sacar a Estados Unidos del acuerdo si no se satisfacen. México y Canadá dicen que las propuestas de Estados Unidos no son viables.

Si el estancamiento en las negociaciones termina por colapsar el TLCAN, los grupos de cabildeo corporativos han advertido que la recuperación económica de Estados Unidos podría estar en riesgo. En un artículo de opinión publicado en el diario The Wall Street Journal, el presidente de la Cámara de Comercio Thomas Donohue describió la perspectiva como una “calamidad” que eliminaría empleos, aumentaría los precios y dejaría “cosechas en el corazón” agrícola del país pudriéndose en los campos irremediablemente, para menoscabo de los agricultores.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 13/03/2018

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