Washington, 8 de nov. (Dow Jones) -- Las elecciones de mitad de periodo presidencial pusieron en evidencia la realineación que ya lleva una década de duración de los dos partidos políticos más relevantes de Estados Unidos, teniendo a los demócratas ganando elecciones en y alrededor de las grandes ciudades, mientras que los republicanos ganaron en las ciudades pequeñas y las poblaciones rurales.

El resultado --los demócratas obtuvieron la mayoría en Cámara de Representantes, mientras que los republicanos confirmaron su mayoría en el Senado-- fue menos un tsunami que la continuación de una flujo de lava de movimiento lento que comenzó después de la elección de Barack Obama en 2008.

Al igual que los votantes blancos rurales huyeron del Partido Demócrata después de que Obama asumió el cargo, los suburbanos educados abandonaron el Partido Republicano después de la elección del presidente Trump. Esas tendencias prevalecieron el martes y no solo alterarán las coaliciones del gobierno en Washington, sino que también cambiarán cómo y dónde los candidatos se involucren con el electorado estadounidense.

Los resultados en una variedad de estados del medio oeste, sur y suroeste remodelaron el mapa de la campaña presidencial 2020, lo que lo convierte en el mayor campo de batalla en dos décadas.

Este expone problemas fundamentales para ambos partidos. Los republicanos son el partido de los estadounidenses mayores y blancos, muchos de ellos sin título universitario, un grupo demográfico que se está reduciendo como porcentaje de la población. Los demócratas están agrupados en ciudades y suburbios, lo que socava sus posibilidades en los distritos rurales.

Mientras que Trump ha reformado al Partido Republicano a su imagen y semejanza, teniendo a los republicanos centristas desertando del partido, los demócratas se encaminan a la contienda presidencial de 2020 enfrentando preguntas sobre qué tipo de candidato puede unir a su coalición de minorías, jóvenes y nuevos suburbanos educados del partido.

Después de las elecciones del martes, con algunos escaños por resolver, los demócratas poseen 81% de los distritos de la Cámara de Representantes con la mayor proporción de títulos de licenciatura, en comparación con la mitad de esos distritos en 1998. Los republicanos tienen casi 60% de los distritos de la Cámara Baja con la menor proporción de licenciaturas, comparado con 44% en 1998.

En las elecciones intermedias de 2010, los republicanos ganaron 18 distritos suburbanos y 41 escaños situados en zonas rurales o de predominio obrero. En las contiendas del martes, perdieron al menos 27 escaños suburbanos, suficientes como para darles a los demócratas la mayoría en esa Cámara. El Partido Republicano perdió solo siete escaños en poblaciones rurales o pequeñas.

“La base de tantas victorias republicanas en el pasado, con un fuerte voto republicano fuera de los suburbios, en este punto parece ser cosa del pasado”, dijo Whit Ayres, un experto republicano en encuestas cuyos clientes incluyen a los senadores Marco Rubio de Florida y Lamar Alexander de Tennessee. “Por lo general, no es bueno cuando se cambian condados más grandes de rápido crecimiento por condados más pequeños de crecimiento lento”.

Incluso en lugares donde el control del partido no cambió la noche del martes, los republicanos vieron caídas en los márgenes en importantes áreas suburbanas.

En Wisconsin, el gobernador republicano en funciones Scott Walker obtuvo en el condado de Waukesha, con su concentración de votantes adinerados y educados,  con 34 puntos porcentuales. Hace cuatro años, lo ganó con 46 puntos. Esa diferencia fue equivalente a unos 21 mil votos menos para Walker en el condado. Walker perdió la reelección por 31 mil votos.

En una conferencia de prensa posterior a la elección del miércoles, Trump reprendió a los republicanos suburbanos que intentaron distanciarse de la Casa Blanca durante sus campañas. Al verlo por televisión desde su distrito ubicado a las afueras de Philadelphia, el representante Ryan Costello del Partido Republicano tuiteó que la conducta de Trump le molestaba hasta lo más profundo.

Costello, quien optó por no buscar la reelección este año luego de dos períodos en el Congreso, dijo en una entrevista que los electores suburbanos que lo respaldaron y otros republicanos no regresarán al Partido Republicano mientras el partido gire en torno a Trump. “Sí y cuando los suburbios regresen de alguna manera a los republicanos, eso se basará en un conjunto de circunstancias políticas completamente diferentes a las que existen en este momento”, dijo.

Los resultados en Iowa, durante mucho tiempo un estado cambiante, reflejan la metamorfosis de ambos partidos. En 2008, Obama ganó 52 de los 99 condados del estado y ganó el estado por 5.5 puntos porcentuales. El martes, el candidato demócrata a gobernador de Iowa, Fred Hubbell, ganó en solo 11 condados de Iowa, pero obtuvo una mayoría más grande que Obama en el condado de Polk, que incluye a Des Moines, la ciudad más grande del estado. Perdió por tres puntos porcentuales contra el gobernador republicano Kim Reynolds.

La demócrata Cindy Axne, cuyo destino estuvo ligado a la parte más poblada del estado, le arrebató un escaño de la Cámara de Representantes al republicano David Young. Ella ganó solo uno de los 16 condados de su distrito, pero su margen de 30 mil votos en Polk fue lo suficientemente grande como para compensar las pérdidas sufridas en las zonas rurales del distrito. Gran parte del éxito demócrata en los suburbios se debe al gran atractivo que tiene el partido entre las mujeres educadas.

El Partido Republicano ha pasado años marginando a su ala centrista para emerger como un bastión conservador. Los demócratas aún se están abriendo camino en un viaje ideológico hacia la izquierda, lejos de la estrategia centrista empleada por Bill Clinton en los años noventa.

Antes de la campaña de 2016, el llamado del senador Bernie Sanders de Vermont para expandir el Medicare a todos los estadounidenses se consideró una idea marginal, de la que se mofaron por ser inverosímil.

De los 50 nuevos demócratas de la Cámara de Representantes declarados ganadores después de la elección del martes, 24 hicieron una campaña con la promesa de proporcionarle Medicare a todos, o al menos permitir que las personas tengan la opción de participar en el programa de atención médica del gobierno para los ancianos. De acuerdo con un análisis realizado por el Progressive Change Institute, un grupo de investigación liberal, 22 demócratas entrantes a la Cámara de Representantes apoyaron la expansión de la Seguridad Social.

A medida que los candidatos presidenciales demócratas de 2020 se involucren en el debate interno sobre la política de la atención médica, los líderes de los partidos deben decidir si enfatizan los llamados referentes a la economía o los temas sociales impulsados ​​por la identidad.

El senador demócrata Chris Murphy, de Connecticut, dijo el miércoles que el partido debe evitar verse arrastrado a una guerra cultural para que pueda resonar en un grupo más amplio de votantes preocupados por los temas considerados como el pan de todos los días.

Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en el Senado, de Nueva York, y la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de California, mantuvieron a los miembros del partido principalmente enfocados en los servicios médicos durante las campañas de mitad de periodo. Murphy dijo que tendrán que ser “trabajadores milagrosos” para mantener el enfoque en la economía durante lo que se espera sea una campaña presidencial muy enérgica.

“En 2020, vamos a tener que convencer a nuestras bases de que, por el mejor interés a largo plazo del país, deben centrarse en los intereses relacionados con los salarios en las campañas primarias”, dijo Murphy. “Tenemos que lograr que los votantes tengan una mentalidad donde su preocupación principal sea: ¿quién puede vencer a Donald Trump?”

Steve Phillips, fundador del grupo de defensa liberal Democracy in Color, dijo que los demócratas no pueden enfocarse en los suburbios educados, que son predominantemente blancos, mientras descartan las preocupaciones de los votantes negros e hispanos.

“Los demócratas solo han ganado la presidencia cuando han tenido un portaestandarte y una campaña que inspiró y movilizó a un gran número de personas de color y blancos progresistas”, dijo.

El martes, el Partido Republicano obtuvo grandes márgenes de victoria en ciudades pequeñas y condados escasamente poblados. El desafío del partido es que la población en esos lugares se está reduciendo.

En Missouri, Josh Hawley, el senador electo del Partido Republicano, ganó el condado de Ozark, que está a lo largo de la frontera sur del estado, por 51 puntos porcentuales. Se produjeron alrededor de cuatro mil votos el martes. Los datos del censo muestran que su población ha disminuido en más de 5% desde 2010, y 28% de sus residentes tienen 65 años o más.

En Georgia, la candidata demócrata a la gobernatura Stacey Abrams ganó el condado de Gwinnett, un condado altamente educado y diverso que se encuentra cerca de Atlanta, por aproximadamente 14 puntos porcentuales. Hace cuatro años, el gobernador del Partido Republicano, Nathan Deal, ganó en Gwinnett por 12 puntos cuando se reeligió.

Los resultados de Georgia --Abrams está rezagada por 65 mil votos de los 3.9 millones emitidos en una contienda que aún no se ha resuelto-- muestra cierta erosión en los bastiones del sur del Partido Republicano. Trump ganó en Georgia por 230 mil votos.

En Texas, los demócratas dijeron que la participación latina en la contienda senatorial del representante Beto O’Rourke demostró que los llamados a la base del partido son una mejor estrategia que tratar de ganarse a los ex republicanos. O'Rourke perdió ante el senador republicano Ted Cruz, pero redujo el margen de victoria del Partido Republicano de nueve puntos porcentuales en las elecciones presidenciales de 2016 a menos de tres.

La participación en Texas aumentó de 4.6 millones de votos en el semestre de 2014 a 8.2 millones de votos el martes. El aumento fue más marcado en el condado de El Paso, ciudad de donde procede O’Rourke, que es 83% hispano. En el último semestre, 79 mil 502 personas votaron en El Paso. El martes, más de 200 mil personas votaron en el condado, teniendo a aproximadamente tres cuartos apoyando al candidato local.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 08/11/2018

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