12 de oct. (Sentido Común) -- Los párrafos del estudio que elaboró la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 2013 y que citó Javier Jiménez Espriú, futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, para avalar la opción de ampliar dos pistas comerciales en la base militar de Santa Lucía y usarlas para complementar las operaciones aéreas del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, son solo parte de las conclusiones a las que llegó la agencia global.

     Si bien OACI dijo, cómo resaltó Jiménez Espriú, que era viable usar esos dos aeropuertos para tratar de resolver la saturación del espacio aéreo de la capital del país y que se requerían estudios adicionales para asegurar esa opción, la agencia también determinó de antemano que la mejor opción que tenía el país para resolver el problema del congestionamiento aéreo en el Valle de México era construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en lo que fue el Lago de Texcoco.

     “De entre las opciones contempladas, la más adecuada es la de la construcción de un Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en el emplazamiento de Texcoco”, dijo OACI, la entidad especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y responsable de vigilar el cumplimiento de las normas aéreas internacionales, en el estudio titulado Necesidad e Idoneidad de la Solución Propuesta para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y que citó parcialmente Jiménez Espriú para avalar que puede existir otra opción a la que eligió el gobierno de Enrique Peña Nieto en Texcoco.

     La opinión de los expertos de OACI a favor de la edificación de la nueva terminal aérea de la capital en donde se está efectuando actualmente y que omitió señalar el futuro titular de Comunicaciones y Transportes, es relevante ya que respalda otras, como la de especialistas en aeronáutica, así como las de asociaciones de pilotos, controladores aéreos y cámaras industriales. Todas favorecen Texcoco sobre la otra opción de edificar una termina comercial en la base aérea de Santa Lucía. 

     Claro que por otro lado, diversos grupos ambientalistas y activistas sociales de poblaciones cercanas al NAIM, han también expresado su oposición a la edificación de una nueva terminal aérea en Texcoco por su impacto ambiental y han pedido al próximo gobierno de México la cancelación de esa obra.

     Así, independientemente de las diversas opiniones que se han vertido frente a las dos opciones que el gobierno del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha decidido valorar, es cada vez más claro que la administración de Peña Nieto tomó la decisión de construir una nueva terminal aérea en Texcoco con base en las opiniones que emitieron diversas organizaciones y que determinaron que la mejor opción para ampliar el número de operaciones aéreas en el Valle de México era edificar un nuevo aeropuerto en Texcoco, una propuesta que incluso superó a las otras que se evaluaron, como la de construir una terminal aérea en Tizayuca, en el estado de Hidalgo, o, incluso, la de Santa Lucía, en el Estado de México.

     No obstante, López Obrador, desde su campaña presidencial y ahora como presidente electo ha propuesto someter a consideración de la ciudadanía las dos opciones, ya que considera que los elevados costos del NAIM, junto con el impacto ambiental que podría tener, hacen necesario volver a considerar si conviene o no seguir con esa obra, que lleva entre 20 y 35% de avance, y en la que ya se han invertido y comprometido cerca de 120 mil millones de pesos (seis mil 280 millones de dólares). 

     De ahí, que López Obrador ha ordenado realizar una consulta con la ciudadanía para conocer si la mayoría apoya seguir adelante con el proyecto de Texcoco o si prefiere la opción de complementar las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), tras una remodelación intensa, con la terminal de Santa Lucía, en la zona de Tecámac, en el Estado de México.

     Varios expertos, como los de The MITRE Corporation --una entidad especializada en dictaminar las mejores soluciones aeronáuticas para terminales aéreas en el mundo-- han advertido que esa consulta no es ideal ya que la viabilidad de tener operando dos aeropuertos en el Valle de México --Santa Lucía y AICM-- no permitirían tener el mismo número de operaciones aéreas que las que tendría una nuevo puerto aéreo en Texcoco. 

     A esa conclusión llegó MITRE por la interferencia de rutas entre las dos terminales, algo que provocaría que el número de operaciones aéreas en el Valle de México tuviesen que reducirse si se cuenta con dos terminales operando, algo que derrotaría el propósito de tener otro aeropuerto que sirviera a la capital ya que no se podría incrementar el número de despegues y aterrizajes de los que se estima que requiera el Valle de México en los próximos 30 años.

     Por ello ha habido incluso la solicitud al futuro gobierno de no realizar la consulta hasta que se tenga la certeza que la opción de Santa Lucía, con el aeropuerto actual de la capital, es técnicamente viable.

     Sin embargo, Jiménez Espriú dijo hace unos días, en conferencia de prensa, que la consulta seguía adelante como se planteó y con fechas para finales de este mes ya que la opción de ampliar Santa Lucía y mantener operando el actual aeropuerto de la capital contaba con el aval de OACI. 

     Ahora, sin embargo, se sabe que si si bien OACI no desechó la opción de usar dos aeropuertos de manera simultánea en el Valle de México, tampoco dio un respaldo claro ya que los expertos de la organización pidieron más estudios para validar esa opción, al mismo tiempo que dieron su respaldo a Texcoco como la mejor opción para solucionar, en el largo plazo, el problema que atraviesa la aviación en la capital del país. 

     Esto es claro para OACI dado que desde su perspectiva, aún cuando se corroborara la opción de Santa Lucía, la terminal aérea actual de Ciudad de México no tiene espacio para ampliarse y mejorar el número de operaciones, algo que limitaría el crecimiento futuro de la aviación en el centro del país.

     “El actual aeropuerto carece de capacidad para satisfacer la demanda actual y no admite ampliaciones ni reformas que permitan incrementar su capacidad para atenderla”, dijo la organización en el mismo estudio. “La instalación nueva en Texcoco resuelve con suficiencia la disponibilidad de un aeropuerto para absorber en treinta años una demanda de setecientas mil operaciones al año, equiparable a noventa cien [sic] millones de pasajeros”.

     Esa opinión incluso parece contraponerse con la idea de Jiménez Espriú, quien en la conferencia de hace unos días dijo que el gobierno entrante estará obligado a realizar inversiones en AICM e incluso en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, para resolver la compleja situación que vive el sector aeronáutico del país en la actualidad, incluso antes de que entre en operación Texcoco o Santa Lucía.

     Así, algunos podrían decir que el futuro titular de SCT está dejando fuera del debate ciertos puntos que resultan igualmente importantes de cara a la consulta ciudadana que acabará por definir el futuro de una de esas dos obras.

      Los expertos de OACI, por ejemplo, dijeron que la opción de Santa Lucía enfrenta el problema adicional de que los tráficos necesitan ser separados, algo que requerirá inversiones que probablemente no estén contemplando al día de hoy los colaboradores de López Obrador.

     Sobre el aeropuerto de Tizayuca, en el estado de Hidalgo, la organización dijo que “a largo plazo y aún en combinación con AICM, se consideraría insuficiente, lo que invalidaría esa opción”, de acuerdo con el reporte. “Se ha analizado someramente la posibilidad de un aeropuerto complementario en el emplazamiento de la Base Aérea de Santa Lucía y se ha llegado a la misma conclusión”.

     OACI también estudió la propuesta de complementar las actividades del actual aeropuerto con algunos cercanos a la zona metropolitana --como son los aeropuertos de Toluca, Puebla, Santa Lucía, Querétaro o Tizayuca, Hidalgo--, pero resolvió que será difícil ejecutarlo porque depende de muchos otros factores, como el aumento del tráfico aéreo en cada una de las opciones, los gastos adicionales de inversión para acondicionarlos, las distancias que tendrían que recorrer los viajeros y los mayores costos de operación de las empresas.

     “En definitiva, los sistemas aeroportuarios múltiples pueden funcionar adecuadamente en el contexto de las grandes áreas urbanas, a pesar de la segregación de tráfico aéreo entre los diferentes aeropuertos”, dijo OACI en el estudio que elaboró hace casi cinco años y que todavía considera válido. “Aunque no ofrecen los servicios más atractivos y eficientes a todos los sectores del mercado, la existencia de sistemas aeroportuarios múltiples en un cierto número de ciudades es suficiente prueba que si no existe otra alternativa tales sistemas funcionan”.  

     Así mismo, el reporte agregó que Texcoco --que a la larga resultó como la opción ganadora-- enfrenta el reto de exigir fuertes inversiones para el acondicionamiento del terreno y para consideraciones medioambientales, pero por su ubicación y conexión con terrenos terrestres es “idóneo para la operación aeronáutica” pues los costos, a pesar de ser altos, no son insalvables.

     Ahora, el futuro del nuevo aeropuerto de la capital estará en manos de la consulta que está planeada para los días 25 a 28 de octubre, en 538 municipios del país, que aún no se dan a conocer pero que serían representativos de 80% de la población del país, de acuerdo con los colaboradores de López Obrador.




Fecha de publicación: 12/10/2018

Etiquetas: México AMLO aeropuerto AICM NAIM economía