25 de may. (Dow Jones) -- Los bonos del gobierno de Estados Unidos están pagando más que la deuda de otras naciones desarrolladas por primera vez en casi dos décadas, una nueva señal de los problemas que tienen los inversionistas para reconciliar las expectativas de mayor crecimiento de dicho país con las preocupaciones acerca del impacto que tendrían los mayores déficits y la inflación.

El rendimiento del bono de referencia del Tesoro a 10 años, un barómetro clave sobre los costos de endeudamiento de los consumidores y las empresas, recientemente superó el 3.1%, su nivel más alto en casi siete años. Esta es un alza que está repercutiendo en los mercados, socavando las acciones y ayudando a impulsar el repunte sorpresivo del dólar, ya que las tasas más altas atraen a los inversionistas que buscan rendimientos de la moneda estadounidense.

Los analistas dijeron que dicho aumento en los rendimientos refleja, en parte, el optimismo sobre la economía de Estados Unidos y las expectativas de un repunte de la inflación, que amenaza el valor de los bonos del gobierno al erosionar el poder adquisitivo de sus pagos fijos. Una medida basada en el mercado sobre las expectativas de inflación anual durante los próximos 10 años, conocida como la tasa de equilibrio, alcanzó recientemente sus niveles más altos desde 2014.

El ascenso también muestra el impacto del reciente paquete de recortes fiscales y el aumento del gasto público. Estos han impulsado las expectativas de crecimiento a corto plazo al tiempo que aumentan la concesión de préstamos y el suministro de bonos del Tesoro, lo que puede perjudicar los precios de los bonos. Esto se presenta ahora que la Fed ha elevado las tasas de interés en los últimos años y ha empezado a reducir sus tenencias de bonos acumuladas durante la crisis financiera, reduciendo paulatinamente las políticas de estímulo como aquellas que siguen manteniendo bajas las tasas de interés en muchos otros países.

“Estados Unidos tiene las tasas más altas de todos los países del G-10 y parece que el diferencial de las tasas seguirá ampliándose”, dijo Chris Gaffney, presidente de EverBank World Markets. “Estados Unidos parece ir solo en este camino de alzas en las tasas de interés”.

El aumento del rendimiento del bono estadounidense a 10 años de este año lo ha llevado por arriba de los rendimientos de los bonos de siete países desarrollados importantes por primera vez desde junio de 2000, de acuerdo con un análisis de Bianco Research. Éste recientemente superó el rendimiento de la deuda a 10 años de un número récord de países, dijo Deutsche Bank Research, y superó el rendimiento del bund (bono) alemán a 10 años en su mayor medida en un periodo de más de tres décadas.

Al mismo tiempo, los datos económicos registrados en gran parte del mundo no han cumplido las expectativas, erosionando el apoyo para las apuestas de que el euro, el yen y otras monedas subirían frente al dólar. Mientras los inversionistas especulan sobre que la Fed está intensificando su ritmo de ajuste monetario, también han reducido sus expectativas de políticas monetarias más estrictas en Australia, Canadá, Reino Unido, Japón, la zona del euro y otras economías.

Los mayores rendimientos del Tesoro están motivando a los inversionistas a regresar al dólar, después de que se arremolinaron en las apuestas de que el euro subiría frente a la moneda estadounidense. A medida que los datos económicos se han debilitado en Europa, empujando los rendimientos a la baja a pesar de que la política monetaria sigue siendo acomodaticia, los signos de empleo y el crecimiento de la inflación en Estados Unidos han persistido, elevando los rendimientos de los bonos del Tesoro. Ese cambio ha exprimido a algunos inversionistas, lo que ha llevado a muchos a dejar el mercado.

Los inversionistas han dicho que también están analizando el diferencial de los rendimientos porque la brecha ha hecho que sea cada vez más costoso que los administradores de dinero de Europa y Asia compren bonos tanto del gobierno como corporativos de Estados Unidos. Esos inversionistas buscan cada vez más comprar deuda en Europa, donde los costos de cobertura no son un problema. Esta dinámica podría encarecer el endeudamiento de los consumidores y las empresas estadounidenses, y actuar como freno del crecimiento.

Los rendimientos han subido a la par con las apuestas de que la Fed acelerará el ritmo de los aumentos de intereses, sumándose a las tres que los funcionarios pronosticaron en sus reuniones de diciembre y marzo. Eso ha despertado la preocupación de que los responsables de la política, en su afán por enfriar la inflación, puedan llevar prematuramente a la economía a la recesión.

Los funcionarios de la Fed elevaron las tasas de interés en marzo y previeron dos aumentos más este año. Los fondos de futuros de la Fed, utilizados por los inversionistas para apostarle a la política del banco central, mostraron una probabilidad de 50% de que las autoridades suban las tasas cuatro veces. Eso contrasta con la situación en Europa, donde los responsables políticos aún no se han comprometido a poner fin a las compras de bonos este año, y el cronograma para elevar las tasas de interés desde su nivel actual de 0.40% sigue siendo incierto.

Las expectativas de nuevos aumentos en las tasas han elevado el rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años, que tiende a moverse en conjunción con la dirección de la política de la Fed. Eso reduce la brecha con las tasas a más largo plazo, conocida como la curva de rendimientos. La curva, que muchos inversionistas usan como una señal de la salud económica, se ha estado aplanando últimamente, ya que las expectativas de un crecimiento a largo plazo y la inflación siguen siendo moderadas. Muchos inversionistas temen que el rendimiento a dos años eventualmente exceda el rendimiento a 10 años, un fenómeno conocido como curva de rendimiento invertida que ha precedido cada recesión en Estados Unidos desde por menos 1975.

Una encuesta del diario The Wall Street Journal con economistas mostró que 59% de los encuestados espera que la economía entre en recesión en 2020, mientras que 22% prevé una contracción en 2021.

Ahora hay pocos signos de recesión, aunque a algunos inversionistas preocupa que el crecimiento salarial haya sido lento incluso cuando la tasa de desempleo ha caído a su nivel más bajo desde 2000. BNP Paribas pronostica que los recortes de impuestos de 1.5 billones de dólares agregarán solo 0.5% a la producción económica de este año y algunos inversionistas han expresado su preocupación de que las empresas hayan destinado más de sus ganancias a recomprar acciones que a aumentar los salarios de los trabajadores.

“Eso hace que aumente [el precio] de los activos pero no necesariamente genera crecimiento económico”, dijo Alvise Marino, estratega cambiario de Credit Suisse Group.

En el horizonte hay poco que amenace con cambiar la dinámica de expansión robusta en Estados Unidos y el “estancado” crecimiento en Europa, dijo Luke Hickmore, administrador de inversiones de Aberdeen Standard Investments. Añadiendo que el dólar podría ganar otro 5% a 10% sobre el 5% que ha ganado desde febrero. “No hay forma de que el dólar se detenga”, dijo Hickmore.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 25/05/2018

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