1 de nov. (Sentido Común) -- La decisión del próximo gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México generará mayores presiones a la ya de por sí atribulada industria aérea del país, encabezada por las aerolíneas AeroMéxico y Volaris.

     La medida también posa nubarrones sobre los tres principales grupos aeroportuarios privados que administran terminales fuera de la Ciudad de México y que en los últimos años han mantenido buenos rendimientos en bolsa, debido en parte a las perspectivas del crecimiento del sector otorgadas por el proyecto que todavía continúa construyéndose en Texcoco.

     “La cancelación de este proyecto desdibuja la posibilidad de que se dé un crecimiento sostenido del sector aeroportuario y de la aviación en México en el largo plazo”, dijo Alejandra Marcos, directora de Análisis y Estrategia de Intercam, Casa de Bolsa, en una entrevista.

     La decisión del gobierno de López Obrador, sustentada en una consulta ciudadana, desvanece cualquier expectativa de incremento en el tráfico aeronáutico en el país en el mediano y largo plazo, además de que las alternativas propuestas presentan, de acuerdo con los expertos, numerosos desafíos logísticos que aún son incógnita.

     Es probable que la alternativa propuesta por el nuevo gobierno de integrar la operación de tres aeropuertos --Santa Lucía, Toluca y el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM)--, también termine generando mayores costos para las aerolíneas, nacionales y extranjeras, que deberán desplegar capacidades operativas en tres puntos a lo largo de la zona metropolitana en vez de uno solo, lo que eventualmente se debería reflejar en el precio de los boletos de avión.

     Tanto para AeroMéxico como para Interjet, la tercera en tráfico, el cambio les plantea retos adicionales al tener en Ciudad de México su centro de operaciones, no así Volaris, asentada en el aeropuerto de Guadalajara, en el estado de Jalisco, que incluso ya manifestó su intención de colaborar con las nuevas autoridades.

     “Hasta este momento, no se ha dado a conocer los detalles técnicos acerca de las distintas opciones que se han anunciado, por lo que sería prematuro expresar una opinión al respecto”, dijo Volaris, en un comunicado. “La prioridad número uno en el desarrollo de cualquier alternativa, debe garantizar la seguridad del público viajero”.

     Esta noticia no llega en buen momento para las aerolíneas que en los últimos trimestres han enfrentado mayores gastos para operar debido al incremento en el precio de la turbosina y la sobresaturación de oferta en algunos mercados, resentidos por prácticamente todas las aerolíneas, en especial AeroMéxico.

     “Sentimos que México necesita una nueva infraestructura y esperamos que el nuevo aeropuerto continúe siendo construido”, dijo Andrés Conesa, director ejecutivo de AeroMéxico, la principal línea aérea del país, en julio en una conferencia con analistas e inversionistas, ante preguntas sobre los planes de ampliación de capacidad.

     AeroMéxico, Volaris, Interjet y Viva Aerobús --la cuarta aerolínea de México-- reportaron flujos operativos en el tercer trimestre del año menores a los que reportaron un año antes, reflejo de los retos que enfrentan, como el elevado precio del combustible, aunado a la presión que enfrentan todos por ofrecer precios competitivos. Las compañías fueron contactadas para conocer su postura, pero declinaron hacer comentarios, con excepción de Volaris.

     El cambio de viraje en cuanto a los planes aeroportuarios de México no sólo afectará a los grupos aéreos nacionales, sino a los extranjeros que recientemente han incrementado su presencia en el país, favorecidos por las nuevas políticas de cielos abiertos.

     Aerolíneas estadounidenses, como Southwest Airlines y United Airlines, representadas por Airlines for America alertaron al presidente electo sobre la importancia de mantener el proyecto de Texcoco para atender las crecientes necesidades no solo de transporte de pasajeros, sino de carga del país.

     “La construcción del NAIM es vital para el desarrollo de la aviación de México, contribuyendo al crecimiento económico futuro y generando nuevos empleos y oportunidades en el país. Sin el nuevo aeropuerto, México podría perder más de 20 millones de nuevos pasajeros potenciales por año para 2035, de acuerdo con algunos estudios”, escribió Nicholas E. Calio, director general de Airlines for America, en una misiva enviada a López Obrador.

     Quizá la respuesta más contundente llegó de International Air Transport Association (IATA), una organización donde convergen los intereses de 290 líneas aéreas de todo el mundo.

     “Es extremadamente decepcionante que el gobierno de México abandone la construcción de su nuevo aeropuerto NAIM”, dijo IATA en su cuenta de Twitter. “Este es un retroceso para la industria aérea y la economía mexicana”.

     Por el lado de los administradores privados de los aeropuertos, que en los últimos trimestres se han desligado del mal desempeño operativo de las aerolíneas, el panorama con el proyecto de tres aeropuertos también es menos alentador que el de Texcoco, ya que las conexiones aéreas serán más complicadas y tardadas para los viajeros, lo que podría desincentivar la llegada de turistas a aeropuertos de menor envergadura.

     Es probable que los grupos aeroportuarios del Sureste (Asur), Centro Norte (OMA) y del Pacífico (GAP), modifiquen sus expectativas de mediano y largo plazo, ya que en la actualidad, 30% del tráfico aéreo de México tiene como origen o destino la capital del país, de acuerdo con Marcos de Intercam.

    Los cambios podrían implicar la realización de ajustes por parte de los tres grupos aeroportuarios 331 vuelos diarios promedio que se realizan del AICM hacia 33 destinos, solo considerando a las principales aerolíneas locales, estima el área de análisis de Grupo Financiero Monex.

     Además, el proyecto que incluye a la base militar de Santa Lucía implica que el problema de saturación no sea resuelto a largo plazo.

     “Santa Lucía… no resuelve el problema de fondo, ya que en el mediano plazo presentaría los mismos problemas de saturación”, de acuerdo con un posicionamiento de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero). Si bien la integración de las pistas del AICM y Toluca, “pretende solventar el problema… estas se encontrarán a decenas de kilómetros de distancia, en distintas áreas metropolitanas y con retos geográficos para ser interconectados”.

     El lunes, tras el anuncio, las acciones de los grupos aeroportuarios del Centro Norte, u OMA (-6.9%); del Pacífico, o GAP (-4.7%); así como el del Sureste, o Asur (-2.2%) se contrajeron debido a las expectativas de crecimiento de tráfico más contenidas.

     Los tres grupos aeroportuarios también fueron consultados para esta historia, pero hasta el momento no se ha recibido respuesta de ellos.

     Analistas alertaron sobre la incertidumbre que genera la cancelación del proyecto para los grupos aeroportuarios, llevando a algunos a incluso a reducir su perspectiva para el próximo año.

     “Consideramos que la noticia genera un grado de incertidumbre en los Grupos Aeroportuarios ya que podría implicar algunos ajustes a los criterios de rutas actuales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, modificaciones en los planes de las aerolíneas y un nuevo esquema de operación aeroportuaria en el país”, escribieron J. Roberto Solano y Brian Rodríguez, analistas de Monex, en una opinión.

     Finalmente, otra ventana de oportunidad que tenían abierta Asur, GAP y OMA, pero que finalmente tampoco se concretó, era la potencial administración del aeropuerto de Texcoco, una de las opciones que barajó el gobierno electo con tal de trasladar a la iniciativa privada la culminación y administración del aeropuerto.

 


Fecha de publicación: 01/11/2018

Etiquetas: Aeropuertos aerolíneas México NAIM AeroMéxico Volaris Interjet Viva Aerobús OMA GAP Asur