3 de dic. (Dow Jones) -- En la industria automotriz están surgiendo disputas sobre quién debería afrontar los costos que implican los aranceles, lo que ha provocado un nuevo estrés en la cadena de suministro de la industria.

A principios de este año, Pierburg US, un fabricante de piezas usadas en la camioneta de carga Ford F-150 y el vehículo deportivo utilitario Jeep Wrangler, demandó a uno de sus proveedores por las tarifas impuestas este año por la administración de Trump. Ambas partes han estado en el negocio durante al menos 20 años.

Pierburg alegó que la negativa del proveedor de enviarle motores eléctricos desde China hasta la fábrica de Pierburg en Carolina del Sur, a menos que pagara el 25% del costo arancelario en su totalidad, era una “extorsión”.

El no entregar las autopartes podría provocar el cierre de varias plantas automotrices y “hundir a la industria automotriz en un caos completo”, dijo Pierburg en documentos presentados ante el tribunal.

El proveedor desestimó las afirmaciones de Pierburg calificándolas de “retórica hiperbólica”, argumentando en su respuesta a la corte que no tenía ninguna obligación contractual de enviarle las piezas al precio previo a la imposición del arancel, debido a la “naturaleza inesperada y efecto monumental de la actual guerra comercial”.

La cadena de suministro automotriz es una red global compleja de negocios interdependientes que van desde pequeños fabricantes familiares con sede en el corazón de Estados Unidos, hasta grandes empresas de autopartes que cotizan en el extranjero, todas trabajando al unísono para mantener a los automóviles saliendo de la línea de ensamble.

Las tarifas arancelarias de la administración de Trump han conducido a precios más altos del acero y el aluminio, y han encarecido la importación de las autopartes de fabricación china, como motores eléctricos y las pantallas ampliamente utilizadas en automóviles armados en Estados Unidos. Los costos relacionados con los aranceles aumentan los gastos y reducen las ganancias de los grandes y pequeños actores de la industria automotriz, y hacen que algunas compañías luchen contra sus socios para ver quién paga los platos rotos.

“Afectó a toda una industria que tiende a pensar en plazos de seis a siete años y que no maneja bien las sorpresas a corto plazo”, dijo Joern Buss, socio enfocado a la industria automotriz en la firma consultora, Oliver Wyman.

Un juez rechazó la solicitud de Pierburg de forzar los envíos del proveedor, una unidad de Johnson Electric Holdings con sede en Hong Kong. Pierburg, una división de la alemana Rheinmetall, está pagando el arancel bajo coacción mientras considera sus opciones legales, dijo una persona familiarizada con el caso. Los documentos del tribunal muestran que la empresa ha solicitado la realización de un juicio. Las empresas se negaron a comentar sobre el tema.

Un vehículo típico está compuesto por aproximadamente 30 mil autopartes, y las compañías automotrices trabajan, en promedio, con cientos de proveedores a la vez por cada línea de modelo, ya sea comprando componentes directamente o contratando su suministro más lejos en la cadena de suministro. Miles de contratos individuales describen en detalle los pedidos de piezas, las fechas de entrega y los precios, y muchos de ellos se acuerdan meses e incluso años antes.

“Existe la idea de que estos costos fluyen eficientemente en la cadena de suministro y que son reflejados en los clientes con una etiqueta bonita y ordenada que prácticamente dice ‘arancel Trump’”, dijo John Trentacosta, un abogado de Foley & Lardner en Detroit que representa a los proveedores. “Realmente no sucede así en la cadena de suministro automotriz. Estos se están atascando en algún lugar del camino”.

Funcionarios de la Casa Blanca no respondieron a las solicitudes para que dieran sus comentarios al respecto.

Resulta difícil determinar el costo de los aranceles porque algunas partes cruzan la frontera estadounidense varias veces antes de ser instaladas en un automóvil, enturbiando así las líneas de lo que es contenido “nacional”. Además, aunque gran parte del acero utilizado en la fabricación de automóviles es de origen estadounidense, la industria automotriz sigue pagando más debido a que el arancel de 25% impuesto en junio a las importaciones hizo que los fabricantes nacionales de acero aumentaran sus precios en una cantidad equivalente.

Es probable que el acuerdo de libre comercio en América del Norte firmado oficialmente en la Cumbre de los 20 países más desarrollados del mundo el pasado fin de semana entre Estados Unidos, Canadá y México agregue más complejidad, lo que obligaría a las automotrices a construir una mayor parte del contenido de un vehículo en América del Norte y con trabajadores con salarios más altos para evitar los aranceles. Analistas dijeron que las nuevas reglas obligarán a las automotrices y a los proveedores a reconfigurar sus cadenas de suministro, lo que probablemente aumente los costos y afecte sus beneficios.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                    

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Fecha de publicación: 03/12/2018

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