21 de sep. (Dow Jones) -- Decidir elevar las tasas a corto plazo será la parte sencilla de la reunión que sostendrán los funcionarios del Banco de la Reserva Federal (Fed) a finales de este mes. Acordar cómo enmarcar la ruta de los incrementos de tasas del próximo año, podría resultar ser mucho más complicado de lo que se piensa.

El sólido crecimiento económico de Estados Unidos, el bajo desempleo y la inflación estable deberían mantener a la Fed en vías de elevar su tasa de referencia este mes de su rango actual de entre 1.75 y 2%. Es probable que los funcionarios la suban de nuevo en diciembre, si las disputas comerciales o la volatilidad vista en los mercados emergentes no ponen en riesgo el crecimiento global, de acuerdo con las entrevistas y discursos públicos.

También podrían descartar el lenguaje de su declaración posterior a sus reuniones que durante años describió la política monetaria como “acomodaticia”, lo que significa que las tasas son lo suficientemente bajas como para estimular el crecimiento económico.

Modificar el lenguaje ahora, cuando las tasas aún no están en un nivel “neutral” que ni estimula ni desacelera el crecimiento, evitaría enviar señales potencialmente engañosas acerca de dónde se encuentra ese marco de trabajo. Si los funcionarios esperan para descartar ese lenguaje hasta que las tasas sean más altas, ellos podrían indicar una precisión involuntaria en torno a su estimación de lo que es neutral.

Debido a que los incrementos en las tasas de este mes y de diciembre son muy esperadas, la reacción del mercado podría depender de cualquier pista que los funcionarios brinden sobre lo que sucederá en 2019 y el futuro.

En junio, los funcionarios anunciaron dos aumentos de tasas más este año, tres el próximo y una en 2020. Actualizarán esas proyecciones en su reunión que se efectuará del 25 al 26 de septiembre. Los contratos de futuros implican que los mercados creen que la Fed subirá las tasas dos veces más este año y casi dos veces más el próximo, según Citi.

Hasta ahora, predecir lo que hará la Fed ha sido relativamente sencillo para los inversionistas. Los funcionarios han estado ansiosos por cancelar sus medidas de estímulo económico de emergencia, que duraron mucho más de lo previsto.

La única pregunta ha sido si la economía ya estaría lo suficientemente fortalecida como para que así lo hicieran. Los funcionarios han aprovechado el sólido crecimiento para endurecer la política monetaria en cualquier reunión desde diciembre de 2016.

El próximo año, el debate podría cambiar. Con algunos pocos aumentos más, las tasas a corto plazo se acercarán a las estimaciones de neutralidad de los funcionarios, aunque todavía existe una considerable incertidumbre sobre dónde se ubica este entorno.

Un grupo de funcionarios está sentando las bases para seguir aumentando gradualmente las tasas para frenar deliberadamente el crecimiento y prevenir el sobrecalentamiento. Dicho grupo está motivado por los modelos, materializados por la curva de Phillips, que dice que la inflación se mueve de manera inversamente proporcional con el desempleo.

Si bien esta relación ha sido muy precisa en los últimos años, muchos funcionarios aún creen que ese marco se mantiene. Creen que las presiones inflacionarias se acumularán, lo que requerirá menos dinero disponible, siempre que el desempleo se mantenga por debajo de su nivel estimado de largo plazo y que la economía se expanda más rápido que su tasa estimada de crecimiento a largo plazo.

Este grupo ha ganado adeptos recientemente debido a que se espera que los recientes recortes de impuestos y los aumentos en el gasto gubernamental impulsen el crecimiento por encima de esa tasa a largo plazo. Lael Brainard, la gobernadora de la Fed que durante años recomendó cautela al elevar las tasas, dijo hace poco tiempo que el estímulo fiscal está aumentando las estimaciones de la tasa neutral a corto plazo, lo que requerirá tener mayores tasas de interés para el próximo año o dos.

Excluyendo los volátiles precios de los alimentos y la energía, la llamada inflación subyacente subió 2.2% en agosto con respecto al año anterior, dijo la semana pasada el Departamento de Trabajo. Economistas de JPMorgan Chase y Morgan Stanley estiman que el indicador preferido de la Fed, que se publicará a finales de este mes, mostrará 1.9% de inflación subyacente en agosto.

Otro grupo se está preparando para argumentar que, mientras la inflación se mantenga cerca del objetivo de 2% de la Fed, los funcionarios deberían considerar detener los aumentos de tasas una vez que su tasa de referencia se acerque a neutral.

Esta estrategia bien podría no parecer controversial, pero no tendría precedentes en la historia reciente.

Tradicionalmente, para protegerse contra el sobrecalentamiento, la Reserva Federal ha elevado las tasas lo suficiente como para enfriar el crecimiento. “Si estás en neutral, pero la economía está creciendo tan rápidamente que no vas a cumplir con tu tasa de inflación objetivo (...) entonces neutral no es dónde quieres estar”, dijo Eric Rosengren, presidente de la Fed de Boston, en una entrevista a principios de mes. Él está a favor de elevar las tasas trimestralmente durante el próximo año.

Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal, no tomó partido, pero en un discurso del mes pasado en la reunión anual del banco central efectuada en Jackson Hole, Wyoming, proporcionó pistas de que él podría ver los modelos tradicionales con más escepticismo que algunos de sus colegas o personal.

Señaló el escepticismo en qué tanto los responsables políticos deberían confiar en las estimaciones de los niveles de desempleo a largo plazo y las tasas neutrales que guían el razonamiento tradicional. La Fed está “navegando en aguas someras ... con solo una vista borrosa de lo que parecen ser las guías cambiantes de navegación”, dijo Powell.

Powell aplaudió las decisiones de la Fed bajo el entonces presidente Alan Greenspan a mediados de la década de los noventa para desafiar  los modelos y esperar señales de presiones inflacionarias antes de recurrir a una nueva política de ajuste.

La necesidad de una estrategia pausada, dada la débil respuesta de la inflación al aumento o disminución de la holgura laboral en los últimos años, “es más clara que nunca”, dijo Powell.

Las turbulencias financieras en el exterior representan el mayor riesgo para los planes de la Fed. Los funcionarios podrían aplazar los aumentos en las tasas si un dólar más fuerte provoca mayor agitación en los mercados emergentes o los aranceles comerciales conducen a una desaceleración en China que provoque liquidaciones en el mercado mundial.

Richard Clarida, el economista de Columbia University que ha sido confirmado por el Senado para convertirse en vicepresidente de la Fed, ha escrito sobre cómo los vínculos internacionales podrían dificultar que el banco central eleve las tasas sin provocar episodios de volatilidad en otras economías.

Por otro lado, una pausa en las tasas también podría ser difícil de lograr si los funcionarios sienten una creciente preocupación por el potencial de provocar burbujas de activos peligrosas porque una pausa podría provocar una racha alcista en el mercado.

Brainard había recalcado el potencial de pausar temporalmente los aumentos en las tasas en neutral durante un discurso de finales de mayo, pero no hizo tal referencia en un discurso de la semana pasada. En su lugar habló sobre la posibilidad de que la Reserva Federal intensifique su ritmo de aumentos en las tasas si la inflación comienza a acelerarse.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 21/09/2018

Etiquetas: Economía EUA Fed Tasas Interés Alzas Inflación Decisión