Washington, 10 de jul. (Dow Jones) -- Hace más de dos décadas, cuando Jeff Bezos fundó Amazon.com, él trató de mantener la minorista en línea lejos de la injerencia del gobierno. El empresario dijo que trató de ubicar sus oficinas generales en una reservación india como estrategia para evitar los impuestos.

Eso fue entonces. Hoy, Amazon, cuyos ingresos el año pasado superaron los 177 mil millones de dólares, se ha entrelazado profundamente con el gobierno federal. Bezos construyó una de las mayores operaciones de cabildeo en Washington, que es incluso más grande que las de grandes empresas como Exxon Mobil y Walmart. Su negocio de computación en nube es un importante contratista gubernamental, con contratos estimados en mil 500 millones de dólares el año pasado, de acuerdo a la consultoría GBH Insights. Además, la empresa ha estado presionando fuertemente para reformar la ley y permitir que los empleados del gobierno le compren más de sus suministros en Amazon.com.

Al tener tres ubicaciones en el área de Washington entre los 20 finalistas para su  segunda sede anunciada, Amazon podría convertirse en una gran parte del entramado social de la región capital. La compañía estima que su segunda sede generaría 50 mil empleos y más de cinco mil millones de dólares en inversiones durante casi dos décadas.

El cambio de opinión ha sido paralelo a la transformación de Amazon de ser un equipo empresarial con recursos limitados a una de las empresas más influyentes de Estados Unidos, con múltiples negocios potencialmente afectados por su agresivo cabildeo y otros para los que el gobierno es un cliente principal.

Las posibles recompensas son claras: de acuerdo con algunas estimaciones, el gobierno estadounidense gasta hasta 90 mil millones de dólares anuales en tecnología de la información. Así también son las potenciales repercusiones políticas, tanto de sus rivales en Washington como de los políticos, incluyendo la Casa Blanca, que consideran que la empresa ya es demasiado poderosa.

Amazon se ha enfrentado a Google de Alphabet, Oracle y Microsoft para obtener lucrativos contratos de computación en nube del gobierno. Está luchando con firmas como Home Depot y W.W. Grainger como proveedor de suministros de oficina y otros productos, y ha peleado con compañías como Walmart y eBay por políticas impositivas.

En el gobierno, el presidente Donald Trump se encuentra entre los mayores desafíos de la empresa, quien ha atacado regularmente a Bezos y Amazon por una serie de pecadillos: evadir impuestos, hacer que cierren minoristas tradicionales y usar el Servicio Postal de Estados Unidos “como repartidor”.

Bernie Sanders, senador de Vermont, ha atacado recientemente a la compañía por la manera en que trata a los trabajadores. Amazon lanzó una ofensiva de seducción entre los líderes del Congreso para tratar de demostrar que la compañía es buena para el comercio en general.

Para ayudarle en sus batallas, Amazon ahora cuenta con un ejército de casi 100 cabilderos en más de una docena de grupos que trabajan en una serie de temas que incluyen impuestos, comercio, compras gubernamentales, política de Internet, regulación de drones, reglas de abarrotes, licencias de música y, más recientemente, cupones de alimentos.

El año pasado, la compañía gastó 13 millones de dólares en cabildeo, cinco veces más que cinco años antes, lo que la ubicó detrás de algunos de los grupos de cabildeo corporativos más grandes del año pasado, incluidos Google y AT&T.

Bezos, con el fin de formar vínculos personales en el área, invirtió 250 millones de dólares de su propio dinero para adquirir el diario Washington Post en 2013, donde ocasionalmente es visto en las oficinas. En enero asistió a una exclusiva cena de gala ofrecida por Alfalfa Club, que convoca a elites del gobierno, corporativas y de los medios. Otros asistentes este año fueron Ivanka Trump, el ex presidente George W. Bush, el secretario de Defensa Jim Mattis, Bill Gates, Warren Buffett y Mitt Romney.

En 2016, gastó 23 millones de dólares en una de las casas más grandes del barrio Kalorama de la ciudad, un antiguo museo textil de dos mil 508 metros cuadrados. Barack y Michelle Obama viven cerca, al igual que Jared Kushner y su esposa, la hija de Trump. Bezos está renovando la casa para que tenga 11 habitaciones, dos docenas de baños, tres cocinas, cinco escaleras y un par de elevadores.

Su compañía privada de cohetes, Blue Origin, apunta a eventualmente a ganar contratos de la NASA y el Pentágono para enviar equipos y astronautas al espacio. Amazon también quiere obtener permiso del gobierno para usar una flota de drones para entregar paquetería, algo que actualmente está prohibido en Estados Unidos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 10/07/2018

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