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21 de may. (Dow Jones) -- Los esfuerzos de la administración Trump por bloquear las importaciones están trayendo de regreso un dolor de cabeza largamente olvidado por los fabricantes: las cuotas.
Hasta ahora, los funcionarios de los Estados Unidos han dependido en gran medida de los aranceles, esencialmente impuestos en la frontera, en sus esfuerzos por controlar la importación de acero, aluminio y los productos chinos. Pero algunos países están aceptando límites estrictos, o cuotas, en sus envíos a medida que llegan a acuerdos con la administración Trump para sortear dichas tarifas.
La recurrencia de las cuotas comenzó después de que el presidente Donald Trump dijera en marzo que impondría aranceles a nivel mundial a las importaciones de acero y aluminio por razones de seguridad nacional. Amplias barreras, argumentó Trump, son necesarias para proteger a los productores de metales estadounidenses del excedente que manan de China.
La mayoría de las importaciones de acero de Estados Unidos provienen de aliados estadounidenses, y Trump ofreció a algunos de estos países exenciones temporales del arancel de 25% al acero y de 10% al aluminio mientras se negociaban acuerdos para evitar tales gravámenes.
Corea del Sur fue el primer país en llegar a un acuerdo. El país acordó enmendar su acuerdo comercial con Estados Unidos y aceptó una cuota que limita sus exportaciones de acero a Estados Unidos a 70% del total de exportaciones promedio de los últimos tres años.
Brasil, Argentina y Australia también enfrentan cuotas potenciales, mientras que la Unión Europea, Canadá y México continúan en conversaciones antes del 1 de junio, fecha de la instauración de los aranceles.
“En todas estas negociaciones, la administración se enfoca en las cuotas que restringirán las importaciones, evitarán el transbordo y protegerán la seguridad nacional”, dijo la Casa Blanca en un comunicado el 30 de abril.
Funcionarios de la Unión Europea se han irritado por las cuotas, las llamadas restricciones voluntarias a la exportación y otros mecanismos mediante los cuales los países acuerdan limitar su comercio, diciendo que esos pactos violan las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Mediante los acuerdos vigentes, Estados Unidos tienen numerosas cuotas de importación que son rastreadas por Customs and Border Protection. Pero la mayoría de estas tienen que ver con productos agrícolas, incluyendo carne de res procedente de Australia, azúcar sin refinar de la República Dominicana y chocolate de Irlanda.
Ahora, los grupos industriales de Estados Unidos están preocupados de que las estrictas cuotas impidan obtener los artículos especiales que son necesarios a cualquier precio, si las exportaciones han alcanzado su límite anual máximo.
“Las cuotas anunciadas recientemente son aún más problemáticas que los aranceles, ya que añaden complejidades y restricciones significativas a las cadenas de suministro, deteniendo por completo la importación de acero de ciertos países, independientemente de la necesidad nacional de realizar los proyectos que están en curso en todo el país”, dijo Aaron Padilla, asesor en política internacional del American Petroleum Institute.
Ann Wilson, vicepresidenta de Motor Equipment & Manufacturers Association con sede en Washington, dijo que los proveedores de automóviles que ella representa “necesitan tener acceso constante a tipos de acero y aluminio especiales para continuar fabricando en este país”.
Para Corea del Sur, la cuota de acero --de 2.63 millones de toneladas al año-- les está creando una tarea desalentadora a decenas de empresas del país. Corea del Sur es el mayor importador de acero chino y el tercer mayor proveedor de acero de Estados Unidos.
En Washington, legisladores y líderes sindicales han culpado a Corea del Sur por enviar acero al mercado estadounidense a precios injustamente bajos, mientras que el déficit comercial de Estados Unidos con dicho país fue objetivo constante de crítica por parte de Trump, que busca proteger a la industria nacional con su política comercial “America First” (Estados Unidos primero).
Los primeros cuatro meses de este año muestran las complicaciones involucradas: nueve de las 54 categorías de exportaciones de acero de Corea del Sur a Estados Unidos ya han cumplido su cuota anual. Las hojas laminadas en caliente adicionales, usadas en la construcción, y las hojas de acero eléctricas al silicio, que se utilizan para fabricar transformadores y motores, que son importadas deberán destruirse, confiscarse o demorar su entrega hasta el próximo año.
Además de la cuota anual para el acero surcoreano, también existe un límite trimestral, y cualquier importación de acero que lo exceda enfrentará retrasos en los almacenes, redirección a zonas de comercio extranjeras o su destrucción, de acuerdo a la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 21/05/2018
Etiquetas: EUA Aranceles Cuota Importación Metales Productos Aluminio Acero Política Trump Fábricas Empleo