10 de may. (Bloomberg) -- Kilómetros arriba de Ciudad de México está la prueba de que no siempre lo que los políticos prometen, concuerda con lo que realmente pueden hacer.

El candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador ha dicho en repetidas ocasiones que planea cancelar el proyecto de 13 mil millones de dólares que se está llevan a cabo para edificar un nuevo aeropuerto para la capital del país, a fin de reemplazarlo por otra opción más económica.

Pero los funcionarios de un importante centro de investigación aeronáutica dijeron que eso no es factible.

La razón se reduce a un lugar en el cielo. Piense en ello como una puerta por la que los aviones deben pasar para obtener el ángulo, velocidad y empuje del viento que necesitan para aterrizar de forma segura en la ciudad capital, un lugar geográficamente difícil.

El plan de López Obrador de agregar dos pistas a una base militar mientras mantiene abierto el actual aeropuerto comercial pondría a los aviones de reacción peligrosamente cerca unos con otros cuando entren y salgan por el mismo acceso aéreo, dijeron los expertos.

“Eso está fuera de su alcance debido a las leyes de la física y la aeronáutica”, dijo Bernardo Lisker, director de Center for Advanced Aviation System Development de Mitre, una organización de investigación sin fines lucrativos con sede en Virginia que estudió el plan alternativo y dictaminó que no es viable. Al construir un aeropuerto, “la prioridad número uno debe ser la aeronáutica”.

Otros aspectos del plan de López Obrador --como la división de los vuelos internacionales y nacionales entre ambos aeropuertos-- podrían funcionar incluso si las aerolíneas y los pasajeros lo detestaran dijo Lisker. Mitre ha trabajado con todas las administraciones mexicanas desde 1996 para tratar de encontrar la mejor alternativa al atestado aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México.

 Su equipo ha consultado a sus expertos, dijo Javier Jiménez, el perfilado por el candidato para dirigir la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en caso de ganar la presidencia, y “no estamos de acuerdo en que las trayectorias se traslapen”.

     Aunque, luego del enfrentamiento con el sector empresarial sobre este tema, López Obrador recientemente abrió la puerta a que no sean cancelados los trabajos de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), sino que esa obra sea concesionada a particulares para que los contribuyentes no tengan que sufragarla. 

 

Favorito

Dado que las elecciones presidenciales del 1 de julio se están acercándose rápidamente, el trabajo en el nuevo aeropuerto de 13 mil millones de dólares que comenzó bajo la tutela del actual presidente Enrique Peña Nieto ya lleva casi un tercio del camino completado.

López Obrador ha criticado ese proyecto diciendo que es un desperdicio de dinero de los contribuyentes, y que está plagado de corrupción después de que el auditor federal mexicano descubriera “irregularidades” por casi mil millones de pesos (51 millones de dólares, al tipo de cambio actual).

Al ser un izquierdista decidido, López Obrador es famoso por tratar de reescribir las reglas. También ha hablado de la posibilidad de dar marcha atrás a la histórica reforma de la industria petrolera que despojó al productor estatal Pemex de su monopolio. Pemex mismo ha dicho que un cambio en la reforma petrolera sería una “vergüenza”.

Pero mientras López Obrador está poniendo nerviosos a los inversionistas y a la comunidad empresarial, el líder que exalta los ánimos de las masas con sus discursos está resonando entre los votantes. El ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, de 64 años, ha ampliado su ventaja en las encuestas desde noviembre y ahora tiene una ventaja de casi 20 puntos porcentuales sobre su rival más cercano, Ricardo Anaya, de acuerdo con Poll Tracker de Bloomberg.

 

“Hasta el tope”

Si gana y cancela el nuevo proyecto del aeropuerto, eso podría reducir el tráfico de pasajeros en 20 millones anuales para 2035 y reducir el futuro producto interno bruto hasta en 20 mil millones de dólares, dijo la Asociación Internacional de Transporte Aéreo. “El actual aeropuerto está a punto de reventar”, dijo en un comunicado.

El nuevo eje aeroportuario está siendo construido en el lecho lacustre del Lago de Texcoco que tiene aproximadamente el tamaño de Manhattan, y eventualmente manejaría hasta 68 millones de pasajeros anuales.

Lo que implica el riesgo de inundaciones en caso de lluvias torrenciales consecutivas, lo que implicaría serios problemas en el funcionamiento del aeropuerto que reemplazaría a que actualmente está en funcionamiento, mismo que cerraría.

López Obrador recientemente escribió una carta a un importante periódico mexicano para mitigar las preocupaciones de los inversionistas. Él prometió no confiscar activos y, mientras que planea revisar los contratos del aeropuerto uno por uno en busca de indicios de corrupción, dijo que serán respetados los derechos de los inversionistas.

Eso todavía no aborda el tema de su viabilidad. El piloto Miguel Ángel Valero dijo que, de acuerdo con su experiencia, no hay una manera real de que funcione usando esa puerta aérea, que la comunidad aeronáutica ha bautizado como “San Mateo” porque se encuentra justo arriba de un pueblo del suburbio de la Ciudad de México con el mismo nombre.

Debido a que la capital del país se encuentra en un valle de gran altitud, las montañas circundantes dejan poco espacio para variar el acercamiento, dijo Valero, quien también fue presidente de la Escuela de Pilotos de Aviación de México.

“Los aeropuertos”, dijo, “tienen que construirse desde el aire hasta el suelo”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 10/05/2018

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