1 de nov. (Sentido Común) -- Pocos pueden poner en tela de juicio que la amplia victoria que obtuvo Andrés Manuel López Obrador en las urnas, el pasado 1 de julio, fue gracias a la promesa que hizo de acabar con la corrupción.

     El ahora presidente electo convenció a la mayoría de los mexicanos de que él, a diferencia de sus opositores, sí cumpliría con la amplia y extensa demanda de la sociedad mexicana de terminar con las prácticas ilegales que por décadas han enriquecido a unos a costa de todos. La confianza que generó López Obrador en los electores se debió, en parte, a que el basaría su actuación y con ella su combate a la corrupción en tres preceptos: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México.

     A un mes de que el ganador de la elección presidencial de julio pasado tome posesión, algunos creen que López Obrador, en su afán por echar por tierra la construcción de una nueva terminal aérea en lo que fue el Lago de Texcoco, ya incumplió con al menos dos de esos tres preceptos que tanto apoyo le ganaron: no mentir y no traicionar.

     Quienes así creen, indican que el futuro presidente y su equipo, con tal de presentar como viable una solución alterna al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), optó por contar verdades a medias o por, simplemente, mentir al decir que existía otra opción: la construcción de una terminal en la base militar aérea de Santa Lucía, la cual supuestamente podía operar al unísono con el aeropuerto actual de la capital o Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

     “El futuro presidente distorsionó y manipuló los hechos con un descaro y cinismo que rebasó los peores vaticinios”, escribió Jesús Reyes Heroles, analista político y presidente ejecutivo de la consultoría Grupo de Economistas y Asociados (GEA), en la columna de opinión que escribe en el diario El Universal. “Realizó una consulta que no pasa la prueba de la risa en pos de recoger la opinión del pueblo, cuando en realidad se burló de él”.

     Reyes Heroles, como algunos otros, está convencido que el presidente electo y sus colaboradores mintieron al poner a consideración de la ciudadanía el proyecto de Santa Lucía, en el Estado de México, como si tuviera la certificación aeronáutico de viabilidad, algo que a la fecha no tiene aun cuando así se lo hicieron creer a la gente. 

     Al inicio del debate público, la firma especializada en soluciones aéreas The MITRE Corporation concluyó que la opción alterna al NAIM no era viable para resolver la saturación aérea del Valle de México, ya que cuando mucho, si se construía un aeropuerto comercial en Santa Lucía y se operaba de manera simultánea con el AICM, entonces se tendría que reducir el número de operaciones aéreas en esas dos terminales para evitar posibles interferencias aéreas --algo que derrotaría el objetivo inicial de construir una nueva terminal para aumentar el número de aterrizajes y despegues en Ciudad de México.

     MITRE es una de las empresas con mayor autoridad en el temas de seguridad aérea, por lo que muchos dijeron que era irresponsable entrar a un debate en el que la alternativa al NAIM, la opción de Santa Lucía, no resolvía el problema. 

     Como prueba del incumplimiento del precepto de no mentir, está, dicen los críticos del equipo de López Obrador, lo acontecido el 11 de octubre cuando Javier Jiménez Espriú, quien será el secretario de Comunicaciones y Transportes en el próximo gobierno, mostró un estudio elaborado en 2013 por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en el que supuestamente daba su visto bueno a la posibilidad de usar de manera simultánea esos dos aeropuertos.

     El ingeniero que comandará la dependencia y quien tiene 81 años de edad, presentó incluso después un segundo estudio, elaborado por la empresa francesa Navblue, una filial de la constructora de aviones Airbus, que también supuestamente daba el aval a usar Santa Lucía para complementar las operaciones del aeropuerto capitalino.

     Claro que, en ambos casos, Jiménez Espriú optó por no decir --lo que muchos ven como una verdad a medias o la entrega de información media falsa-- que en ambos casos las empresas consultadas dijeron que hacían falta más estudios y que estos tomarían de cuatro a seis meses para determinar de forma confiable si la dupla Santa Lucía-AICM podían llevar a cabo el mismo número de operaciones que contemplaba el proyecto de NAIM.

     Incluso, en el caso de OACI la conclusión final de esa organización era que la mejor opción para el país era seguir adelante con el nuevo aeropuerto de Texcoco, algo que el futuro funcionario optó por no mencionar --una actitud que para muchos es equiparable a traicionar la confianza que el electorado dio al próximo gobierno.

     Otro incidente que para muchos también indica que López Obrador ha mentido es lo que ocurrió el 17 de mayo, durante un evento organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana, o Coparmex, un sindicato que agrupa empresarios de todos los sectores de la economía.

     En esa ocasión, el entonces candidato presidencial se comprometió a no cancelar la construcción del NAIM en Texcoco si había una oferta de empresarios que permitiera que esa obra se pagara con recursos privados y no con recursos públicos, o de los contribuyentes.

     Aunque varios grupos empresariales levantaron la mano y expresaron a lo largo de la campaña electoral su intención de concursar por la concesión de la obra y de la administración del NAIM, el presidente electo optó finalmente por ir en contra de su palabra y decidir cancelarla en respuesta a una supuesta consulta que mandó a hacer del 25 al 28 de octubre en todo el país y donde 70% de los entrevistados apoyó la opción de suspender las obras en Texcoco.

     El problema es que esa consulta no contó con estándares mínimos de seguridad, diseño, supervisión, representatividad e imparcialidad como para garantizar que con ella se estuviese recabando la verdadera opinión de la población mexicana. Es más, diversas encuestas nacionales previas a la consulta indicaron que la mayoría de mexicanos preferían mantener Texcoco que cancelarlo por Santa Lucía.

     De ahí, que algunos representantes de empresarios se hayan sentido traicionados por López Obrador y su equipo. Ellos así señalan que el futuro mandatario ha ya violado al menos dos de sus tres preceptos que dijo lo guiarían en su desempeño al frente del poder ejecutivo mexicano.

     “Esta decisión [de cancelar el NAIM] nos parece contraria a los tres postulados éticos que tiene el presidente electo”, dijo Gustavo de Hoyos Walter, el presidente de Coparmex, en conferencia de prensa realizada horas después de conocerse que el NAIM de Texcoco se acabará en cuanto tome posesión del cargo. “Miente quien primero nos dijo que la obra se podría concluir con recursos privados y hoy ha cambiado de parecer. Deploramos también que se haya realizado una consulta amañada, eso es una traición a la democracia”.

     La decisión de cancelar el proyecto de NAIM en Texcoco encendió las alarmas de las agencias calificadoras, las cuales están ya atentas ante las posibles afectaciones que tal medida podría tener en las finanzas o en la credibilidad del próximo gobierno como destino de inversiones.

     Para algunos, la forma como incluso López Obrador presentó su decisión de cancelar la obra de infraestructura más importante de América Latina y que se esperaba catapultara la llegada de turistas y la salida de exportaciones mexicanas, refleja cinismo del futuro jefe del Estado mexicano, algo muy ajeno a sus postulados de no mentir, no robar y no traicionar.

      “Es admirable la serenidad y buen humor con que llevó a cabo su conferencia de prensa. . . o tiene información distinta sobre las implicaciones de su decisión o no sabe cuáles van a ser éstas”, escribió Carlos Elizondo, un analista político, en su columna en el diario Excélsior. “No se ruboriza cuando miente, o no se da cuenta. Habló de una suerte de aval técnico del gobierno francés para que Santa Lucía pudiese operar junto con el actual aeropuerto que resultó no serlo. Dijo que el erario se ahorrará 100 mil millones de pesos, cuando no hay forma de hacer ese cálculo”.

 

 


Fecha de publicación: 01/11/2018

Etiquetas: México López Obrador aeropuerto Texcoco Santa Lucía transición Jiménez Espriú SCT Coparmex