3 de jul. (Dow Jones) -- El jefe del banco francés Société Générale se reunió con sus asesores durante varios fines de semana para diseñar el plan enfocado a llevar a cabo su megafusión con el banco UniCredit de Italia.

Hoy los dos bancos siguen viéndose uno al otro. Pero las posibilidades de un acuerdo siguen siendo mínimas. Eso en pocas palabras es el estado de la consolidación de los grandes bancos europeos. Mucho bla, bla, bla y poca acción.

Los funcionarios europeos quieren que las grandes instituciones crediticias se fusionen, argumentando a favor de un poderoso banco pancontinental que esté a la par con sus rivales estadounidenses como JPMorgan Chase y Citigroup.

El tamaño relativo de los bancos en los lados opuestos del Atlántico pone en evidencia dicho desafío: JPMorgan tiene un valor de mercado de 377 mil millones de dólares. Banco Santander, el más grande de la eurozona, vale 92 mil millones de dólares, tres veces menos.

Eso ha llevado a los banqueros a participar en una ronda de fusiones bancarias de fantasía.

El acuerdo de Société Générale con UniCredit podría estar a otros 18 meses de distancia, dijeron algunos banqueros. Commerzbank, un posible objetivo de fusión desde principios de la década de 2000, podría fusionarse con Deutsche Bank, un banco de bajo desempeño, dijeron los analistas, aunque eso sería poco probable hasta que ambos finalicen sus respectivos esfuerzos de reestructuración. Otros bancos como BNP Paribas se consideran posibles compradores.

“En tiempos de tensiones geopolíticas cada vez más profundas, ¿queremos dejar la importante función de asignación del sistema bancario en gran medida a las instituciones extranjeras?” El nuevo presidente ejecutivo de Deutsche Bank, Christian Sewing, dijo en un discurso en Berlín el martes 10 de julio.

El esfuerzo político por crear una gran entidad bancaria paneuropea se ha intensificado. Pero la combinación de intereses locales, su regulación bizantina y la falla en completar la tan cacareada “unión bancaria” ha dejado al sistema financiero de Europa profundamente fragmentado.

Europa tiene algunos bancos con actividades en varios países. El francés BNP Paribas tiene un gran negocio en Italia, por ejemplo. UniCredit tiene un importante banco alemán. “Entonces, la pregunta es si los inversionistas quieren que estos bancos crezcan”, cuestionó Filippo Alloatti, analista de crédito de Hermes Investment Management.

La respuesta es, aún no. Las valuaciones de los bancos europeos siguen siendo bajas y han disminuido aún más debido a la turbulencia política en Italia. Ya se han finalizado las reglas para medir el riesgo de los bancos, pero la depuración del sector de préstamos incobrables aún no se ha completado. De modo que el acuerdo para hacerse de trofeos transfronterizos sigue siendo remoto, dijeron analistas.

“En Europa, ¿queremos tener grandes bancos de inversión sofisticados que puedan atender a nuestros clientes para que no dependamos de los bancos estadounidenses?”, dijo Shamshad Ali, socio de PricewaterhouseCoopers. “Si es así, ¿cómo logras esa posición?”

Un prerrequisito para que se realicen grandes negocios bancarios puede ser el surgimiento de una “unión bancaria” europea, un esfuerzo que comenzó en serio cuando la crisis del euro de 2010-2012 expuso las debilidades fundamentales del sistema financiero del bloque europeo.

Ahora hay un regulador bancario de la eurozona en Frankfurt y un sistema común para deshacerse de los bancos en proceso de quiebra. Pero faltan otras piezas clave. Un sistema único de seguro de los depósitos europeo, con base en el cual el riesgo de quiebras bancarias sería compartido entre los 19 países, está, en el mejor de los casos, a años de distancia.

Las grandes fusiones carecen de una razón clara porque las reglas actuales hacen que sea costoso que los bancos transfieran fondos en Europa desde donde son baratos de recolectar, digamos Alemania, hasta donde pueden ser prestados a una tasa de interés más alta, en el sur de Europa.

Los líderes de la Unión Europea debatieron la semana pasada sobre la unión bancaria, pero Alemania y otros han dicho en repetidas ocasiones que los países deben limpiar primero sus préstamos incobrables antes de que puedan avanzar cualquier plan de riesgo compartido. Angela Merkel, la canciller alemana, dijo que un seguro de depósito conjunto aún estaba “en un futuro lejano”.

La lucha de poder entre el regulador de Frankfurt y los dispares bancos centrales nacionales del bloque tampoco está ayudando. Las autoridades locales aún tienen poderes para sofocar a los reguladores de Frankfurt. Por ejemplo, las autoridades nacionales pueden ordenar a los bancos locales que disminuyan su exposición a sus subsidiarias en otros países europeos.

Otro impedimento: bajo las reglas internacionales de capital bancario, un gran banco con negocios transfronterizos es considerado como más riesgoso, por lo que necesita tener mayores reservas de capital. Con ese fin, el Banco Central Europeo ha sugerido que los 19 países de la eurozona deberían ser considerados como uno, sin fronteras, para fines regulatorios, muy similar a lo que sucede en Estados Unidos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 05/07/2018

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