15 de jun. (Dow Jones) -- Hace tres años, la fábrica de acero situada a las afueras de la pequeña ciudad de Smederevo, Serbia, parecía estar destinada a convertirse en un montón de chatarra.

El gobierno serbio, propietario de la acería, dejó de subsidiarlo después de seis años consecutivos de pérdidas. Al perder dinero, tuvo problemas para comprar piezas de repuesto y materias primas como el mineral de hierro.

“Fue como tratar de conducir un automóvil sin neumáticos”, dijo Siniša Prelić, dirigente sindical de la fábrica.

Ahora la producción está alcanzando máximos históricos con su nuevo propietario, Hesteel Group, un productor chino de acero. Las exportaciones de la planta, que está respaldada por decenas de millones de dólares de los bancos estatales chinos y los fondos de inversión, están aumentando. Y ésta ha comenzado a enviar acero a Estados Unidos.

Conforme el gobierno de Trump intensifica su lucha contra el acero chino y Wilbur Ross, secretario de comercio estadounidense, finalizó las negociaciones comerciales con Beijing durante un fin de semana reciente sin llegar a un acuerdo, los funcionarios estadounidenses afrontan un cambio estratégico de los fabricantes respaldados por el Estado de China. En los últimos años han estado cerrando centros de producción en su país y expandiéndose en el extranjero, impulsados ​​por decenas de miles de millones de dólares de los prestamistas y fondos estatales chinos.

Al ser propietarios de producción en el exterior, las siderúrgicas chinas buscan obtener acceso en gran medida sin restricciones a los mercados globales. Sus fábricas en China están limitadas por los elevados aranceles impuestos por Estados Unidos y muchos otros países, en gran parte antes de que el presidente Donald Trump asumiera el cargo --para evitar que las acerías chinas viertan el exceso de producción en los mercados mundiales. Pero sus fábricas fuera de China enfrentan pocos aranceles llamados antidumping.

La administración Trump en marzo sacudió el sistema comercial global al imponer aranceles adicionales de 25% a todo el acero importado y 10% al aluminio, una medida destinada a intensificar la presión sobre China para cerrar las plantas nacionales de acero y aluminio.

Recientemente, esos aranceles se extendieron a Canadá, México y la Unión Europea. La Unión Europea está considerando imponer sus propios aranceles para evitar que las exportaciones de metales bloqueadas por los aranceles de Estados Unidos inunden Europa.

Aunque las nuevas tarifas de Estados Unidos se aplican a las siderúrgicas chinas que trasladaron producción al exterior, esas medidas siguen dando sus frutos. La tasa arancelaria de Trump es mucho más baja que los aranceles antidumping vigentes en Estados Unidos al acero producido en China, que a menudo excedía 200%.

Un portavoz de Hesteel se negó a comentar al respecto. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China, que supervisa las industrias del acero y el aluminio, no respondió a las consultas.

El exceso de capacidad de producción de China ha deprimido los precios mundiales del acero y ha causado estragos en los competidores de China. Después de engatusar a Beijing para reducir su capacidad nacional, los funcionarios occidentales han observado con exasperación que las empresas chinas han aumentado su producción en todo el mundo. A los ejecutivos de la industria occidental les preocupan que las inversiones en el extranjero estén ayudando a las siderúrgicas chinas a evitar las tarifas antidumping que los gobiernos han impuesto para proteger a sus empresas contra las prácticas comerciales supuestamente injustas de China.

El auge de la producción del acero de China inició a comienzos de siglo, cuando Beijing empezó a apoyar un sector que consideraba vital para el surgimiento de la nación como potencia económica mundial. La crisis financiera de 2008 llevó a Beijing a emprender un programa de estímulo económico que incluyó la construcción de cientos de nuevas plantas siderúrgicas. La producción de acero de China se multiplicó por siete entre 2000 y 2013, cuando representó la mitad de toda la capacidad mundial.

En 2013, la economía interna de China se estaba desacelerando, lo que llevó a los productores chinos de acero y aluminio a inundar los mercados globales y a deprimir los precios. El precio promedio de las exportaciones de acero de China disminuyó aproximadamente a 50% entre 2011 y 2016.

Los gobiernos de todo el mundo respondieron imponiendo más de 130 aranceles antidumping a los fabricantes de metales chinos, principalmente al acero, privando al mercado interno de un destino importante para su producción.

Beijing respondió ordenando recortes de capacidad: prevé cerrar una total de 150 millones de toneladas de capacidad anual de acero entre 2016 y 2020, al igual que las plantas de aluminio que se construyeron sin la aprobación del gobierno. Al mismo tiempo, en 2014, el gobierno lanzó un plan, llamado International Capacity Cooperation, que reclutó instituciones financieras estatales chinas para ayudar a los fabricantes a agregar producción en el exterior.

Analistas, funcionarios de gobiernos occidentales y de la industria dicen que los fabricantes chinos están recibiendo cientos de miles de millones de dólares de apoyo estatal para construir y comprar plantas en suelo extranjero, a través del dinero proporcionado por instituciones como China Development Bank, Bank of China y fondos como China Investment Corp. Es probable que las plantas en el extranjero sean utilizadas como proveedores exclusivos de la iniciativa “One Belt, One Road”, el plan multimillonario de infraestructura de Beijing para proyectar influencia económica en Eurasia y África.

“China solo está mudando grupos industriales enteros a geografías externas y luego continúa sobre produciendo acero, aluminio, cemento, vidrio en placa, textiles, etc.”, dijo Tristan Kenderdine, director de investigación de Future Risk, una empresa de consultoría que rastrea las inversiones de China en el exterior. “Nada de esto es económicamente viable bajo un régimen de oferta y demanda sin subsidios estatales”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 18/06/2018

Etiquetas: Comercio Internacional Aranceles EUA China Exportaciones Importaciones