16 de may. (Dow Jones) -- Los vínculos económicos entre Estados Unidos y Argentina son modestos, sin embargo la política de la Reserva Federal está provocando caos en Argentina. También amenaza a Turquía, Indonesia y otros países, por la misma razón: sus importaciones, exportaciones y gran parte de su deuda está denominada en dólares.

La última crisis de los mercados emergentes expone una falla crítica pero vagamente entendida en la economía global. Aunque la participación de Estados Unidos en la producción y el comercio mundial ha disminuido con el paso de las décadas, el dólar se ha vuelto cada vez más dominante en el comercio y las finanzas mundiales.

La dolarización, muestra una nueva investigación, significa que un dólar apreciado puede dañar en lugar de ayudar a otras economías al aumentar sus costos de importación y deuda. De hecho, la racha al alza del dólar puede ayudar a explicar por qué el crecimiento mundial ha flaqueado este año. El dominio del dólar también es la razón por la que Estados Unidos puede aislar a Irán sencillamente bloqueándole el acceso al sistema bancario estadounidense.

En su mayoría, los problemas de Argentina son de gestación propia: la inflación supera 20% y su déficit de cuenta corriente, que incluye los ingresos comerciales y de inversión, se ha ampliado. Pero dichos problemas se han visto agravados por el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y las expectativas de que el estímulo fiscal conduzca a tasas aún más altas. Esto ha hecho que salgan capitales de Argentina, lo que ha provocado que el peso se desplome 17% frente al dólar este año.

Eso es un problema, porque a pesar de que solo 15% de las importaciones argentinas provienen de Estados Unidos, 88% de sus importaciones totales se factura en dólares, según Gita Gopinath, economista de Harvard University. Por lo tanto, un dólar en ascenso hace que aumenten rápidamente los precios en pesos.

Además, los diversos niveles de gobierno de Argentina adeudan 98 mil millones en deuda denominada en dólares y su sector privado otros 68 mil millones, equivalente a cerca de un tercio del producto interno bruto del país. A medida que el peso cae, esa deuda se vuelve cada vez más difícil de pagar. La corrida del peso llevó al banco central a elevar las tasas de interés 40% y, recientemente, el país solicitó una línea de crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI).

La vulnerabilidad de Argentina es extrema, pero no única. Gopinath descubrió que alrededor de 40% del comercio mundial se factura en dólares, aproximadamente cuatro veces la participación de Estados Unidos en el comercio mundial. Además, los países en desarrollo deben en conjunto dos billones de dólares en deuda denominada en dólares, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés).

Al estar subiendo el dólar, las monedas de los mercados emergentes, las bolsas y los bonos se están liquidando. “Esta es una moneda que tiene repercusiones que van mucho más allá de lo que se reconoció en el pasado”, dijo Gopinath en una entrevista.

De alguna manera, la dolarización es un enigma. Aunque las tasas de interés de Estados Unidos son a menudo más bajas que las tasas de interés extranjeras, la teoría económica dice que pedir prestado en dólares no debería ser más barato porque los cambios monetarios eventualmente eliminan esa ventaja (Los economistas llaman a esto “paridad de interés descubierta”).

Después de crisis financieras de Latinoamérica en la década de los ochenta y Asia en la década de los noventa, los gobiernos de los mercados emergentes redujeron drásticamente sus préstamos en moneda extranjera.

Sus compañías, sin embargo, todavía piden bastante prestado en dólares, incluso cuando no exportan mucho en dólares y por lo tanto carecen de una “cobertura” natural. Esto puede tener sentido desde el punto de vista económico porque el dólar no es como otras monedas. Se ha convertido en la moneda por elección para el comercio; de la misma manera que las empresas turcas se comunican con las brasileñas en inglés en lugar de hacerlo en sus propios idiomas, éstas se facturan en dólares en lugar de facturarse en sus propias monedas.

Gopinath y Jeremy Stein, su colega economista de Harvard, argumentan en un artículo académico reciente que esto significa que los extranjeros tienen una gran cantidad de dólares para liquidar transacciones, incluso si no ganan interés. Esta es la fuente del “privilegio exorbitante” de Estados Unidos, La capacidad de obtener préstamos a bajo precio en dólares sin los cambios de moneda que eliminen el beneficio. Las empresas extranjeras comparten este privilegio cuando piden prestado en dólares. Una vez que una empresa obtiene prestado en dólares, naturalmente quieren facturar sus exportaciones en dólares, y viceversa, de modo que la dolarización perpetúa a sí misma los precios en pesos.

Y al estar subiendo el dólar, las monedas de los mercados emergentes, las bolsas y los bonos se están vendiendo. “Esta es una moneda que tiene efectos indirectos que son mucho más de lo que se reconoció en el pasado”, dijo Gopinath en una entrevista.

De alguna manera, la dolarización es un enigma. Aunque las tasas de interés de los Estados Unidos son a menudo más bajas que las tasas de interés extranjeras, la teoría económica dice que pedir prestado en dólares no debería ser más barato porque los cambios monetarios eventualmente eliminan esa ventaja. (Los economistas llaman a esto “paridad de interés descubierta”).

En un nuevo documento de trabajo publicado por el Instituto Becker Friedman de University of Chicago, Matteo Maggiori, Brent Neiman y Jesse Schreger examinaron 27 billones de dólares en carteras globales y descubrieron que los inversionistas prefieren abrumadoramente los bonos denominados en su propia moneda o en dólares. Además, la participación del dólar en el endeudamiento transfronterizo ha aumentado de 45% en 2008 a 62% en 2016 a expensas del euro, cuyo futuro se cuestionó durante la crisis de la deuda soberana de la región.

Sin embargo, no solo porque pedir prestado en dólares tenga sentido desde el punto de vista económico, eso no implica que no esté exento de riesgos. Robin Brooks, economista en jefe de Institute of International Finance, dijo que países como Turquía han estado enganchados al crecimiento y, por lo tanto, han permitido que sus compañías y bancos obtengan grandes préstamos en moneda extranjera sin costosas coberturas. “Suponiendo que la lira turca no caiga demasiado, todo está bien”. La lira, sin embargo, ha caído 12% este año.

La gracia salvadora es que el dólar hasta ahora no ha aumentado mucho en relación con la caída que sufrió el año pasado. Cuánto más avance dependerá mucho de la Reserva Federal. En un discurso reciente, el presidente Jerome Powell dijo que las crecientes tasas de interés de Estados Unidos deberían “ser manejables” para los mercados emergentes dado que no se han visto sorprendidas y además tienen políticas fiscales y monetarias mucho mejores que en los años ochenta y noventa.

Sin embargo, la Fed no puede ignorar el riesgo de provocar una crisis en el extranjero que rebote en Estados Unidos. El “privilegio exorbitante” del dólar impone una “responsabilidad exorbitante” al banco central dijo Stein, un ex gobernador de la Fed.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 16/05/2018

Etiquetas: Economía Dolarizada Dólar Préstamos Empresas Ventas Importaciones Exportaciones Tasas Interés